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20 de Diciembre del 2023
Ideas
Lectura: 5 minutos
20 de Diciembre del 2023
Milagros Aguirre

Editora y escritora

Enfermedad sin remedio
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Nada que hacer. Cuando el cáncer se vuelve metástasis ya no hay forma de extirpar el tumor. Está por todos lados, por donde regresen a ver, por lugares insospechados y por donde se pasea el poder, por las hendijas de la miseria y de la ambición.

¿Cuál será el remedio para curar al país enfermo de esta metástasis? ¿Se podrá hacer una cirugía? ¿O la cura será apenas una aspirina para el dolor y para el olvido? Este caso, con semejante nombre, mostraría que el embarre es generalizado en el país: su clase política, los jueces de sus cortes, la policía, los abogados, los generales, los candidatos, los mandos medios, los mandos altos, los que están en las cárceles y los que están sueltos, los que menos se puede uno imaginar. Parece que nadie se salva. Ni los que parecían buenos y honestos. No se salvan los que se decían de manos limpias ni tampoco los que iban a combatir la corrupción.

Nada que hacer. Cuando el cáncer se vuelve metástasis ya no hay forma de extirpar el tumor. Está por todos lados, por donde regresen a ver, por lugares insospechados y por donde se pasea el poder, por las hendijas de la miseria y de la ambición. En las alturas están algunos de los que mandan, luego ellos tienen a sus capos o patrones y estos, a sus segundos y terceros, y en su cuarto nivel, miles de gentes armadas —muchos de ellos niños gatilleros pobres, producto de la pobreza y violencia estructural— que no tienen empacho en disparar, que ejecutan órdenes, que extorsionan o que siembran el terror a conveniencia.

Desde hace casi dos décadas tenemos semanalmente un escándalo que se olvida con otro escándalo, una denuncia que se tapa con otra denuncia, un muerto que se olvida con otro muerto. Y ya poco importa si son unos u otros los involucrados, los cabecillas, los cómplices

La plata que proviene de sus negocios ilícitos es capital de otros negocios que parecen lícitos. Algo de esa plata se lava y circula con normalidad, pasa por la banca y por el comercio y por las empresas y por los negocios y también por las coimas, por la contratación pública, por las coimas. Con la cantidad de plata que mueven (mucho más dinero que el presupuesto del Estado) todo lo compran: jueces, policías, fiscales, militares, aduanas, hospitales y hasta almas desprotegidas. Por eso se han visto las ferias de habeas corpus u otras decisiones judiciales por las cuales son liberados los capitos, los patroncitos o sus familias y amigos involucrados en truchos negocios; por eso se ha visto, desde hace muchos años ya, como ciertas actividades ilícitas se desarrollan a vista y paciencia de quienes deben cuidar que eso no pase:  cuando se encuentra un laboratorio o se llega a un río donde ha habido minería, se encuentra la maquinaria, pero no a sus responsables, custodios o trabajadores. El soplido de alguno alcanza a los involucrados y la justicia no llega nunca. Es el cuento de nunca acabar.

Algunos de los personajes nombrados en los famosos chats ya no están vivos para saber más de esas malas novelas policiales. Por más que se esmeren ahora en contarnos una vez más acerca de las estructuras criminales en el país, de las mañas del poder y hasta donde alcanzan los tentáculos, es de esperarse que no pase nada, que se olvide, que un clavo saque a otro clavo. Sí. Siempre que pasa, sucede lo mismo. Lamentablemente pronto se olvidarán los chats ahora revelados como se han olvidado los papeles de Pandora, los papeles de Panamá, los casos con pomposos nombres como Sobornos, Las Torres, León de Troya, Encuentros y una interminable lista de procesos que han quedado y quedarán en la impunidad. Desde hace casi dos décadas tenemos semanalmente un escándalo que se olvida con otro escándalo, una denuncia que se tapa con otra denuncia, un muerto que se olvida con otro muerto. Y ya poco importa si son unos u otros los involucrados, los cabecillas, los cómplices. Lo cierto es que el año termina con más de siete mil muertes violentas. Y parece mejor cerrar los ojos, hacerse de la vista gorda, caminar sin mirar atrás y desearnos, sin más, una feliz Navidad y un próspero Año Nuevo con los mejores deseos para el 2024, porque para la catastrófica y dolorosa enfermedad del país, parece que lo mejor es la anestesia, la morfina, la indiferencia.

[PANAL DE IDEAS]

Manari Ushigua
Alfredo Espinosa Rodríguez
Fernando López Milán
Aldo Lorenzzi Bolaños
Alexis Oviedo
Rodrigo Tenorio Ambrossi
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