
“Un mentira repetida mil veces se convierte en verdad” es una fórmula que se atribuye a Joseph Goebbels y es también la ratificación de su propia afirmación. Goebbels nunca dijo eso. La expresión se repitió mil veces y se convirtió en verdad. Lo que realmente dijo fue que “mientras Inglaterra y Rusia alegan que los alemanes abolimos la libertad de expresión, al mismo tiempo envían mentira tras mentira al mundo, y tanto mienten que ya no sabemos cuál es la verdad”. Lo dijo el 5 de octubre de 1941 en una columna publicada en el periódico Das Reich. Joseph Goebbels fue el ministro de la Propaganda de Adolf Hitler entre 1933 y 1945.
La propaganda es la divulgación de información, ideas u opiniones de carácter político o religioso, mientras que propagar es hacer llegar esa información u opinión desde un punto a todas partes.
Propagar una mentira es mentir. Pero si se dice la mentira sin conocimiento de su falsedad entonces solo se está coincidiendo u opinando. En este caso, la mentira es igualmente vil pero no envilece al propagador.
El conocimiento verdadero se distingue de la opinión, según Platón. El conocimiento pasa por varios grados de perfeccionamiento que arrancan en los objetos físicos y llegan a las ideas. El nivel más bajo de conocimiento es la opinión que tenemos sobre esas ideas. No es lo mismo mirar en persona a un caballo real que aprender a través de opiniones sobre un caballo en un dibujo.
Hay malos dibujos sobre la realidad. Que la tierra es plana, que las vacunas son perjudiciales, que las sociedades secretas, que los gobiernos, que la política. Así todo podría tener su propia interpretación según el intérprete. Sin embargo a principios del siglo XIX aparece el método científico para dar forma a lo que dijo Platón tres siglos antes de nuestra era: la opinión es engañosa y la única forma de tener conocimiento confiable es observando sistemáticamente, midiendo, experimentando y analizando.
Hay una reiterativa hipótesis falsa cada vez que se acerca una elección. Que tal candidato es por anticipado el ganador, que tales partidos tendrán tal número de escaños en el Legislativo, que tal líder es quien tiene mayor intención del voto. Todo esto se repite tantas veces que se convierte en una verdad popular, en una opinión generalizada y por tanto engañosa. A todos nos gusta arrimarnos al ganador y, debido a esta tendencia ilusoria, terminamos favoreciendo a ese candidato o partido.
La verdad es que Ecuador tiene un voto altamente indeciso. Ahora mismo se calcula que podría bordear el 80%. Los ecuatorianos nos decidimos a una semana o dos de las elecciones. Entonces ¿cómo es posible que haya un candidato, un partido o un líder en la segunda vuelta electoral o festejando su triunfo? Esa es una opinión enteramente engañosa, que ha sido repetida miles de veces y por la repetición se puede convertir en verdad.
Los timadores de la política se frotan las manos mirando a muchos analistas, columnistas, profesores universitarios serios que han adoptado como propia esta mentira y cómo la reproducen a favor de los propagadores de estos bulos ideológicos.
Los timadores de la política se frotan las manos mirando a muchos analistas, columnistas, profesores universitarios serios que han adoptado como propia esta mentira y cómo la reproducen a favor de los propagadores de estos bulos ideológicos. Entre todos, mentirosos e inocentes, se está repitiendo una mentira que solo favorece a los estafadores si buscan convertirla en verdad. ¿Esto quiere decir que las encuestadoras mienten? No, quiere decir que los cálculos proyectan el 20% de electores decididos y no al total porque los demás no se han resuelto todavía. La proporción real de ese porcentaje en comparación con el universo de la muestra pondría a todos los aspirantes por debajo de una cifra en la intención del voto y muy cerca de la línea de arranque. Así todos tienen en este momento entre 3% y 6% de intención real del voto. ¿Por qué? Porque el cálculo no tomó en cuenta al 80%, sino a una quinta parte del total. Pero esto no se dice porque no resulta divertido, pero es la verdad fría, despojada de toda interpretación subjetiva. Es más, con esa distancia estadística todos los aspirantes empatan. Qué aburrido.
Una verdad nacida de una mentira repetida mil veces es una también mentira que se repitió y que se atribuyó a Goebbels. La frase fue siempre una mentira, pero nos la creímos después de tanto decirla.
Nadie ha ganado las elecciones, ni tiene su pasaje comprado a la segunda vuelta electoral. Esa es una mentira que intentan repetirla para imponernos una falsa tendencia o un candidato, de la misma forma que se impuso como verdad una frase que Goebbels nunca dijo.
@ghidalgoandrade
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