Abogado y director ejecutivo de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo
Se acusa al ecuatoriano de tener memoria cortoplacista. Este mal, de ser cierto, se torna más peligroso cuando se aproxima un proceso electoral. Pero más grave y peligroso resulta el desconocimiento, en un momento en que la gran mayoría de votantes son adolescentes y jóvenes que no vivieron o no recuerda los 25 primeros años de este período democrático del país. Hemos escuchado que “aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”, así esta columna, durante las próximas semanas, se enfocará en recordar a los lectores de Plan V algunos sonados casos de corrupción de los 80 y 90. Por si acaso aparezcan en las próximas elecciones algunos de sus protagonistas, buscando el favor popular.
* * *
A inicios de los 90, los quiteños disfrutábamos comer dulces y chocolates de una reconocida marca: Flores y Miel. En la misma época, específicamente en 1992, Sixto Durán-Ballén ganaba las elecciones y accedía a la Presidencia de la República en su tercer intento, de la mano de Alberto Dahik como vicepresidente.
En agosto de 1994, el diputado socialcristiano Xavier Neira denunció la existencia de tráfico de influencias en favor de una nieta del presidente, Enma Paredes Durán-Ballén, quien tramitó y recibió un préstamo de la Corporación Financiera Nacional (CFN) por más de ochocientos mil dólares (recordemos que para entonces el sucre seguía aún siendo la moneda oficial del país) para supuestamente comprar maquinaria y mejorar así la producción de la empresa de dulces Flores y Miel. Ella era, además, sobrina del Canciller en ese momento, Diego Paredes Peña. En la denuncia se incluyó también a la hija del presidente y madre de la acusada, Susana Durán-Ballén, por supuestamente haber intervenido de manera directa en el proceso de aprobación del préstamo en un tiempo récord de unos pocos días.
Reportes de medios de la época, aseguran que la maquinaría estuvo en la fábrica el tiempo necesario para que los peritos de la CFN la tasaran, y cumplan así con el formalismo previo.
Aunque el préstamo había sido otorgado a Paredes Durán-Ballén como accionista de Flores y Miel, se denunció que dicha empresa ni siquiera estaba constituida legalmente y que obtuvo su personería jurídica después de realizado el desembolso que, además, fue a parar en otra empresa, Irandina, de propiedad de sus suegros, Galo Anda y Elba Carreño.
Con acciones judiciales en marcha, Fabián Anda, nieto político de Durán Ballén, dejó el país en diciembre de 1994 a bordo del avión presidencial junto al presidente, quien viajaba a Florida a la primera Cumbre de las Américas. El avión era grande y había asientos vacíos.
Pero resulta que Irandina no era cualquier empresa. Se trataba de una “financiera fantasma”, que se había declarado en quiebra, y cuyos responsables habían sido denunciados por estafa por más de 100 afectados que habían entregado sus ahorros, sobre los que recibirían una atractiva tasa del 8% mensual. Los medios de comunicación de la época difundieron entrevistas a los afectados, entre los cuales se encontraban jubilados quienes relataron haber entregado sus recursos directamente a la nieta de Durán-Ballén o a sus suegros, en un despacho de la mencionada empresa, recibiendo a cambio cheques correspondientes a los intereses que fueron devueltos por las instituciones financieras nacionales. Se empezó a especular entonces que los fondos obtenidos de la CFN habían servido para pagar las obligaciones de la financiera con sus acreedores.
Por su parte, los ejecutivos de la CFN salieron al paso y aseguraron que el préstamo se tramitó legalmente, cumpliendo con todas las formalidades requeridas. El presidente y varios políticos de su partido rechazaron las denuncias socialcristianas, afirmando que todo era obra de la oposición que buscaba afectar la honra de Durán-Ballén. No obstante, conforme los medios difundían más detalles, el discurso oficial mutó y se limitó a afirmar que el caso sería investigado a profundidad, hasta las últimas consecuencias. “Caiga quien caiga” se repetía una y otra vez. Después se llegó a afirmar que un presidente no era responsable de lo que hagan sus familiares. Cuando el escándalo adquirió grandes dimensiones, la CFN exigió la devolución del dinero del crédito y procedió judicialmente a solicitar el embargo de Flores y Miel, así como bienes de la familia Anda Carreño.
La Fiscalía reaccionó tarde solicitando la prisión preventiva. Para entonces se supo que la nieta del presidente y sus suegros, estaban ya en Estados Unidos. Habían salido cuando la situación de Irandina se hizo insostenible, algunos meses atrás. Sin embargo, la acción penal involucró también al esposo de Enma Paredes, Fabián Anda Carreño, quien además resultó ser asistente de la agencia que la estatal petrolera, Petroecuador, mantenía en Houston, Texas.
Con acciones judiciales en marcha, Fabián Anda, nieto político de Durán Ballén, dejó el país en diciembre de 1994 a bordo del avión presidencial junto al presidente, quien viajaba a Florida a la primera Cumbre de las Américas. El avión era grande y había asientos vacíos.
Como en la gran mayoría de casos de corrupción, poco se sabe del desenlace de la historia. Pero esta en particular, presenta elementos similares a casos que los ecuatorianos hemos conocido en los últimos años.Sin embargo, debemos tener claro que la corrupción no es algo nuevo, ni corresponde solo a la última década. Lamentablemente es un fenómeno constante y estrechamente vinculado con el poder y los recursos públicos. Recuerden, “aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla”.
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