
Profesor universitario, analista político y económico. Escribe para varios medios en América Latina.
Es irónico que el barón Paul Thity D`Holbach se encuentre enterrado en una tumba anónima frente al altar mayor en la iglesia de Saint-Roch. Y que además sea el único lugar en el que sus restos pudieron permanecer a pesar de las profanaciones durante la Revolución Francesa primero y luego durante la Comuna de París. Es irónico porque fue uno de los hombres radicales de la Ilustración. El otro es Diderot. Actuaron convencidos que el ateísmo y la aceptación de la falta de sentido de la existencia del hombre serían piedras angulares de la utopía racionalista.
D`Holbach escribió El cristianismo desenmascarado en el cual ataca al cristianismo y en Sistema de la naturaleza plantea una visión del mundo que no tenga como fundamento “mitos antiguos” atacando de forma directa la fe y la hermenéutica de los textos sagrados cristianos como fuente de conocimiento y la verdad. Pensar en la Edad Media como una época obscura se remonta a la ilustración. De ahí que la opinión peyorativa del medioevo se fundamenta en ciertos estereotipos que se ha difundido a nivel popular sobre un período de la historia que se extiende durante casi 1000 años.
La Edad Media es la cristiandad. Es popular pensar en una época de ignorancia a pesar de que en esa época en la que se fundan las primeras universidades bajo el auspicio de la Iglesia. Por ejemplo la Universidad La Sorbonne, fundada por un miembro del clero que era capellán del rey de Francia, Luis IX. La Universidad de Bolonia (Italia), Universidad de Oxford (Reino Unido), Universidad de Cambridge (Reino Unido), Universidad de Salamanca (España). Las universidades medievales son instituciones abiertas sin pretención elitista. Al contrario, buscan acercar a la verdad a la mayor cantidad de gente posible pues el cristianismo hace de la razón una facultad propia de los hombres. Son los clérigos medievales quienes copiaron y tradujeron los textos clásicos que luego llegaron a manos de los pensadores de la ilustración.
Contrario a lo que se suele pensar el rey no tenía un poder sin límites. Era fiscalizado por la nobleza. No existía esclavitud y las relaciones estaban marcadas por leyes. La esclavitud se daba en pueblos musulmanes y se dio más adelante en la historia con los colonialismos de la Edad Moderna.
Otro error es pensar que solo a partir del Renacimiento se cultiva las ciencias, el arte y las letras. Dice Ernst Robert Curtius: “El hombre «moderno» tiende a sobrestimar las artes plásticas porque ha perdido el sentido de la belleza inteligible que tenían el neo-platonismo y la Edad Media”. La Edad Media es una época de esplendor de la belleza puramente inteligible. Umberto Eco escribió también al respecto: “Está claro que en la Edad Media existe una concepción de la belleza puramente inteligible, de la armonía moral, del esplendor metafísico, y que nosotros podemos entender esta forma de sentir solo a condición de penetrar con mucho amor en la mentalidad y sensibilidad de la época”. Las catedrales europeas y todo lo que bajo ellas habita son las mejores evidencias de lo que dice Eco y Curtius.
A propósito de la mujer en la Edad Media, la historiadora medievalista Régine Pernoud (Francia 1909-1998) en su obra “La mujer en el tiempo de las catedrales” expone como la mujer medieval goza de un estatus social superior al que luego tendría en la época clásica y en una parte de la época moderna. Ocupa cargos políticos, eclesiásticos, intelectuales, etc.
Contrario a lo que se suele pensar el rey no tenía un poder sin límites. Era fiscalizado por la nobleza. No existía esclavitud y las relaciones estaban marcadas por leyes. La esclavitud se daba en pueblos musulmanes y se dio más adelante en la historia con los colonialismos de la Edad Moderna.
Es una ardua tarea de historiadores desmitificar la Edad Media. Pero tomará muchas generaciones que sea popular. Mientras tanto las acusaciones hacia quienes hacemos parte de la resistencia al plan de reingeniería social que propone el progresismo aparecen por todo lado como un vendabal que se apura a cerrar violentamente, frente a nuestras narices, una puerta en la que cuelga un letrero que dice “gente de mentalidad medieval”.
Al final queda cada vez más claro que entonar Requiem Aeternam Deo en nombre del avance de la ciencia y la cultura nos lleva a una verdadera época obscura, bajo la dictadura del relativismo filosófico.
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