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24 de Marzo del 2022
Ideas
Lectura: 6 minutos
24 de Marzo del 2022
Patricio Crespo Coello

Consultor de organismos internacionales en temas de fortalecimiento de capacidades, políticas públicas, procesos educativos y de gestión ambiental. Con estudios de filosofía y antropología y autor de publicaciones sobre temáticas ambientales.

Gloria a Ucrania: ¿lo que Occidente necesitaba? (4)
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Hay tres escenarios que cambiarían completamente el panorama: una radicalización de China a favor de Rusia; una deriva de la guerra hacia los países de la OTAN con el riesgo de una conflagración mundial; o, una división creciente al interior de Europa por las dificultades que ocasionarán las sanciones, en especial en lo que se refiere a la dependencia energética.

La unidad transatlántica, durante el período de Trump, estuvo seriamente afectada. El presidente francés, Emmanuel Macron, llegó a afirmar que la OTAN se encontraba en “muerte cerebral”. Las democracias occidentales acumularon durante los últimos 25 años una serie de problemas en torno a su legitimidad y a su capacidad para resolver los problemas de la gente. La crisis económica global del 2008; la crisis de la deuda en la eurozona que se inició con Grecia en el año 2009; el Brexit que arrancó con el referéndum en Inglaterra del año 2016; la errática gestión de la pandemia en EEUU.

Por otra parte, los movimientos políticos y sociales antisistema, de diversas tendencias y en representación de múltiples colectivos, adquirieron una notable presencia. Había en el ambiente un marcado escepticismo sobre las virtudes de la democracia liberal.

EEUU cedió su liderazgo. Mostró debilidad al salir de Afganistán a fines del 2021. En el último período, la tasa inflacionaria que llegó al 7,9%, solo comparable con tasas inflacionarias de hace 40 años, y provocó que la popularidad de Biden cayera en picada. Pero su situación no fue mejor a la de Boris Johnson que estuvo a punto de ser destituido porque organizara unas cuantas fiestas nada menos que en Downing Street, su residencia oficial. Y Europa perdió a una notable líder, Ángela Merkel.

Durante todos estos años, China se ubicó como la segunda potencia mundial, y mostró una alta capacidad para mantener a la pandemia bajo control. Desde esta perspectiva, fue China la que destronó a Rusia de su sitial de poder alternativo al norteamericano.

Hay tres escenarios que cambiarían completamente el panorama: una radicalización de China a favor de Rusia; una deriva de la guerra hacia los países de la OTAN con el riesgo de una conflagración mundial; o, una división creciente al interior de Europa por las dificultades que ocasionarán las sanciones

Y es en este contexto en el que Putin invade Ucrania, posiblemente considerando que era el momento oportuno para asestar un duro golpe al expansionismo de la OTAN, dadas las debilidades notorias de Occidente, de la fortaleza de China y de las profundas diferencias políticas y económicas entre los países europeos y de éstos con EEUU. Putin seguramente pensó que era la coyuntura perfecta para que una alianza euroasiática tome la posta del poder mundial por medio de una victoria contundente contra Ucrania.

¡Qué grave equivocación de la Federación Rusa! La invasión produjo un efecto aglutinante en todas las democracias occidentales, generó un consenso entre los países de la Unión Europea con un claro fortalecimiento de la OTAN. Un reposicionamiento del liderazgo de EEUU como la potencia mundial indiscutible. Los países europeos abandonaron, en parte, sus diferencias y mostraron un frente común. Y las transnacionales cerraron filas alrededor de esta alianza política, militar y económica.

La unidad transatlántica ahora es más fuerte que nunca. Demócratas y republicanos se alinean con el presidente Biden. El sorprendente liderazgo del Volodímir Zelenski, frente a un Putin aislado y condenado por la comunidad mundial, así como la rapidez y la contundencia de las sanciones económicas sin precedentes contra la Federación Rusa, presagian un panorama desolador para Rusia.

Pero el costo de este reposicionamiento de Occidente lo asume Ucrania. Una diáspora de más tres millones y medio de personas en apenas un mes, miles de muertos y ciudades arrasadas. Con cinismo en el análisis, en este fortalecimiento de las democracias occidentales y del liderazgo global de EEUU y de Europa, ¿hasta podría convenir que el conflicto se dilate? De esta forma la Federación Rusa se debilita, el liderazgo de Putin se erosiona, las sanciones cobran fuerza y la resistencia de Ucrania se fortalece gracias al apoyo de la OTAN. Si el proceso de la guerra sigue como hasta ahora, Putin podría salir derrotado en el plano militar. Y los grandes triunfadores de este conflicto serían Ucrania, la OTAN y, particularmente, los EEUU. Incluso en el caso de que la Federación Rusa logre una victoria militar en Ucrania y coloque un gobierno títere, las consecuencias para Rusia serán desastrosas.

Sin embargo, en esta predicción (¿una predicción no es más que una proyección de deseos?), no se incluyen tres escenarios que cambiarían completamente el panorama: una radicalización de China a favor de Rusia; una deriva de la guerra hacia los países de la OTAN con el riesgo de una conflagración mundial; o, una división creciente al interior de Europa por las dificultades que ocasionarán las sanciones, en especial en lo que se refiere a la dependencia energética. En tales escenarios todo puede pasar.

No obstante, hasta la fecha, la OTAN se mantiene unida. Después de todo, los ciudadanos de Ucrania dan su vida por los valores que Occidente dice defender. Si un ciudadano ruso usa públicamente términos como “invasión” o “guerra”, las autoridades lo encarcelan hasta por 15 años. Los luchadores antisistema que combaten en las calles contra el capitalismo y contra la democracia liberal, acaso se pregunten acerca de qué tan detestable es la sociedad en la que viven.

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