
Consultor de organismos internacionales en temas de fortalecimiento de capacidades, políticas públicas, procesos educativos y de gestión ambiental. Con estudios de filosofía y antropología y autor de publicaciones sobre temáticas ambientales.
El presidente Zelenski abrió tres ventanas de negociación. La primera, eliminar de la agenda la adscripción a la OTAN; la segunda, establecer un estatus de neutralidad; y, la tercera, excluir la instalación de misiles nucleares en el territorio de Ucrania. El presidente condicionó estas opciones con un referéndum y con una garantía de defensa internacional del territorio de Ucrania. Todavía está por verse el reconocimiento de la anexión de Crimea y la definición de un estatuto especial para las provincias de Donetsk y Lugansk, dos demandas adicionales del Kremlin.
Por el lado de la Federación Rusa, los pronunciamientos de los últimos días han sido de los mandos militares, no de Putin. Primero para afirmar que la intervención militar se concentrará en el Dombás y, luego, para sostener que se pondrá fin al asedio contra las ciudades de Kiev y de Chernihiv. Los pronunciamientos de Ucrania y de Rusia permiten vislumbrar un ambiente de inicial distensión. Ojalá sea así. Pero, al mismo tiempo, Rusia incrementó los bombardeos precisamente en Kiev y en Chernihiv. ¿Se trata solamente de una guerra psicológica para desmoralizar a la población?
Sin embargo, en este contexto sería deseable una desescalada de la retórica y de las sanciones por parte de la OTAN y particularmente de EEUU, sin caer en el juego de Putin y en sus mentiras, pero quizás apoyando los pronunciamientos de acercamiento del presidente Zelenski. Puede ser el momento oportuno para lograr un acuerdo que permita un equilibrio en lo que podría ser un nuevo orden internacional, un tanto diferente al que se constituyó luego de la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra Fría.
La tenaz resistencia de Ucrania, con el apoyo de la OTAN, habría logrado mantener la soberanía territorial y el orden político legítimamente constituido. Por su parte, Putin podría presentarse en su país y en el mundo entero como un líder victorioso que impidió que Ucrania se incorpore a la OTAN. Putin podría afirmar que ahora la Federación Rusa es más segura.
De lograrse un ambiente de distensión, cabe preguntarse, ¿cómo puede ser esto posible? Y la hipótesis del presente artículo se enfoca en el rol que ha tenido China. O en el rol que no ha tenido, pues puede ser más importante la inacción que una acción decidida.
Al parecer, para beneficio del mundo entero, la unidad militar y estratégica entre Moscú y Pekín no es tan sólida como podría creerse. El gobierno chino planteó que se debe respetar la soberanía territorial de todos los países, en un claro pronunciamiento contra la invasión en Ucrania. Aunque también condenó las sanciones de Occidente contra Rusia.
La prudente y hasta cierto punto pacifista posición geopolítica de China en el presente conflicto, limita las posibilidades de un escalamiento de la guerra. China, a diferencia de Europa y de EEUU, ha mantenido una alta dosis de equilibrio
La prudente y hasta cierto punto pacifista posición geopolítica de China en el presente conflicto, limita las posibilidades de un escalamiento de la guerra. China, a diferencia de Europa y de EEUU, ha mantenido una alta dosis de equilibrio. Quizás porque su gran éxito económico está íntimamente vinculado al libre comercio con las grandes potencias occidentales, pese a que su tradición geopolítica y militar está más asociada a Rusia.
Estos aliados muestran una interesante asimetría. Rusia, debilidad económica, pero una poderosa fuerza militar; China, en cambio, una gran fortaleza económica, y una fuerza militar en crecimiento. La Federación Rusa no debería considerarse el brazo armado del gigante asiático. Si China apoyaba militarmente a Rusia en su invasión a Ucrania, el escenario habría sido muy diferente.
El mundo se encuentra en un frenesí. Algo así como en una ebullición de las voluntades. Los discursos están plagados de “determinación”, de orgullo nacional, de expresiones de valor guerrero. La guerra en sí misma implica un despliegue de voluntades, de acciones.
Wu wei, de la filosofía china, puede ser comprendido como “no acción”. O, en el Tao Te Ching atribuido a Lao-Tsé, como voluntad menguante o como acción decreciente. Confucio propuso que un soberano sabio hace más quedándose tranquilo en su palacio, ordenando sus aposentos y viviendo en virtud, antes que en una acción febril fuera del palacio para un supuesto beneficio de los súbditos.
Quizás hay que seguir el ejemplo de China. Disminuir la retórica, hacer menos, como una forma de la pacificación, ahora que se ha abierto una ventana de negociación. Después de todo, Zelenski ofrece los cambios que la Federación Rusa demandó y que usó como justificación para la guerra. En la actual coyuntura, “menos es más”.
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