
Cuando una nación está en crisis, el FMI la exprime hasta la última gota. Prenden fuego, hasta que finalmente la caldera explota. Han condenado pueblos a la muerte. No les preocupa si la gente vive o muere. Las políticas socavan la democracia.
Joseph Stiglitz, Premio Nóbel de Economía
Tú no elegiste el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. Esto es plutocracia.
José Saramago
9 de octubre de 2019, 3 P.M, las hordas rebeldes indígenas se confunden en una sola masa con estudiantes, sindicalistas y personas de clase media, forman un caudal impetuoso, descontrolado. Avanzan a lo largo de las avenidas más importantes de Quito, se han tomado el centro histórico revestidas de un empuje solo comparable al que presenciamos en la caída de Mahuad. El movimiento indígena vuelve a ser la brújula política, el motor de la historia, ahí está la lucha de clases mil veces ninguneada por el discurso oficial.
La noche del 7 de octubre, en cadena nacional, apareció el presidente Lenín Moreno, nervioso y titubeante con un fondo negro, junto a él se encontraban cuatro militares y su vicepresidente. Supongo que la idea era generar algún tipo de temor a las cientos de miles de personas que habían salido a las calles en todo el país pidiendo la derogatoria del decreto 883. Moreno intentó transmitir seguridad en sus palabras, su tono de voz poco elocuente y desgarbado solo reflejaba uno de los momentos más dramáticos de su gobierno, tal vez el último.
Se había resguardado en Guayaquil, huyó de Quito, solo tenía el respaldo de los mass media y un tímido apoyo de las inefables fuerzas armadas, eso sí gozaba de una alta popularidad dentro de las élites económicas que apoyaban su decisión “valiente” de subir la gasolina y el diésel.
¿Cómo se gobierna un país sin respaldo popular, solo teniendo el apoyo del Ejército, la prensa y los grandes empresarios? ¿Es posible? Sí pero con un costo social altísimo y generando caos económico, se calcula que para éste año la economía ecuatoriana decrecerá en un 2%. Los mismos empresarios calculan en 120 millones de dólares las pérdidas diarias por ésta gigantesca movilización (fuente CNN).
¿Cómo llegó Moreno hasta el pozo de la Historia? Sencillo, siguió al pie de la letra las recetas económicas del FMI y tomó una de las medidas económicas más complejas y generadoras de pobreza en la población eliminando el subsidios a gasolina y diésel.
¿Cómo llegó Moreno hasta el pozo de la Historia? Sencillo, siguió al pie de la letra las recetas económicas del FMI y tomó una de las medidas económicas más complejas y generadoras de pobreza en la población eliminando el subsidios a gasolina y diésel. Además se fue en contra de derechos laborales, que son inalienables, al disminuir las vacaciones de los trabajadores del sector público de treinta a quince días y al suprimir un día de sueldo en el sector público donde laboran médicos, profesores, policías y personal administrativo del demonizado Estado.
La guerra informativa en contra de los subsidios merece un análisis mucho más frío, los subsidios económicos pueden ser útiles si forman parte de políticas integrales. Por ejemplo Estados Unidos subsidia el 40% de su producción agrícola a través de la eliminación de aranceles a la importación de maquinaria e insumos para el agro. En el caso ecuatoriano mientras el Estado no se haga cargo del transporte y la distribución de la producción de bienes de primera necesidad y mientras no se municipalice el transporte urbano, resulta un error grave eliminar el subsidio a la gasolina y al diésel
The Guardian publicó el resultado de algunas investigaciones científicas sobre los efectos económicos en 130 países que siguieron los condicionamientos del FMI durante el período 1980-2014. El artículo describe la secuela devastadora, totalmente regresiva de las políticas de ajuste en estas naciones donde aumentó la brecha entre ricos y pobres generándose más conflictividad social y política. Ésto ya lo vivimos con Hurtado, Febres Cordero, Bucaram, Durán Ballén, Mahuad y Gutiérrez.
La firmeza de la CONAIE para articular su resistencia nacional contrasta con la pobreza argumentativa del gobierno que nuevamente ha acudido a la manida dicotomización entre correístas y anticorreístas, echándole toda la culpa al correísmo. Intentando deslegitimar una protesta telúrica y removedora, tal vez demasiado catártica pero necesaria, los indígenas son los que producen nuestros alimentos y les debemos respeto, por eso desentona y queda en ridículo la declaración regionalista y racista del sempiterno candidato a la presidencia Jaime Nebot que amenazó a los indígenas movilizados diciéndoles que no vayan a Guayaquil, que se queden en el páramo. Leonidas Iza, dirigente de la CONAIE, refutó con ironía: sí, vamos a seguir en el páramo, cuidando el agua, pero usted nunca será presidente de la república.
El panorama es incierto y desolador pero la fortaleza a prueba de bala y gas lacrimógeno de nuestros indígenas son una brisa vivificante, son un ejemplo épico para una sociedad mestiza desmovilizada que nuevamente recibe una lección histórica: no se puede confiar en el FMI ni en ningún recadero de esta tenebrosa institución.
Si Moreno decidió claudicar al plan económico que propuso en campaña para convertirse en un empleado de las élites económicas tendrá que rendirle cuenta a sus mandantes. Hasta el momento ya se registran cinco campesinos asesinados por la policía, la operación ternura devino en pesadilla.
Good bye, Lenín.
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