Estudiante de Relaciones Internacionales; colaborador en revista Ideario para ensayo, cuento y poesía. Reside en Guadalajara, México.
Los hechos:
No pasaron más de once días entre la designación de Francisco Jiménez en la cartera de Gobierno y la excarcelación de Jorge Glas del penal de Latacunga.
Francisco Jiménez, cuando asambleísta, en abril de 2021, informó espontáneamente a la prensa que él estaba abierto a la posibilidad de revisar los procesos judiciales de los dirigentes del correísmo.
Francisco Jiménez, en su discurso de posesión como ministro de Gobierno, habló de la importancia de la estabilidad política, como lo ha hecho en varias entrevistas en radios del país.
Francisco Jiménez ha dicho también que hay líneas rojas que Carondelet no está dispuesto a atravesar, y censuró en un video la decisión de habérsele otorgado un habeas corpus al ex vicepresidente Glas.
Dijo que advendría una apelación.
En la audiencia de apelación, por lo menos un funcionario del gobierno del Presidente Lasso hizo mutis por el foro a la hora de plantear una objeción. Cabe decir que el SNAI es parte del poder Ejecutivo y no del poder Judicial. Sin embargo, “¡ningún pacto!”, ha sostenido Jiménez y el Gobierno.
Jorge Glas camina por las calles del país en calidad de víctima y de héroe de la Revolución Ciudadana.
El relato en torno al habeas corpus que se le ha otorgado al ex vicepresidente es uno de reivindicación y resistencia, que borra (o intenta borrar narrativamente) de golpe y plumazo la legitimidad de sendas sentencias ejecutoriadas por haber atentado contra el erario público.
En uno de sus primeros discursos, Glas ha dicho que no se arrepiente de lo andado, en los siguientes términos: “a pesar de que pasé cuatro años y medio en la cárcel, digo con mucha fuerza y toda la potencia de mi espíritu que no tengo un átomo de arrepentimiento”.
Un considerable sector de la opinión pública y las élites —que creyó, o creyó creer alguna vez en el proyecto del Presidente Lasso— ha expresado su desasosiego. Como botón de muestra, basta revisar las intervenciones, el día lunes, de José Hernández, Ramiro Rivera, Ramiro García, María Paula Romo, y Miguel Rivadeneira, quienes sostuvieron un semblante amargo y pálido al enunciar su enérgica condena frente a los acontecimientos del domingo. Alfonso Espinosa de los Monteros, en un comentario televisado por Ecuavisa, incluso dijo: “el Gobierno y la administración de Justicia han perdido dignidad y la confianza del pueblo”, para concluir diciendo: “pobre país”.
Otro considerable sector de la opinión pública y las élites —que jamás creyó en el proyecto Lasso y es más cercano al proyecto Correa— ha observado en la liberación de Jorge Glas “una gota de justicia en un mar de persecución política”, a decir del asambleísta Pabel Muñoz. Profesionales de la comunicación como Alexis Moncayo han publicado fotografías en Twitter brindando con una cerveza larga, también a la salud de la justicia. Expertos en derecho como Pedro Granja y Ramiro Aguilar han explicado el habeas corpus y le han dado el visto bueno para el caso de Glas, obviando las irregularidades en que se ha incurrido para tal fin.
El Presidente Lasso, en torno al fantasma —cada vez más cierto y con más cuerpo— de un pacto político entre el Gobierno y la Revolución Ciudadana, ha dicho que él no tiene “ninguna simpatía por el señor Glas”, y que “no haría nunca pactos con la corrupción”.
El Consejo de Gobierno de la CONAIE ha escrito en un comunicado: “El “Gobierno del Encuentro” no tiene rumbo, ha perdido credibilidad, legitimidad y carece de respaldo popular (…) En este escenario lamentable, donde las instituciones están tomadas por oscuros intereses, es urgente construir el poder desde el pueblo organizado para recuperar los derechos, la dignidad y la reactivación del país”.
Pachakutik, por su parte, ha rechazado la liberación de Jorge Glas, diciendo finalmente que: “la derecha correísta socialcristiana no tendrá futuro en el Ecuador”. El abajo firmante es Marlon Santi, coordinador nacional del movimiento.
El Partido Social Cristiano sostiene que existen hechos innegables que “prueban el indiscutible pacto entre el Presidente Guillermo Lasso y el expresidente Rafael Correa (…) ¡Un claro toma y daca!”. Y concluye su comunicado diciendo: “ya es hora (de) que nuestros conciudadanos se hagan respetar por cualquier medio lícito y que los asambleístas que mantienen su dignidad, luchen por rescatar la de una Asamblea que la ha perdido, así como que logren sanciones legales y políticas contra los responsables directos e indirectos de las antidemocráticas acciones cometidas”. Lo firman: Jaime Nebot, Alfredo Serrano y Esteban Torres.
La Izquierda Democrática emitió un comunicado que incluye incisos de este tipo: “solicitaremos la comparecencia de las autoridades involucradas en este acto que merma la poca confianza que queda en la ciudadanía. Nuestra Organización Política hace un llamado a todas las personas honestas del país, a estar atentas y vigilantes de las acciones que se adopten de manera inmediata”. Lo firman Guillermo Herrera y Marlon Cadena, y no lo suscribe Xavier Hervas, quien ha guardado silencio desde el 26 de marzo —luego de que el Presidente Lasso lo haya acusado de ser un evasor de impuestos—; esto es, hasta el día lunes, cuando ha retornado a la esfera pública para hablar de sí mismo en un solitario tuit que todavía no despacha satisfactoriamente las graves acusaciones que le imputara el Presidente.
La Revolución Ciudadana ha negado la existencia de un acuerdo con el Gobierno. “No importa de qué color se disfracen, siempre sabemos por dónde vienen los camaleones”, detalla en su comunicado.
Rafael Correa, en sus intervenciones en redes sociales a partir del habeas corpus concedido a Glas, se ha dedicado a celebrar la decisión —reivindicándola como un acto de justicia que abrirá los campos para todos sus adláteres sentenciados en procesos judiciales—, y a denostar a enemigos políticos suyos, en términos como: “cloacas con antenas”, “sinvergüenza”, “envenenado sin luces ni decencia”, “tontos”, “mitómano ridículo”, sentenciando finalmente que: “la revancha popular en las próximas elecciones será de antología”.
¿Debemos creer que fue casual la designación del ministro de Gobierno y la liberación de Jorge Glas días después? ¿Espera el Gobierno que el país crea, como en una iglesia, en su palabra, sin acompañarla de un accionar coherente?
Las preguntas:
¿Existe, verdaderamente, un pacto entre el Gobierno y el correísmo, intercambiando impunidad por gobernabilidad? ¿Puede alguien creer que la expedita excarcelación de Glas, fraguada entre gallos y la medianoche, tomó por sorpresa a Carondelet, tal como se ha sostenido?
En el caso de comprobarse un tongo, dígase con la Ley de Reforma Laboral, ¿sostendrán todavía las élites a un gobierno cuya palabra vale tan poco y que habrá elegido el deshonor y la tormenta?
¿Debemos creer que fue casual la designación del ministro de Gobierno y la liberación de Jorge Glas días después? ¿Espera el Gobierno que el país crea, como en una iglesia, en su palabra, sin acompañarla de un accionar coherente? ¿Qué tanto habrá pesado la asesoría del consejero presidencial, Aparicio Caicedo en el reciente desarrollo de los hechos que el país conoce? ¿Se estaría siendo demasiado ingenuo al pensar que el Gobierno actúa, a su vez, ingenuamente y de buena fe?
¿Qué decir de la soltura de huesos del oportunismo socialcristiano, el desfachatado desbarajuste de la Izquierda Democrática y el accionar errático y politiquero de Pachakutik? ¿Será que es tal el miedo a lo que el ex contralor Carlos Pólit tenga para decir en Florida que el ajedrez político se convirtió en una carrera de cien metros planos hacia el acantilado? ¿Será el señor Alexis Mera el siguiente en ser ungido los pies de perfume? ¿Cuál será el impacto de la excarcelación de Glas en la correlación de fuerzas en la Asamblea? ¿Se piensa ir, en estas condiciones, a una consulta popular?
¿Recordará el Presidente Lasso que un gobierno en este siglo se cayó por hacer algo muy similar a lo que, se sospecha, ha hecho ahora la actual administración? ¿Lee el Presidente Lasso la historia del Ecuador? ¿Cómo la lee, desde dónde, y con cuánta frecuencia?
Y, ante la hipótesis cada vez mejor fundada de que Carondelet eligió pactar por la impunidad a cambio de sostenerse en el poder, ¿cuánto tiempo más tendrá que pasar hasta que sea el momento de retomar el espacio público de forma pacífica —derecho amparado por la Constitución— para que la ciudadanía exprese al Presidente Lasso que se le ha perdido la confianza, y que ya no creen en su palabra ni siquiera quienes creyeron en su proyecto alguna vez?
[PANAL DE IDEAS]
[RELA CIONA DAS]
NUBE DE ETIQUETAS
- Arriba Ecuador
- Caso Metástasis
- Galápagos Life Fund
- No todo fue una quimera
- serie libertad de expresión
- serie mesas de diálogo
- Serie María Belén Bernal
- 40 años de democracia
- serie temas urgentes post pandemia
- coronavirus
- corrupción
- justicia
- derechos humanos
- Rafael Correa
- Lenin Moreno
- Correísmo
- Dólar
- Ecuador