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30 de Julio del 2020
Ideas
Lectura: 8 minutos
30 de Julio del 2020
Alexis Oviedo

PhD en Educación por la Universidad Católica de Lovaina, Maestro en Estudios Culturales y Desarrollo, Graduado en Economía. Ex gerente del Proyecto de Pensamiento Político de la SNGP. Docente universitario.

¡Iza, Iza, Iza!...
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Leonidas Iza tiene la oportunidad de ser el candidato joven que acumule fuerzas más allá de los movimientos sociales, las clases populares y los pueblos y nacionalidades, mostrando las soluciones para resolver los difíciles problemas que dejan en el Ecuador, el COVID, el FMI, María Paula y el morenismo.

Ese era el inicio de una inocente barra escolar, coreada cuando el equipo favorito marcaba el primer gol.  El 24 de julio pasado, fue el grito emocionado de varios sectores, al constatar que Leonidas Iza, dirigente indígena de Cotopaxi, aceptó su precandidatura a presidente de la República por el brazo político de la Conaie, el Pachakutik. Es el inicio a una posible candidatura presidencial que se vislumbró, quizás desde octubre, cuando en el parque del Arbolito arengaba a quiénes nos encontramos ahí, en sendas jornadas de protesta contra la arremetida neoliberal del Gobierno. Este 24, Iza dio el primer paso sólido para capitalizar esa popularidad que cuajó aquel domingo en que en la mesa de negociación con el Estado ecuatoriano, se ganó las simpatías de los televidentes, ridiculizando a ese nefasto personaje que supuestamente maneja la economía del país.

Desde  octubre hasta la fecha, las diversas encuestadoras consideraron el nombre de Leonidas Iza y el de Jaime Vargas en los sondeos presidenciales, dándole los números más diversos. Abultados o medianos porcentajes, que dependían, como casi siempre, de quién auspicia dicha encuesta. Haber estado casi siempre considerado en el balotaje, no es un detalle menor.

La precandidatura de Iza devela la tercera carta presidenciable que se mantenía en suspenso y que han lanzado los políticos en estos dos meses. La primera la mostró Jaime Nebot anunciando que no sería candidato a presidente, colocándose en el extremo de la antipolítica al posicionar una vanidosa consulta popular. La segunda  la develó Otto, sugiriendo una tácita participación en la carrera presidencial, desde su renuncia  a la Vicepresidencia, quizás movido por ciertos agoreros que veían en él al Bukele ecuatorial y que, como ya lo dirían varios analistas, no tiene asegurado ni siquiera el paso a la segunda vuelta.

Un detalle importante del lanzamiento de la precandidatura de Iza, fue ese discreto desmarcarse del correísmo, respondido de inmediato en tuits  lacrimosos por el caudillo desde  Ottignies y que luego tuvieron eco  agresivo en sus seguidores en redes sociales o en sendos artículos en revistas digitales cercanas a esa tendencia.  La posición del precandidato Iza fue correcta. Aunque digan que aquello “divide a la izquierda”, lancen lugares comunes como “fue hacerle juego a la derecha” e incluso desde el rencor le culpen de que no se haya tumbado al gobierno de Moreno. Fue correcta no solo desde la romantización y pureza ideológica, que sin duda contentó a muchos, sino también desde  otras ópticas. Haciendo un “balance de sumas y saldos”, más gana el precandidato Iza, y subrayo la palabra precandidato, desmarcado del correísmo que con él. Las bases de la CONAIE que lo auspiciarían como presidenciable no olvidan que fueron agredidas por el ex presidente Correa. Si se apresuraba en dar esperanzas al correísmo, y caía en coqueteos o ambigüedades, esto le daba directamente puntos a sus contricantes  Yaku Pérez y Salvador Quishpe, quienes  enfrentaron directamente a Correa cuando fue presidente.

La decisión,  que para la “verdadera izquierda” (correistas dixit), trajo contento, al separar aguas del ex presidente, más allá de la carga ideológica que pueda tener, es muy práctica. Los furibundos y ofendidos correistas no deben olvidar que Iza es precandidato y disputa este lugar con el prefecto de Azuay y el ex prefecto de Zamora, ambos con más tiempo de carrera política pública y de representación al interior del movimiento indígena, y con experiencia en el manejo de la administración pública.

Leonidas Iza tiene la oportunidad de ser el candidato joven que  acumule fuerzas más allá de los movimientos sociales, las clases populares y los pueblos y nacionalidades, mostrando las soluciones para resolver los difíciles problemas que dejan en el Ecuador, el COVID, el FMI, María Paula y el morenismo.

Pérez, el prefecto del Azuay, tiene en ese GAD un bastión importante que debería mantenerlo  hasta culminar su período.  Aunque sus bases le han pedido que continúe en su labor, lo que me parece lo más lógico, el seguirse insinuando como precandidato,  me parece que va más bien en la línea de medir su fortaleza al interior de la organización y del movimiento indígena y saber quiénes podrían apoyarle más allá de su circunscripción regional del sur de la Sierra. Creo que Salvador Quishpe, no sería un candidato que permita la acumulación de fuerzas necesaria para proyectarse adecuadamente, su tiempo pasó y la historia de sus devaneos también juega en su contra.

Sin embargo, el discurso e imagen del precandidato Iza dentro de su organización social y brazo político, no puede ser la misma si fuera electo candidato presidencial. Las elecciones no se ganan con ideologización, ni con sectarismo. Desde varias décadas se muestra que son las alianzas amplias las que dan lugar a competitivos presidenciables.  Por otra parte, la izquierda, unida a los movimientos sociales en su más amplia participación logró un 6% con el candidato Paco Moncayo. Sí en verdad, Iza es el candidato presidencial con voluntad de poder (debería serlo, de lo contrario mejor que busque otra trinchera) debe pensar en ganar a su favor a los miles de desencantados de 14 años de gobierno PAIS, a los nuevos desempleados¸ a la clase media empobrecida por el morenismo.  Debe atraer a los empresarios honestos, a  ese amplio sector de socialdemócratas que aún no sabe por quién votar  y quienes de nuevo, ante la abrumadora corrupción en todos los frentes, comienzan a generar la consigna del “que se vayan todos”. Luego de 14 años de gobiernos verdeflex, nuevamente se tiene una crisis de representación y gobernabilidad, el caldo de cultivo ideal para un outsider.

Debe mirar un apoyo sólido e imprescindible para ganar en la Costa  y construir un discurso que logre enfrentar efectivamente al racismo atávico de este país poscolonial. Puede ser el outsider que se  proyecta desde octubre, trascendiendo una candidatura étnica o “izquierdista”, otro ideologizado “saludo a la bandera”...  

¡Iza, Iza Iza, comienza la paliza!, rezaba la consigna escolar en los partidos de fútbol. El discurso de Iza no debe ir hacia esa “paliza” a los corruptos y oligarcas, discurso propio del populismo, manoseado por Bucaram y por Correa.

Leonidas Iza tiene la oportunidad de ser el candidato joven que  acumule fuerzas más allá de los movimientos sociales, las clases populares y los pueblos y nacionalidades, mostrando las soluciones para resolver los difíciles problemas que dejan en el Ecuador, el COVID, el FMI, María Paula y el morenismo.

[PANAL DE IDEAS]

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