Nuestras últimas elecciones nos han traído novedades muy importantes. La primera tiene que ver con una decidida actitud del electorado por la gente joven. Está claro que la mayoría de la población ha colocado sus miradas y sus expectativas en personas políticamente desconocidas, pero con una juventud que permita crear y llevar el país por nuevas rutas.
La gente joven, en primer lugar, constituye la mayoría de la población. Y, por otra parte, ya no cree en los oxidados discursos que anuncian el advenimiento de la redención. Ofertas de los mismos que ya tuvieron la oportunidad de sacar al país del pozo del subdesarrollo y no lo hicieron, ya sea por incapaces o por el temor al cambio.
La juventud contemporánea es incrédula. En efecto, ya no sostiene su vida y su futuro en la creencia del advenimiento de un salvador. Tampoco aceptan la repetición a la que consideran pauperizante. Ningún mejor futuro podría darse si se construye sobre la base de la repetición de algún pasado.
Las nuevas generaciones tienden a ser eminentemente prácticas. Saben que el presente, para justificarse, debe ser perennemente creador. La creatividad es la clara expresión de una existencia fructífera. La creación de lo nuevo se convierte en la razón y en el justificativo de toda existencia.
La juventud contemporánea es incrédula. En efecto, ya no sostiene su vida y su futuro en la creencia del advenimiento de un salvador. Tampoco aceptan la repetición a la que consideran pauperizante. Ningún mejor futuro podría darse si se construye sobre la base de la repetición de algún pasado.
Las nuevas juventudes saben que la repetición impide toda creatividad y obstruye la posibilidad de mirar el futuro y caminar perennemente hacia él. Es esto lo que enseña el mito de la mujer de Lot quien, por miedo a lo desconocido, se deja invadir por la añoranza de un pasado que ya no existe. Entonces, vuelve la mirada hacia atrás. Pero, en ese mismo instante, convierte en estatua de sal.
A diferencia de quienes pretenden vivir en el pasado, las nuevas juventudes se saben destinadas a la creación de lo nuevo. La vida no está en el pasado sino en aquello que cada quien hará mañana. Ese después de hoy que deviene en el justificativo de todo hacer y de todo esperar.
Desde aquí se podría entender lo que ha acontecido en las últimas elecciones. Aunque con ideas claramente opuestas, los dos finalistas no pertenecen al menú de los antiguos candidatos. Desde luego que las ideas políticas de uno y otro son claramente diferentes. El uno representa a un pasado seguramente ominoso pues gira en torno a un expresidente que se caracterizó por el autoritarismo y la violencia. Es joven pero atrapado en un pasado ominoso.
El otro, más joven aun, querría una nueva forma de dirigir el país desde la libertad, la justicia y la creatividad que surge de mirar de otra manera el país, sus realidades y sus expectativas. Querría un país de libertades que sostengan las ruteas de un nuevo desarrollo personal y social. También se colocaría en el camino de la justicia. Es el joven que se propone asegurar el desarrollo del país en el campo de la ley y del orden. También se propone vigilar que se haga verdadera justicia a ese candidato vilmente asesinado.
[PANAL DE IDEAS]
[RELA CIONA DAS]
NUBE DE ETIQUETAS
- Arriba Ecuador
- Caso Metástasis
- Galápagos Life Fund
- No todo fue una quimera
- serie libertad de expresión
- serie mesas de diálogo
- Serie María Belén Bernal
- 40 años de democracia
- serie temas urgentes post pandemia
- coronavirus
- corrupción
- justicia
- derechos humanos
- Rafael Correa
- Lenin Moreno
- Correísmo
- Dólar
- Ecuador