
PhD en Educación por la Universidad Católica de Lovaina, Maestro en Estudios Culturales y Desarrollo, Graduado en Economía. Ex gerente del Proyecto de Pensamiento Político de la SNGP. Docente universitario.
Klusjes (se pronuncia clushes), llaman los flamencos, a esos arreglos de casa de diversos tipos. En español no hay una palabra única para nombrar esas tareas especìficas. En estos días de cuarentena, he alternado mi actividad académica, que no es la misma desde el teletrabajo, a la aplicación de los incipientes conocimientos de plomería, a las nociones de electricidad más bien guiadas por el sentido común que por suerte no terminaron en un corto circuito, me he dedicado a lo que podría llamarse jardinería, en realidad el deshierbe de fornidos kikuyos de altura considerable y el derribar ramas robustas a machetazos. Actividad manual saludable, que a la vez permite olvidar el contexto de la cuarentena al atender la actividad precisa y a la vez reflexionar, elucubrar, ensaya, filosofar sobre el estado de cosas, en las acciones repetitivas.
En la noche, antes de dormir, en la paz de la modesta casa donde me encontró el toque de queda, me dispongo a leer el libro que muchos (masoquistas) hemos escogido en estos días: La Peste, el clásico de Albert Camus. Es el mismo volumen azul de la colección Orbis que dice haber sido terminado por mí en Octubre del año 94, en mis veintes. Tiene sus páginas subrayadas con lápiz, y me conmueve ver lo que me había interesado entonces: pequeños párrafos que describen Orán, el retrato literario de Grand, algunas frases tan inteligentes como cínicas… Ahora, con el doble de años y sobre todo en este contexto (mundial), la lectura es diferente, llaman la atención los párrafos que muestran la desesperación de Rambert al no poder abandonar la ciudad, la serenidad de Tarrou, el Orán del que nadie puede salir y al que nadie quiere entrar.
Como muchos, estoy en el encierro. En ese encierro que en otras latitudes es muy incómodo, ese del cual muchos no pueden disfrutar, porque les significaría no comer. En esos momentos en que repetidamente descargo el machete sobre una gruesa rama, pienso en mi propio Orán, en el Guayaquil donde viví y trabajé a finales de los 90. En las Cooperativas del Guasmo Sur y Guasmo Central, en la Carlos Cevallos Menéndez, Proletarios Sin tierra,…, en medio del Niño en el 98 y todas sus consecuencias de enfermedad y destrucción, pero que recibían a Jaime Nebot como candidato a diputado y al hombre más rico del país en su campaña electoral. Pienso en Cristo del Consuelo, Suburbio y su Esmeraldas chiquito que en el 2000, seguían en el hacinamiento y en Monte Sinaí hace cinco años.
Luego de mis klusjes, y antes de La Peste, las noticias relatan del compatriota muerto en alguna calle que hube transitado. En las redes sociales miro los videos e imágenes del Suburbio, que no han cambiado mucho,… luego de que han pasado 22 años o tomas tangenciales que me recuerdan una esquina a la que llegaba a dar mis talleres después de haber tomando la Cristal-Centro en la Victoria. Han cambiado poco, luego de 28 años de alcaldes socialcristianos, después de 10 años de correismo y de 3 años de lo mismo…
El Gobierno anuncia que se creará una tarea conjunta entre Policía, Fuerzas Armadas y Comisión de Tránsito del Guayas para el retiro de los fallecidos desde sus domicilios, sin trámite burocrático. ¡Que solvencia! Montones de muertos quitan votos, peor si terminan en una fosa común, recuerdo impercedero… como la ría…
El Gobierno anuncia que se creará una tarea conjunta entre Policía, Fuerzas Armadas y Comisión de Tránsito del Guayas para el retiro de los fallecidos desde sus domicilios, sin trámite burocrático. ¡Que solvencia! Montones de muertos quitan votos, peor si terminan en una fosa común, recuerdo impercedero… como la ría…
Sin embargo, pagaron pocos días antes, puntualmente la deuda, beneficiando en 180 millones a los tenedores de bonos, en lugar de destinar dichos recursos para mejorar el equipamiento del sector salud. Desde las recetas del FMI, y la famosa reducción del Estado que encanta a los empresarios, despidieron desde el 2018 a miles de empleados públicos, muchos de ellos, operativos en “territorio” del Ministerio de Salud.
El presidente Moreno, decía muy orgulloso que en su gobierno no se harán hospitales, pero ayer queda al descubierto una red de corrupción en compra de equipos médicos. Y con su parsimonia y nerviosismo, lee algún texto en que pide unidad para enfrentar la pandemia, sin destinar, ni haber previsto lo necesario para ello. Pero claro, jamás se le ocurrió decretar directamente un aumento al impuesto a la renta a las grandes empresas, o cobrar las multas a las transnacionales telefónicas. Eso sí, su flamante ministro de Trabajo, nos entrega una nueva reglamentación para que se recuperen estos días sin trabajar, ¡Es que los empresarios no pueden perder!
Pensando en ellos, la alcaldesa Viteri, permitió que sigan, hasta el día 23 de marzo, yendo a su lugar de trabajo, apiñados en los buses, los guayacos pobres. Entonces, a mis “ñecos” más humildes se les juntó todo, además de los 28 años de PSC, que polarizaron su ciudad, urbe donde se ve la más insultante riqueza en las fiestas de Samborondón y la miseria absoluta en Flor de Bastión o Monte Sinaí, les tocó el correísmo de promesas incumplidas. Además de esas alcaldìas PSC repletas de estampas, como aquella en que el ahora ex alcalde Nebot se mostraba feliz de que un niño le lustre los zapatos, a mis panas de Trinitaria les tocó un gobierno que se empeñó en implantar la receta Febres Cordero- Nebot-Viteri a todo el país. Con ello Guayaquil no solo que tiene la tasa más alta de miseria y los peores servicios básicos, ahora también tiene el porcentaje más alto de contagiados del coronavirus (75%).
Pero el Gobierno ha hecho tan buena letra con los más pudientes del país, que hasta un grupo de ellos, que quizás temen un estallido social similar al de Octubre, o que al timorato Moreno al tener las arcas vacías, se le ocurra caerles, se proponen recaudar unos millones. Es como quitar un pelo a un lobo, pero sí posiciona figuras para el 2021.
El Gobierno anuncia que se extiende la cuarentena hasta el 5 de abril. He logrado comprar pintura para arreglar una lámpara y una mesa metálicas, tendré que ingeniármelas para ajustar desde el encierro mi investigación cualitativa, seguiré en mis klusjes y apretando las mandíbulas en la lectura de Camus.
Mientras asesto otro machetazo, recuerdo mis días en la Segundo Ramos, donde sus niños sonrientes y repletos de dermatitis paliaban el calor bañándose en unas pozas sucias formadas con la lluvia del día anterior. Y pienso que ellos seguirán muriendo, como en el literario Orán. Muchos sin tener un entierro digno. Como dice mi guayaquileña colega Alicia Ortega, quizás les queda a esos muertos ser arrojarlos con una cruz al río, para que estén cerca de sus ancestros masacrados en 1922.
[PANAL DE IDEAS]
[RELA CIONA DAS]



NUBE DE ETIQUETAS
[CO MEN TA RIOS]
[LEA TAM BIÉN]




[MÁS LEÍ DAS]



