
Es licenciado en Sociología y Ciencias Políticas por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito; Magíster en Comunicación, con mención en Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación por la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador.
Demostraste ser un buen hijo cuando vacunaste a tu madre, lo que no lograste es verificar que eres un buen funcionario público. Ahora que lo pienso, puede que tu madre no esté orgullosa de tu papel como ministro.
Cuando aceptas un trabajo en el sector público, también aceptas el honor que conlleva. El antropólogo Julian Pitt-Rivers lo explica mejor: “el honor es el valor de una persona para sí misma, pero también para la sociedad. Es su opinión sobre su propio valor, su reclamación del orgullo, pero también es la aceptación de esa reclamación, su excelencia reconocida por la sociedad, su derecho al orgullo” (Honor y categoría social).
Debe ser doloroso priorizar la sociedad por sobre ti mismo y tus cercanos pero un funcionario tiene la obligación de hacerlo. Te lo explicaré de esta manera: todos tenemos una madre y haríamos cualquier esfuerzo por obtener una vacuna, pero esto a nivel individual. En el contexto del servicio público, no podemos quitarle una vacuna a otra persona que la necesita con mayor urgencia.
¿Cómo elegimos? La ciencia, en la que se supone te formaste, tiene una salida: cuantificar, parece muy frío, pero justamente eso asegura que se miran a todas las personas con el mismo valor. En primer lugar, determinamos el número de adultos mayores por sectores económicos y sociales (según los criterios del INEC). Cuántos de ellos todavía trabajan, cuántos apoyan económicamente a sus familiares, cuántos cuidan a sus nietos, por segmentos de edad y sexo, etc. Este grupo podría ser prioritario.
Un segundo grupo podría ser el de adultos mayores en la situación inversa, es decir, que viven solos y en riesgo permanente de muerte por la situación social. Parece que tu mamá no está en ninguno de los dos grupos.
Recuerdo el caso de una querida estudiante de la Universidad Central: llegaba tarde constantemente, a veces se dormía en clases y no siempre se encontraba en las mejores condiciones. Un día le pregunté por qué llegaba tarde a mi clase, me contestó que por hacer malabares. Su madre y una hermana menor vivían con el salario de jubilado de su abuelo; no era mucho, por lo que a veces tenía que trabajar en la calle para recoger algunas monedas para el bus o para comer.
No es el único caso, muchos adultos mayores, antes de la pandemia, se convirtieron en apoyo de sus familias; debido a la pérdida masiva de trabajo que nos dejó el gobierno anterior con la fuerte colaboración del actual.
Lo siento Juan Carlos, desde el punto de vista del honor de un funcionario público, el abuelito de mi alumna es más importante que tu madre, en términos de prioridad para la vacunación.
Pero hay otro problema que también tiene que ver con el honor y es la honestidad con los ecuatorianos. ¿Cuánto le cuesta al estado la vacuna? Debe medirse además el personal médico, enfermeras, auxiliares, transporte, la refrigeración, la conservación, la custodia, el desecho de las ampolletas.
Ese dinero, al menos de las vacunas administradas a tus familiares, ¿salió de tu bolsillo? Pero que pagues tampoco resuelve el problema, por qué no repites lo que dijiste a la prensa en la cara de cualquiera de los miles de nietos e hijos que perdieron a sus madres y abuelas, diles que “difieres” con dejar fuera (temporalmente porque se supone que todos van a ser vacunados) a tu madre de la vacunación.
Yo difiero contigo, tu madre puede permanecer en confinamiento, con los cuidados que provee un centro privado; mientras que los adultos mayores que mendigan en las calles, que no tienen dinero para pedir comida a domicilio, que tienen que salir a vender algo para sobrevivir se ven expuestos a la muerte cada día.
Yo difiero contigo, tu madre puede permanecer en confinamiento, con los cuidados que provee un centro privado; mientras que los adultos mayores que mendigan en las calles, que no tienen dinero para pedir comida a domicilio, que tienen que salir a vender algo para sobrevivir se ven expuestos a la muerte cada día. Y como la vacuna fue adquirida con el dinero de los ciudadanos (de mis impuestos) entonces, como uno de ellos, prefiero que sea el abuelo de mi alumna.
Una observación más, dices que no eres político, pues acabas de efectuar una afirmación política, lo haces muy bien, como todo buen político consideras que la información de los vacunados debe ser confidencial, ahora sabemos el porqué.
El secreto con la información es dónde se guarda el poder que conduce al autoritarismo y dónde se enmascara la corrupción, no la gestión pública. ¿A menos que no sea cierto que se va a vacunar masivamente y entonces se debe ocultar esto que parece una forma de eutanasia social?
Lo político tiene que ver con la relación entre el gobierno y los ciudadanos, de hecho el término políticas de salud tiene que ver con la transparencia que permite generar acuerdos y legitimidad social.
Más allá de que utilizaste recursos públicos para fines privados y de la grotesca afirmación con relación a la vacunación a tus familiares, como si el ministerio fuera de tu propiedad; siento una profunda arrogancia en tu comportamiento público y puesto que el honor depende, en buena medida, de la valoración social, para recuperar algo de la dignidad, deberías renunciar.
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