
En la Asamblea Nacional han ocurrido hechos que empujan la teoría de que ha vuelto el correísmo. Y con fuerza.
Las tesis del bloque manejado por Rafael Correa están imponiendo los tiempos y las ideas con las que debe actuar el legislativo.
Desde que hay que tumbar a Guadalupe Llori… O que hay que bloquear las leyes que puedan lastimar el pasado correísta, como una nueva ley de comunicación que busca la autorregulación y más libertad.
O formar una comisión multipartidista para evaluar lo que se quiera. Que hay que culpar al Gobierno del caos actual, creando infames bulos.
Pues bien, están ganando. Temporalmente. Y lo han hecho con la ayuda de quienes jamás debían acordar con el correísmo, los que se creía que eran más sensatos, los socialcristianos.
Y, también, con unos cuantos nuevos legisladores que llegaron al poder por Pachakutik pero que jamás estuvieron cercanos a sus ideas ni su pasado. En la línea correísta y comunista, manipuladora, ahora esos rebeldes quieren aparecer como los guardianes de las viejas tesis marxistas. Es decir, rebeldes sin causa alguna.
Entonces, ese bloque, correístas, socialcristianos y rebeldes, que puede ser coyuntural, nos regalan la ilusión de que unieron el agua y el aceite.
Pero como se ve en crudo, es una alianza que carece de ideas. No tiene objetivos nacionales, más allá de tumbar a Llori y avanzar para captar el poder en los organismos de control a través del Consejo de Participación Ciudadana. No tiene propuestas concretas sobre los peores problemas del país: inseguridad, desempleo, salud.
Pero como se ve en crudo, es una alianza que carece de ideas. No tiene objetivos nacionales, más allá de tumbar a Llori y avanzar para captar el poder en los organismos de control a través del Consejo de Participación Ciudadana.
Tampoco tiene sentido de la legalidad al pisotear la legislación parlamentaria y posesionar una Comisión investigadora con personas a dedo. Sin aval de los bloques. Ni siquiera les interesa un desgaste ante sus propios votantes, ni a los de Nebot ni a los de Correa.
Carente de honesto sentido nacional, esa mayoría tiene intereses. Y son los del retorno al pasado.
La supuesta incoherencia, lo inexplicable, en esas acciones se esfuma cuando la jugada de la ‘Mashi-bancada’ se ve en su propósito: no abandonar el manejo de las autoridades de control. Como fue con Carlos Pólit, por ejemplo.
Las advertencias acerca de las intenciones de ese bloque son demasiadas, los ‘para qué’. Incluso están los detalles que ha brindado Rafael Lucero, exjefe de bloque de Pachakutik, sobre su reunión con el líder correísta en México. Ejemplo, crear la comisión de la impunidad.
El correísmo y el bloque político socialcristiano, bastante mareados por la revancha, quieren lavar la cara al pasado y alejar a la Justicia de casos puntuales.
Poner orden a la actual Asamblea es urgente. Hay mucha hambre y odio mezclados en la ‘Mashi-bancada’.
Hace unos días se lanzó esta idea… Y si en la consulta popular se pregunta: ‘¿Quiere renovar la Asamblea Nacional y elegir nuevos asambleístas?’ Muchos abogados dicen que no es posible, otros que sí. Pero, apuesto, que sería la pregunta que obtendría más votos positivos.
Hasta tanto, recordemos que la estrategia de apaciguar a Hitler no fue buena idea. Y tampoco funcionará con la ‘Mashi-bancada’.
Todos vemos que avanzan. Pero poco hacen las autoridades que deben neutralizarlos inmediatamente, incluso las que deben cuidar las espaldas del Presidente.
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