
Si este 8 de Marzo, como cada año, dedicamos unas horas a reconocer la inequidad de género, a imaginar un mundo sin violencias absurdas. Si busca respuestas a la tragedia de las que nos faltan, si nos duelen las niñas rescatadas y nos atormentan las que todavía están en cautiverio, hay que ponerse una piel de mujer, hay que encontrar todas las mujeres que nos habitan.
Búsquela, aunque sea un macho lomo plateado o una dama chapada a la antigua. Encuéntrela, aunque odie a las feministas y ame a la Reina. En la intimidad de su conciencia, dele una oportunidad a esa mujer que camina por sus memorias.
Puede ser la abuela silenciosa que intentaba llenar con amor los surcos que le dejaban la violencia patriarcal. Tal vez una madre que tragó silencios para que salieras mejor persona, o esa primera mujer que amaste y se alejó al primer signo de violencia, o aquella que no se alejó y a la que lastimaste demasiado.
Es probable que pienses en esa amiga inteligente a la que admiras mucho aunque no siempre compartas su obsesión con el feminismo. Puede que recuerdes a la hermana con “super poderes” que todo hace bien y vive acelerada, cumpliéndole a todos y en tacones. Será la tía que luchó contra la enfermedad y perdió, pero dejó un legado de fuerza y sabiduría.
Dale un momento honesto este 8 de Marzo a las mujeres que te habitan la memoria, a las que construimos el presente y que cambiaremos el futuro. Súmate en nombre de todas a una causa que es esencialmente justa, inevitable y urgente
A lo mejor es el personaje femenino de un libro que te marcó desde la infancia, o de una película que no puedes olvidar. Puede ser la mujer anónima en la foto del crimen que aparece en tus pesadillas, o el recuerdo doloroso de la vecina que un día simplemente desapareció.
Puede ser la anciana loca y famosa que viste en la calle y recordarás para siempre. La bruja que te curó el espanto. La maestra que te enseñó el gerundio. La chica del bus que dejó de llorar cuando le sonreíste o la gordita de la escuela que te ganó a las carreras y a las matemáticas.
Piensa en esa hija asombrosa, propia o ajena, para la que quieres un mundo mejor, la que celebras y adoras por libre, linda y loca.
Dale un momento honesto este 8 de Marzo a las mujeres que te habitan la memoria, a las que construimos el presente y que cambiaremos el futuro. Súmate en nombre de todas a una causa que es esencialmente justa, inevitable y urgente.
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