
Abogado y periodista guayaquileño. Ha colaborado en medios impresos y radiales de su ciudad. Actualmente cursa una maestría en Derecho de Empresa.
En el mes de septiembre fui invitado junto a un grupo de líderes de opinión, ex jefes de Estado, líderes religiosos, políticos y de diversos grupos sociales, a participar en la Cumbre Mundial de la Paz en Corea del Sur. El propósito era reunir a personas de todas las culturas y religiones para enviar desde el sur de la Península de Corea un claro mensaje por la paz y la cesación de las guerras.
Fueron tres días de diversos eventos que permitieron a los asistentes discutir sobre los variados conflictos que actualmente se desarrollan en el mundo, con un claro propósito de buscarles una solución desde el diálogo entre las diversas religiones.
Este evento fue organizado por la Alianza Mundial de las Religiones que preside el señor Man Hee Lee, un conocido ciudadano surcoreano que ha vivido de cerca el dolor de la guerra en su país y que ahora ha decidido dedicar sus esfuerzos para trabajar por la paz en el mundo.
Durante la totalidad del evento tuvimos la oportunidad de escuchar varias disertaciones alrededor del tema de la paz con personajes reconocidos como Premios Nobel, ex presidentes de varios países y cabezas de diversas iglesias del mundo, quienes nos mostraron las muchas perspectivas y propuestas que existen.
En general, el evento se resumió en tres claros propósitos: buscar la unidad de las diversas religiones como una forma de superar las guerras que los conflictos entre religiones han generado; proponer a los diversos Estados la elaboración y posterior suscripción de un documento conocido como "Ley Internacional" que establezca reglas básicas para la cesación de las guerras; y, la suscripción de un acuerdo entre líderes políticos, sociales, religiosos, periodistas, jóvenes y mujeres, con el compromiso de esforzarse por conseguir la paz cada uno desde su ámbito de acción.
Como abogado, debo advertir que la elaboración y posterior suscripción del documento conocido como "Ley Internacional" por parte de los diferentes países del mundo, será una tarea bastante complicada porque deberán rezar en él reglas básicas que sirvan como elementos aglutinantes y cuidar al detalle que las normas que se vayan a fijar no se contrapongan con las leyes vigentes en cada una de esas naciones.
Estoy seguro que no es fácil el camino para lograr la cesación de la guerra en todos los rincones del planeta, pero al mismo tiempo estoy convencido que esfuerzos como éstos contribuyen a generar un debate que sirve como punto de partida para que religiosos y políticos trabajen por dirimir sus diferencias y logren la tan anhelada armonía entre naciones y diversos grupos que hoy están en conflicto.
Justiprecio la valentía y los esfuerzos que viene realizando el señor Lee, esperando que se traduzcan en acciones concretas por parte de los Estados y grupos religiosos, para empezar a caminar juntos hacia el descubrimiento de lo que como humanos nos une, dejan a un lado las diferencias que solo han conseguido separarnos y desangrar nuestras naciones.
Desde nuestras diferentes trincheras podemos lograr que el tema de la paz mundial pase de la lírica a la acción. El compromiso es claro, sigamos trabajando por la paz: sin odio, sin miedo y sin violencia.
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