Periodista de investigación, dirigió la redacción de la revista Vistazo en Quito.
La mujer de occidente es la mitad de todo: la mitad de la población terrestre y de un país. Es la media naranja que coadyuva a la construcción y mantenimiento del hogar. Pero hay continentes, naciones de África, Asia donde la mujer sería la décima o milésima parte, usada solo para reproducir, cocinar, asear. Entonces decimos: “Bendito el día en el que no nacimos allá”.
Pero nos damos la vuelta por los rincones de la patria o por algunos barrios de las grandes ciudades y descubrimos que por acá también existen mujeres que quizás sean la milésima parte de su hogar, lloran en silencio (por golpizas) y no facturan porque están fuera de la masa laboral, apenas leen y escriben.
Es la realidad oculta de una gran parte de las mujeres indígenas poco atendidas por los gobiernos correista-morenista, la Conaie y sus familiares.
Observemos la vida indígena en números.
La mitad de los indígenas no son pobres
El 18 de julio 2022 el INEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) celebraba que Ecuador ya tenía 18 millones de habitantes. La CEPAL estima que el 7% de esta población es indígena, “siendo el octavo país de la región con mayor porcentaje de este grupo étnico”. Esto equivale a 1’260.000 personas, de las cuales 50,8% son mujeres, o sea 630.000.
Investigadores citados por la revista Gestión dicen que “5 de cada 10 indígenas son pobres por ingresos, es decir, viven con menos de USD 84,82 mensuales... el índice de pobreza entre los indígenas es 2,5 veces superior al resto de la población nacional”.
Pero hagamos una comparación por género: “En 2016 se detectó que 49,3% de mujeres indígenas eran pobres versus 48,4% de los hombres indígenas, mientras que la pobreza extrema cubría al 25,5% de las mujeres y a 25,3% de los hombres”.
Quiere decir que alrededor de la mitad de los indígenas (hombres y mujeres) está por encima de los indígenas pobres y extremadamente pobres. Para muchos lectores, este dato será un descubrimiento. No todos los indígenas viven en absoluta pobreza como pregonan sus organizaciones.
Quiere decir que alrededor de la mitad de los indígenas (hombres y mujeres) está por encima de los indígenas pobres y extremadamente pobres. Para muchos lectores, este dato será un descubrimiento. No todos los indígenas viven en absoluta pobreza como pregonan sus organizaciones.
Problemas de mujeres pobres
Pero dentro de ese 25.5% de mujeres indígenas extremadamente pobres, se esconde una realidad económico-social cruda. Veamos en cifras:
Mujeres indígenas:
Bajo empleo pleno 5%
Menor tasa de afiliación a la seguridad social (18,8%)
Mayor tasa de analfabetismo (26,7%)
Mayor tasa de violencia de género (67,8%)
(Datos tomados de la nota: ‘La mujer indígena, la más vulnerable entre los vulnerables. Revista Gestión. Septiembre 10, 2020’)
Discriminación laboral
Nos preguntamos, ¿por qué las mujeres indígenas que son apenas 630.000 (que equivalen al 3.5% de la población ecuatoriana) se encuentran en una situación peor que sus varones y mucho peor que los mestizos/as?
“En el mercado laboral ecuatoriano se discrimina por dos razones: etnia y género; por ello, las mujeres indígenas y montubias son las más vulnerables”.
Considerando la etnia, las mujeres indígenas están en gran desventaja: “Apenas 5% de ellas contaba con empleo pleno versus 16% de mujeres mestizas, según la ENEMDU-ENEC 2012. La condición que prima en las mujeres indígenas es el subempleo, debido a la dificultad de encontrar trabajo, especialmente en la zona rural donde se concentra gran parte de la población indígena”.
Además, por trabajar en el mismo cargo, dentro del “sector público las mujeres indígenas reciben 43% menos de lo que recibirían los hombres o las mujeres mestizas”.
El analfabetismo contribuye al maltrato
Los grandes problemas sociales de la mujer indígena son el analfabetismo y la violencia de género que, según los expertos, están entrelazados.
“En Ecuador, la violencia de género está por el 60,6%... En el caso de las mujeres indígenas, 67,8%. A medida que la mujer es más preparada, la incidencia de violencia es menor. Por ejemplo, 61% de mujeres que estaban en un centro de alfabetización fueron violentadas, contrario al 36% de mujeres con educación superior universitaria o de posgrado”, cita Gestión.
Un estudio de Flacso-Ecuador titulado: Participación y políticas de mujeres indígenas en contextos latinoamericanos recientes, contribuye con otra idea: “Las principales causas de la violencia contra las mujeres indígenas —identificadas en los estudios de caso— son el alcoholismo, la práctica de los usos y costumbres y la impunidad de los agresores”.
Para enfrentar y corregir estos problemas, poco o nada hicieron los gobiernos correista-morenista y la dirigencia indígena más preocupada por la pelea política que por el bienestar social y económico de su gente. Ellos pudieron haber contribuido con ideas, pero prefieren que el papá Estado les dé todo.
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