Back to top
19 de Julio del 2016
Ideas
Lectura: 8 minutos
19 de Julio del 2016
Gustavo Isch

Consultor político, experto en comunicación electoral y de gobierno. Docente de la Universidad Andina Simón Bolívar

La verdad como artimaña
Enancados en una retórica radical, maquillada de izquierda y anti estatu quo –como todo populismo que se respete- los discursos de estos regímenes llegaron para colonizar la esfera pública, demostrando que el acto más relevante de sus proyectos refundacionales es la campaña de comunicación permanente con la que han posicionado tierra adentro su versión del infierno y el paraíso.

Lo peor no es lo peor mientras podamos decir: “esto es lo peor”
El rey Lear

Norberto Bobbio sostenía que no hay luz más reveladora en el mundo de la acción política, que los que diferencian a la izquierda de la derecha. Si Bobbio no se equivocó, es claro que el acto más importante de la política es el discurso. Así parecen haberlo comprendido –o quizá actúan solo por institnto-, algunos de los regímenes neo populistas inscritos en el llamado “Socialismo del Siglo XXI”, que desde fines del siglo pasado y hasta la fecha, ejercen el gobierno en algunos países.

Enancados en una retórica radical, maquillada de izquierda y anti estatu quo –como todo populismo que se respete- los discursos de estos regímenes llegaron para colonizar la esfera pública, demostrando que el acto más relevante de sus proyectos refundacionales es la campaña de comunicación permanente con la que han posicionado tierra adentro su versión del infierno y el paraíso, y sin la cual sus actos políticos se habrían desmoronado hace tiempo. Ello explica el mantenimiento de la costosa inversión en propaganda que con tanto ahínco impulsan, pese a la bancarrota económica que agobia en esos países.

En la retórica de esos regímenes, la verdad es una artimaña que reviste esencial importancia para que puedan sostenerse, creando y manteniendo fidelidad entre sus propios devotos, cooptando advenedizos, seduciendo inconformes, afiliando excluidos ávidos de la justicia, la equidad y el bienestar que gobiernos de derecha siempre les negaron. La operación no es tan difícil como aparenta, básicamente requiere técnica, recursos, decisión política, y un producto de gran demanda en el mercado de la opinión pública. Cuando la demanda parece disminuir o amenaza incluso con agotarse, el manual indica la conveniencia de eliminar otras opciones, para lo cual la verdad de origen se convierte en una herramienta para desfigurar la realidad, para desacreditar al diferente convirtièndolo en enemigo, y, si el enemigo no existe, para crear uno, sin importar el peso de sus opiniones o de sus actos.

El discurso político que transforma la verdad en artimaña, se convalida, además, con la intervención o la vista gorda de la institucionalidad de justicia, fiscalización y de control, que igual provee impunidad, como persigue a quienes se oponen a los excesos del poder. Los actos de la política parecen tan evidentes, que a menudo suele parecer ocioso devanarse los sesos para buscar entre sus pliegues algún misterio medular, algún sentido profundo. Sin embargo, la reflexión es válida para entender cómo las pompas de jabón que emergen de la boca de los demagogos, a lo largo de la historia, han permanencido entre nosotros mÁs fuertes que los ladrillos con los que las sociedades deberían haber levantado una fortaleza capaz de precautelar el entendimiento, y de resistir –venga de donde venga- el asedio de la mentira.

Y es que el miedo es el sentimiento cuya pulsión domina la vida de la gente. En el campo de la política, opera como el eje articulador del discurso y la acción, por oposición a la utopía del bienestar común. En este contexto, la comunicación política explica el mundo desde una lógica binaria, pues las personas básicamente usan un esquema también binario para explicar su existencia: arriba o abajo, blanco o negro, bueno o malo, dulce o salado, alegría o tristeza, libertad o esclavitud. La estructura básica de las ciencias fácticas que construyó el universo virtual por el que cruzan las redes de comunicación que cambiaron el mundo para siempre, es binaria.

El discurso populista es el parásito más aprovechado del sistema binario en el campo político, al posicionar desde la manipulación de los hechos un sistema de opuestos irreconciliables: pobres contra ricos, buenos contra malos, héroes contra villanos, pueblo contra oligarquía, democracia versus golpe blando, libertad de expresion versus intento de desestabilización, éticos contra caretucos, pueblo bolivariano contra pitiyankis, “socialismo” (dizque) o muerte. Subráyese el “dizque” porque si algo puede legar al futuro el “Socialismo del Siglo XXI”, es su enciclopédica guía de cómo apropiarse de las utopías de la izquierda y de las demandas de sociedades en democracias –enclenques, pero democracias, al fin- para transformar los sueños en cloacas. 

Por cierto, cabe ratificar que esta corriente -de algún modo hay que llamar a ese bollo auto nombrado como Socialismo del Siglo XXI”- no sería posible sin su álter ego, es decir, sin el otro; y ciertamente no siempre el otro es una ficción creada por la malèvola mente de los publicistas de esos gobiernos, o la incontinente verborrea del caudillo de turno. Décadas de abuso, expoliación, desidia, y delitos contra los derechos fundamentales de pueblos enteros, están pasando factura.

Las verdades construidas a partir de términos como pueblo, democracia, revolución, sin duda son las más complejas pero también las más importantes de develar en este juego de antagónicos irreconciliables manipulado por la campaña de comunicación en estos regímenes. Difícilmente la autopsia de los proyectos políticos de cualquier talante ideológico, requiera mayor empeño para desinfectar esos conceptos claves y decidir qué hacer con ellos, no tanto luego de saber de qué murió una oferta de campaña, quièn asesinó a una utopìa, o dónde se aloja el gen que convirtió la verdad de ese momento en artimaña, en boca de falsos mesías, sino más bien para extraerlos de la sociología forense, y, volviendo la mirada hacia la gente, encontrar la vacuna contra la longevidad de la estupidez humana que sigue optando por una buena vía con sobreprecio.

Hoy, en el Ecuador ya sometido a los vientos azarosos de una nueva campaña electoral, el uso de la verdad como artimaña para arribar a fines particulares, desde el oficialismo o desde la oposición, debe ser examinada con atención; es mandatorio contar con electores bien informados y gente más responsable de sus decisiones políticas.

Si a estas alturas el “Socialismo del Siglo XXI” es ya un fracaso histórico en la mayoría de países donde recaló, una probable artimaña de la verdad sea, en el próximo servicio fúnebre de la última utopía política, acuñarlo como un fracaso “heróico”. En lo que al Ecuador concierne, todo dependerá de lo que ocurra en las elecciones que se avecinan. Prohibido olvidar.

[PANAL DE IDEAS]

María Amelia Espinosa Cordero
Alfredo Espinosa Rodríguez
Luis Córdova-Alarcón
Giovanni Carrión Cevallos
Alexis Oviedo
Juan Carlos Calderón
Rodrigo Tenorio Ambrossi
Consuelo Albornoz Tinajero
Diego Chimbo Villacorte

[RELA CIONA DAS]

Elecciones presidenciales 2023 y deterioro del populismo correísta
Alfredo Espinosa Rodríguez
¿Luisa González, víctima de violencia en la Revolución Ciudadana?
Redacción Plan V
¿Conciliación, gobernabilidad o impunidad?
Alfredo Espinosa Rodríguez
La tentación de Noboa
Fernando López Milán
Los creativos cerebros de la corrupción
Jean Cano
GALERÍA
La verdad como artimaña
 
1


[CO MEN TA RIOS]

[LEA TAM BIÉN]

Las duras declaraciones del embajador Michael J. Fitzpatrick sobre lavado de dinero
Redacción Plan V
La reforma económica de Noboa provoca escepticismo
Redacción Plan V
Una guerra de fronteras en pleno siglo XXI: el Esequibo
Ugo Stornaiolo (*)
La consulta popular se retrasa, pero el partido de gobierno se acelera
Redacción Plan V

[MÁS LEÍ DAS]

El secretario Roberto Izurieta se enfrentó a la homofobia en redes
Redacción Plan V
Existe alta infiltración del crimen organizado en el Estado ecuatoriano, revela informe oficial
Redacción Plan V
Nuestra enviada especial a salvar al mundo
Juan Carlos Calderón
Caso Encuentro: los registros de las cámaras en la casa de Massuh, entre las evidencias de la Fiscalía
Redacción Plan V