
Periodista de Investigación, escritora de poesía y narrativa corta, especialista en perfilación criminal.
“… mi hermano busca entre el concreto/ latidos cortos/ pulsos débiles de un corazón que aún late su sangre” fueron las palabras en el facebook del escritor lojano Ramiro Cueva, que desde Santo Domingo vivió el terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter, que se sintió en todo el país, pero que en las primeras horas luego del movimiento, nadie sabía qué pasó con certeza debajo de nuestros pies.
En Quito, el 16 de abril, a las 18:58, las personas salieron asustadas de sus casas, los postes cobraron vida, se movían como una cortina al viento. Intentaban hacer llamadas pero los celulares colapsaron. Cero internet. Algunos sectores se quedaron sin luz. Quienes regresaron a sus hogares buscaron desesperados información en la televisión, pero nada. Solo programas de entretenimiento, parecía que todos habían enloquecido, la gente en las calles sentía algo que la televisión no lo confirmaba. Menos las llamadas voces oficiales.
La radio se convirtió en el único espacio de información. Los locutores acompañaron la angustia de los ciudadanos, pero tampoco sabían qué fue ese sacudón, un temblor o un terremoto, y en dónde. Desde sus cabinas informativas en el internet leyeron noticias del extranjero, específicamente desde Estados Unidos: terremoto de 7,8 grados en Esmeraldas, Ecuador, hay riesgo de tsunami.
¿Y la señal televisiva? Nada, en canales públicos y privados seguían los programas de entretenimiento. Algunos se cansaron de hacer zapping y consultaron en internet, (los que tenían señal). Las noticias sobre el terremoto eran internacionales.
Consultando a periodistas el por qué en los medios televisivos no se dice nada, la respuesta fue porque se necesita la autorización de la voz oficial en estos casos. La voz oficial salió a las 21:00. Cuando todos sabíamos qué pasó y la angustia de las víctimas y sus familiares incrementaba.
Con esta experiencia, nos queda claro que la única salida es la madurez individual y colectiva. Si esperamos en el sistema de comunicación estatal, estamos muertos. Nos queda claro que ese sistema está al servicio de la promoción de los líderes políticos del régimen.
Los canales privados abrieron su señal luego de dos horas. Esto no pasaba en años anteriores. Un derecho del ser humano es recibir información oportuna. Pero ahora esto es un imposible porque hay que esperar a la voz oficial del Estado. Es mejor que los volcanes se calmen o que nos den señales de humo para estar preparados por nuestra cuenta. Y como dicen coloquialmente, si es cuestión de morir, ya pues tocará porque Dios quiere. A este punto hemos regresado.
Es cierto lo que se dice en las redes sociales, que este es el momento de ayudar y no de recriminar, pero que el dolor no nos haga perder la lucidez de cómo pasaron las cosas.
Si vamos al principio de ayudar, la información que se emite, ahora sí, por los medios de comunicación públicos, debe ser de servicio. Informar constantemente puntos en donde se puede consultar sobre familiares que viven en la zona, información sobre desaparecidos, puntos donde se recolecta víveres, medicinas, etcétera. Se lo está haciendo, pero aún falta una mejor jerarquización de la información.
Ahora es el momento en que mejor se debe ejercer la comunicación social. A la ciudadanía no le interesa los protagonismos, el quién firma una nota. Qué periodista hace más horas de coberturas. Como tampoco interesa saber, en estos instantes, los comentarios del presidente Rafael Correa, afirmando que el avión presidencial cuenta con un excelente sistema de comunicación y que por eso se lo compró, ni que lo llamaron otros presidentes para solidarizarse.
Cuando una persona pasa por un desastre en su vida, está en shock, nada importa, solo los afectos, pero reales, ayuda real, no cadenas de oración.
Que esta experiencia aclare la mente de quienes gobiernan y permitan que la información sea inmediata, oportuna, clara y real. Un país no puede esperar a que la voz oficial se le antoje dar una información. Ni tampoco que dicha situación sea explicada por alguien que no sabe, aunque sea autoridad. Es mejor que las explicaciones de este tipo de desastres las dé un técnico. Los discursos llenos de eufemismos no sirven. La gente sí se da cuenta.
[PANAL DE IDEAS]
[RELA CIONA DAS]





NUBE DE ETIQUETAS
[CO MEN TA RIOS]
[LEA TAM BIÉN]



[MÁS LEÍ DAS]


