Desde hoy me despido de mis lectores. Acepté el reto de competir en las próximas elecciones legislativas y eso me ubica en una posición política. Mientras sostuve mi columna de opinión en distintos medios de comunicación escrita, durante los últimos 16 años de forma ininterrumpida, intenté desempeñarme bajo un signo diametralmente objetivo. Aunque siempre estuve parcializado por los derechos, por las libertades, por la democracia, por la lógica y por los vulnerables, fui todo lo objetivo que pude. Seguiré buscando la objetividad, y aunque mi parcialización siga siendo por lo mismo, ahora lo será también desde una posición ideológica.
Continuaré ejerciendo la docencia universitaria. Eso no me lo impide la ley. Me desempeño como profesor de una notable Escuela de Ciencias Políticas en Quito. En ninguna clase ofrecería jamás mi opinión sobre lo político, menos sobre la técnica de nuestra profesión, y aunque tampoco se encuentra impedida la comunicación editorial, por respeto a los medios de comunicación que me han dado gratuitamente un espacio de opinión y por los lectores que han buscado, leído, compartido, coincidido y discrepado de mis columnas durante todo este prolongado tiempo, debo enviar esta carta de gratitud para reconocer a quienes me han dado un lugar en el competitivo mundo del análisis político.
Gracias a ustedes he sido el portavoz de un criterio colectivo dirigido en contra de las arbitrariedades de los poderosos y en favor de las personas desprovistas de poder, en contra del pasado político y en favor de un futuro para todos.
La voz que hemos conseguido juntos y que ha resonado por todas partes gracias a su apoyo, he decidido amplificarla en los lugares donde se deciden los destinos comunes. Todo esto sería imposible de conseguir sin su comprensión, apoyo y presencia. Que el estruendo de nuestra voz colectiva llegue también al encuentro democrático de los comunes y de los disimiles.
Mi renunciamiento de hoy es grande. Dejaré mi columna de opinión sostenida por casi la mitad de mi vida y volcaré todos mis limitados esfuerzos, conocimientos, formación y experiencia en convertir nuestras ideas colectivas en conquistas sociales.
Mi renunciamiento de hoy es grande. Dejaré mi columna de opinión sostenida por casi la mitad de mi vida y volcaré todos mis limitados esfuerzos, conocimientos, formación y experiencia en convertir nuestras ideas colectivas en conquistas sociales. Sin embargo, esta no es una carta de despedida, es un mensaje de gratitud y de compromiso con mis lectores, editores, colegas y medios. Invito a todos los que han coincidido, compartido y discrepado de mis ideas a que sigan coincidiendo, compartiendo y discrepando de estos esfuerzos que ahora buscan ser colectivos. Si durante las décadas anteriores, y en especial en los tres últimos lustros, se nos ha negado a los ciudadanos el acceso a lo público, hoy tenemos la oportunidad de invertir el actual estado de cosas, desplazar a los secuestradores de las instituciones y entregar la política a los ciudadanos, ya no desde la opinión sino desde la acción política.
Seguiré escribiendo, analizando, interpretando y proponiendo. Pero lo haré desde las posibilidades que ofrece el internet y las redes sociales. También actuaré en la política con la intención de dignificar la labor pública desde las profesiones que ejerzo. Espero que me permitan seguir acompañándolos, ahora desde la honestidad ideológica que les anticipo y que ofrezco como un objetivo ciudadano y como una actitud pública.
Hoy me despido de mis lectores y doy la bienvenida a mis electores.
@ghidalgoandrade
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