
Periodista de Investigación, escritora de poesía y narrativa corta, especialista en perfilación criminal.
Parece, por los hechos que son noticia casi cotidiana, que el cinismo en el Ecuador se ha convertido en política de Estado. Parece que se van normalizando algunos actos del gobierno, quien no permite que se lo critique, calla a todos con respuestas que suelen ser más absurdas que los mismos actos.
La noticia que levantó críticas en estos días es la cómoda estadía del ex vicepresidente del Ecuador, Lenin Moreno en Ginebra. El actual canciller, Guillaume Long, fue quien comprobó las sospechas de algunas personas, que el gobierno del Ecuador le paga a Moreno su sueldo en Ginebra. El ex vicepresidente está con su familia en Ginebra, incluso su hija trabaja con él. Todo esto ha sido aceptado, no es visto como malo en el Gobierno, al contrario, sus voceros nos han dicho que nos debe dar orgullo que tengamos a Moreno como nuestro representante en Ginebra.
El presidente Rafael Correa defendió a Moreno y dijo que las críticas son parte de la campaña sucia de los mediocres. Pero las críticas no llegan solo de la supuesta oposición, también llegan del sector de los discapacitados, a quienes se supone que representa Moreno en Ginebra. Pues la vida del ex vicepresidente es muy diferente a la de cientos discapacitados que hoy están olvidados.
En este caso se evidencia un sí, todo lo que sospechan es verdad, pero y a mí qué… Casos de cinismo hay por montones, uno de ellos y creo que es el que más abre la herida en la ciudadanía, es el descaro con el que han dado cargos públicos a familias enteras de la lista 35, incluso sin pertenecer al partido político, el mérito es tener una relación consanguínea o algún tipo de relación que quede a la imaginación.
Mientras hay profesionales desempleados, dentro del gobierno abunda la parentela y el amiguismo. El nepotismo está permitido. Hay reclamos por esta razón, las críticas no paran, pero igual la respuesta clara es un ¡y a mi qué!
Incluso simpatizantes de las familias que ahora han hecho su fortuna en este gobierno, indican que este acto está bien, que las personas deben superarse, que por qué solo los de siempre tienen derecho a ser embajadores, o tener otros cargos de alto rango. Siempre hay quien justifique lo absurdo. Sí, está bien que se superen, pero esto no es sinónimo de superación, sino que el más vivo con el mayor cinismo ha tomado un puesto, no para marcar la diferencia, sino para ser igual o hasta peor de lo que una vez criticaron.
Alianza País señaló a los tradicionalistas y sus fortunas pero cuando tuvieron concentrado todos los poderes se convirtieron en algo similar y hasta peor, porque utilizaron una doble moral.
Criticaron qué cómo es posible que los cargos se hereden, que las fortunas solo sean para unos y el resto más pobre. Resultaron un mal chiste, llegaron al poder y se repartieron dinero y poder. Entre sus familias está distribuida la riqueza de este país. Los que buscan una verdadera justicia social se han quedado con la boca abierta mientras ven pasar a los nuevos ricos. ¿Los otros ricos? Ellos están bien, se fueron del país o se unieron al Gobierno y sus negocios dan jugosos frutos.
Parecen una sociedad enferma cuyo trauma fue no tener y que cuando llegaron al poder se volvieron locos. En realidad no les molestaba el statu quo, les incomodaba no ser vecinos de quien tenía una buena posición económica. Les llamó la atención las lujosas casas, la comida que no se prueba en los barrios pobres, pero que sí existe. Los viajes a Miami y a Europa. (Es que ustedes tenían y tienen derecho, el resto debe callar)
La esposa del secretario de Educación Superior René Ramírez, Analía Minteguiaga , según información difundida y que no ha sido desmentida, ganaría doble sueldo dentro de una misma institución y es la pareja de un funcionario público y no pasa nada. El Fiscal General del Estado, Galo Chiriboga, está acusado de adueñarse de una lujosa casa y no pasa nada. Los informes de Contraloría revelan corrupción en algunas instituciones públicas del Estado, indican que no se respetan concursos de méritos y que se elige a dedo para trabajar dentro de la función pública; y aquí no pasa nada.
Utilizan fondos públicos para sus propagandas y no pasa nada. Los medios públicos son las ventanas para la publicidad estatal y no pasa nada. Hablan de derechos humanos y dan largas sentencias a quienes se oponen a su régimen mientras que los acusados de corrupción tienen por allí algún “escarmiento”. ¡Cuba! ¡Cuba! Las canciones de Silvio Rodríguez corean cada vez que se reúnen, fotos del Che hay en algunos de sus escritorios públicos, pero deportan cubanos, se los devuelven a Fidel, se lavan las manos, después de que dieron todas las facilidades para que ingresen.
En sus actos hay un y a mí qué. Detallar cada invento de su Revolución alcanza para un libro, donde las palabras descaro, cinismo, prepotencia, sinvergüencería, no pueden faltar en el título.
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