
Ha arrasado en las elecciones a la Comunidad de Madrid la candidata Isabel Ayuso, que ha hecho de la lucha por la libertad en España, la piedra angular de su campaña.
Ondear la bandera de la libertad en campaña es una propuesta brillante en pandemia porque ¿quién no quiere ser más libre que nunca tras un año encerrados? La libertad individual se plantea además, sorprendentemente, como la forma de hacer lo que a una le dé la gana. En efecto, ¿quién no quiere hacer lo que le dé la gana? Es más, ¿desde cuándo y por qué no podemos hacer lo que nos de la gana? Y ya puestos, ¿qué es hacer lo a mi me dé la gana?
La campaña se dirige hacia mi, que soy clase media y, todavía, la mayoría en votos. Me dicen que no he sido libre para hacer lo que a mi me ha dado la gana porque no he podido ir a un hospital o a una colegio privado. Yo no sabía que eso era malo porque el sistema público ha sido siempre excelente.
Ejercer la libertad individual en economía no es hacer “lo que me dé la gana”, es poder tener la mayor cantidad posible de oportunidades para, a través de la meritocracia, llevar la vida que quiero llevar contribuyendo positivamente a la sociedad en la que vivo
Pero parece que es malo porque la clase social superior a la mía sí que va al hospital y al colegio privado. Yo en cambio no he sido libre. ¿Y eso por qué? Me pregunto yo perpleja. Porque has tenido que pagar impuestos, me contestan. Eso es lo que ha hecho que no puedas subir de clase social, me recuerdan, los impuestos que pagas. Eso te ha impedido ir al hospital y al colegio privado. De lo que sí limita hoy mi libertad individual (desempleo, alquileres impagables o bajas maternales/paternales insuficientes) no sabemos nada. Tampoco sobre cómo el ahorro de los impuestos pagará el hospital y el colegio privado que garantizarán mi ascenso social.
Inventarse el significado de la palabra libertad es peligroso e innecesario.
Peligroso porque vender la libertad como “hacer lo que una le de la gana” obvia la responsabilidad (y la oportunidad) que tenemos para con el resto de la ciudadanía como individuos, como parte de un todo que somos.
Innecesario porque desde la economía, ya tenemos un acuerdo de mínimos sobre lo que es la libertad.
Desde la economía, libertad es poder escoger entre la mayor cantidad de opciones; tener todas las oportunidades posibles para, a través de la meritocracia, llevar la vida que quiero llevar contribuyendo a la sociedad en la vivo.
Y es que ya lo decía claramente Ayuso una semana antes de las elecciones, que ella iba a ganar para que los madrileños “… puedan cuando se levantan, si tienen la oportunidad, llevar la vida que quieren.” Qué pena que la propuesta no sea intentar aumentar las oportunidades de todos y todas.
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