Economista y Magister en Estudios Latinoamericanos.
@giovannicarrion
La encuestadora Perfiles de Opinión, en su último reporte, muestra el deterioro en los niveles de aceptación del presidente Guillermo Lasso, cuya caída sigue indetenible. Para octubre de 2022, la aprobación de la gestión del primer mandatario llega apenas al 16,62% (para consuelo la evaluación del vicepresidente es aún peor al registrar un paupérrimo 13,12%), lo que implica que un 83,38% de los ecuatorianos desaprueban abiertamente el trabajo gubernamental el que, valga subrayar, ha sido hasta ahora incapaz de dar al menos respuestas –no digamos soluciones- a los graves problemas y demandas sociales existentes.
Estos guarismos que colocan al presidente ecuatoriano contra las tablas son congruentes con el estudio desarrollado por la consultora CID Gallup que determina que el presidente Guillermo Lasso es el peor mandatario calificado en la región con un 17%, al estar por detrás incluso de cuestionados gobernantes como el nicaragüense Daniel Ortega (37%); el venezolano Nicolás Maduro (28%) y el peruano Pedro Castillo (18%).
Frente a este contundente pronunciamiento popular, desde el Palacio de Carondelet apenas si se atina a minimizar las cifras que están escritas ciertamente con un rojo intenso, a través de la expresión: ‘me importa un pito’, con lo cual se pretende desconocer la realidad y evadir los complejos problemas económicos, sociales y políticos que afectan al país, optando, equivocadamente, por la estrategia de tratar de ocultar la cabeza en la tierra como mecanismo de supervivencia, desconociendo que la inconformidad e impaciencia ciudadanas se expanden a gran ritmo por los cuatro costados de la República. Pero desde la esfera del poder, espacio anegado por la soberbia y prepotencia sin límites del ‘think tank’, los aduladores no descansan –al parecer- en presentarle al presidente una figura diferente, en la que supuestamente la gran mayoría del pueblo respalda y aplaude al oficialismo y repudia a una oposición mezclada en triunviratos y oscuras fuerzas que pretenderían desestabilizar sin éxito al régimen. Sin duda, detrás de esas gruesas paredes que sostienen al Palacio de Carondelet, se puede construir y ver, desde un prisma particular, a la república de los utópicos...
Una pena que no exista un secretario o comensal de palacio que recuerde a esos altos funcionarios de gobierno hartos de poder –como sucedía con los generales victoriosos en la antigua Roma- aquella frase: "¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre".
Una pena que no exista un secretario o comensal de palacio que recuerde a esos altos funcionarios de gobierno hartos de poder –como sucedía con los generales victoriosos en la antigua Roma- aquella frase: "¡Mira tras de ti! Recuerda que eres un hombre".
Lo cierto es que los ‘extraordinarios’ registros de ventas y de inversión pública que se ha alcanzado, según dicen los optimistas técnicos del Gobierno, no tienen el suficiente eco cuando el propio Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial declaran expectativas bastante limitadas respecto a la evolución de la economía ecuatoriana para el año 2022, con un 2,7% a 2,8% de crecimiento del PIB, con lo cual el país aún no lograría ni siquiera revertir la caída del PIB de -7,8% registrada en el ejercicio 2020, producto de la pandemia y de los propios problemas de la economía nacional que provocaron su desaceleración desde años atrás.
Asimismo, el riesgo país, indicador que expresa la capacidad de un estado para cumplir con sus obligaciones, en el caso de Ecuador supera los 1940 puntos, siendo junto a Argentina y Venezuela, las economías con el más elevado número en la subregión y, por lo mismo, con un significativo castigo, en términos de tasas de interés, para el acceso a créditos.
Este actual y complejo panorama conectado a expectativas inmediatas de ralentización del crecimiento de las economías de EE.UU., China y de la Zona Euro, con las cuales mantenemos el mayor peso de la relación comercial, genera negros nubarrones que deben ser analizados con responsabilidad y, por ello, la expresión desafiante: ‘me importa un pito’ no ayuda a esclarecer escenarios, tranquilizar los mercados ni a solucionar absolutamente nada.
[PANAL DE IDEAS]
[RELA CIONA DAS]
NUBE DE ETIQUETAS
- Arriba Ecuador
- Caso Metástasis
- Galápagos Life Fund
- No todo fue una quimera
- serie libertad de expresión
- serie mesas de diálogo
- Serie María Belén Bernal
- 40 años de democracia
- serie temas urgentes post pandemia
- coronavirus
- corrupción
- justicia
- derechos humanos
- Rafael Correa
- Lenin Moreno
- Correísmo
- Dólar
- Ecuador