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14 de Agosto del 2017
Ideas
Lectura: 10 minutos
14 de Agosto del 2017
Gonzalo Ortiz Crespo

Escritor, historiador, periodista y editor. Ex vicealcalde de Quito. 

Mucho en juego esta semana
Lenin Moreno tiene que nombrar ya mismo a sus delegados ante la comisión ciudadana de selección del Consejo Nacional Electoral. En ello, tanto o más que en el tema de la corrupción se juega su credibilidad.

La “retención” de Galo Chiriboga en el aeropuerto de Quito el lunes 14 y la entrega a la justicia de Carlos Pareja Yanuzzelli el viernes 11 introdujeron estos días novedosos elementos en la investigación sobre la corrupción del anterior Gobierno.

Los dos hechos estuvieron cargados de dramatismo. No me digan que no lo fue que el avión de Capaya, en el que volvía de Miami en compañía del ministro José Serrano, tuviera que desviarse a Panamá para ser reparado por problemas de despresurización antes de volver a decolar y aterrizar por la noche en Quito. Y que a la hora en que Capaya se hallaba en la Fiscalía, Galo Chiriboga, “retenido” por la policía (el término es del ministro Navas, aunque los abogados dicen que “retención” solo se aplica a bienes materiales), ingresaba literalmente por la puerta trasera del edificio donde tuvo su despacho durante años.

Pero más peculiar fue el trino que en esas mismas horas de la mañana del lunes envió el presidente de la República, Lenin Moreno: “Un dicho de mi madre: ‘Mientras más cerca estés de la verdad, más nerviosos se ponen los culpables”. Un mensaje de gran carga política porque, haya dicho o no la frase la señora Garcés, parece ser que su hijo realmente quisiera llegar a esos culpables y que la justicia actúe castigándolos.

“Parece ser”, porque la ciudadanía no está segura del fiscal Carlos Baca, quien no fue un simple asesor de Correa, sino un incondicional del autócrata, como demostró con sus siempre obsecuentes pronunciamientos a través de Twitter. Y, además, con los servicios que prestó, se dice, de manera siniestra para perseguir a los supuestos implicados en el invento (invento y no intento) de golpe de Estado del 30-S. Este personaje llegó a la Fiscalía con un proceso similar al que siguió Carlos Pólit para repetir en la Contraloría, por el engendro ese, llamado Consejo de Participación Ciudadana y Control Social. Más sobre el Cpccs en un momento.
La gente se pregunta qué le mueve a Baca y hasta dónde llegará. ¿Será que, por fin, Baca está recordando sus raíces?, ¿será que le mueve la ética elemental del ser humano?, ¿será que siente la presión de la opinión pública? ¿O será que el motivo es algo que no controlan ni él ni Lenin Moreno: las filtraciones del proceso Lava Jato en Brasil? Hipótesis esta última con asidero, porque, recuérdese, durante más de un mes Baca tuvo en sus manos los audios completos de las conversaciones de José Santos con Carlos Pólit pero solo actuó cuando O Globo y los periodistas de IDL-Reporteros de Perú y Plan V los hicieron públicos. Es que ante una difusión internacional de tanto calibre Baca o actúa o queda como cómplice.

Pero, con lo importante que es lo que pase con Pólit y Chiriboga y Baca y la corrupción, hay esta semana una decisión clave en que se juega la credibilidad de Lenin Moreno, tanto o más que en la lucha contra la mafia corrupta. Se trata de la “conformación de la Comisión Ciudadana de Selección que efectuará el concurso de oposición y méritos para la selección y designación para la renovación parcial de las y los Consejeros del Consejo Nacional Electoral” como reza la farragosa convocatoria del Cpccs (siete palabras que terminan en “ión”, ¡un récord de la cacofonía!).

Como lo ha recordado Fausto Camacho, con quien conversé largamente sobre este tema, la Constitución al establecer las normas de este engendro (palabras mías) del Cpcss, prevé tres etapas para los nombramientos. Normalmente estas veedurías y la propia comisión de selección han estado conformadas por operadores políticos del correísmo, y hay una cantidad apreciable de presencias cruzadas. Por ejemplo, el propio Carlos Baca fue delegado del Ejecutivo para la selección del Consejo Nacional Electoral el 2011, y Juan Pablo Pozo, actual presidente del CNE, fue delegado para la selección de la que salió escogido Chiriboga, “retenido” mientras escribo estas líneas, y Doris Gallardo, secretaria particular de Correa, fue cambiada a Justicia, para que fuera delegada por Jalk a la comisión que escogió al CNE y ahora es vocal del Cpccs, y no se diga Giovanni Bravo, mano derecha antes y ahora del fiscal Baca, que fue representante de la Senain al consejo de selección.

Esta vez, sin embargo, para veedores del proceso no solo se inscribieron operadores políticos del correísmo. Como nunca antes hubo 424 inscritos. En una primera resolución, el Cpccs admitió a 361, dejando fuera a 63. Entre los eliminados estaban personas como Oscar Ayerve y Carlos Figueroa, probablemente porque presumían que podían generar algún tipo de dificultad en su condición de veedores o, al menos, que no iban a actuar como simple aval del proceso, como se estilaba en los aciagos tiempos del correato.
Camacho ha denunciado las actitudes arbitrarias del Cpccs, que aplicó normativa que no rige para este tipo de concursos; peor aún, digo yo: actuaron contra una norma expresa, para pretextar que se había descalificado a esos veedores por la supuesta existencia de tachaduras o enmendaduras de los formularios. “Por una mancha insignificante descalificaron a 36 personas”, dice Camacho.
El 26 julio aprobaron la lista en que admitían a 361. Esa lista debía publicarse el 28 y 29 de julio, pero solo la publicaron el 1º de agosto. Y el viernes 28 por la tarde notificaron a algunos de los admitidos para que se reúnan a las 9 am del lunes 31. ¡De la tarde del viernes a la mañana del lunes!, si eso no tiene dedicatoria, ¿qué lo tiene? Normalmente, estas notificaciones se hacen con más días de anticipación, en un día no laborable y en diferentes ciudades que se unen por videoconferencia. Esta vez, no: todos estaban convocados al auditorio del Banco Central en Quito un lunes tempranito. Muchos no recibieron la convocatoria y otros no pudieron arreglar el viernes por la tarde permisos en sus trabajos para atender el lunes la convocatoria. Es decir, se faltó al mínimo respeto que se debe tener en estos procesos.

¿Qué sucede? Que las viejas mañas del correato siguen actuando, por estos mecanismos que dejan los gobiernos autoritarios en los órganos creados para nombrar a sus incondicionales a los puestos clave. Lo cierto es que a esa reunión asistieron 134 personas. Fue, según reseñó bien la prensa, una sesión con muchos incidentes que terminó nombrando como coordinador de la veeduría a, ¡oh sorpresa!, un militante de Alianza País.

Ante las acciones de protección presentadas por los descalificados, el Cpccs el 1º de agosto reconsideró su decisión anterior y admitió a 36 personas adicionales, entre esas a Figueroa y Ayerve, quienes ya no pudieron elegir ni ser elegidos en la veeduría, conculcándose sus derechos.
Una vez concluido el primer paso (que en realidad no ha concluido, porque quedan flecos sueltos), el Cpccs ha convocado a conformar la Comisión Ciudadana de Selección. Esta debe estar constituida por cinco hombres y cinco mujeres, de los cuales cinco serán representantes de la ciudadanía y cinco del Estado.

No se conoce que el Cpccs haya enviado las respectivas misivas, pero si el concurso para postular a esta comisión termina este miércoles 16 a las 12 de la noche, es obvio que también las funciones del Estado deben nombrar a sus representantes hasta ese límite. O así lo supone Fausto Camacho, del Observatorio Ciudadano Electoral, que ha seguido como pocos estos procesos.
Por lo tanto, Juan Pablo Pozo, José Serrano, Gustavo Jalk y Christian Cruz, este último Superintendente de Bancos que está de presidente de la función de Transparencia y Control Social, junto con Lenin Moreno deben nombrar a sus delegados: cada uno a un hombre y a una mujer.

Por eso es que hay que estar alertas esta semana. Moreno se juega su credibilidad, porque o deja que el Cpccs siga siendo una máquina de componendas o nombra a personajes conocidos por su ética y respetabilidad, que debería ser la tónica también de los nombrados por los demás personeros máximos de las funciones del Estado, para poner un poco de seriedad y dejarse de mañoserías y carpetazos. Al fin y al cabo, son sus representantes personales, y no podemos estar sujetos a los automatismos de tiranía y enjuague a los que nos tiene acostumbrados el tristemente célebre Cpccs.

Y es que, ojo al Cristo, el CNE que salga de este proceso es el que regirá las elecciones seccionales de 2019 y las presidenciales de 2021. Y allí nos jugamos el destino del país. Y eso que no hablo de la consulta popular que deberá hacerse en los próximos meses para cambiar la Carta de la Esclavitud que nos rige.

[PANAL DE IDEAS]

Alfredo Espinosa Rodríguez
Fernando López Milán
Aldo Lorenzzi Bolaños
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