
Ecuador es un país imaginario atravesado por la línea ecuatorial. Está repleto de abismos económicos que se expresan en una democracia distópica. Sobrevive atrapado entre dos modelos de gobierno de tipo populista que aparentan ser binarios, pero que en el fondo son parecidos. Es decir, se ha creado una falsa dicotomía, porque tenemos dos relatos que pretenden aparecer como opuestos, pero que tienen muchos puntos de encuentro. Ambos representan a dos grupos conservadores, dogmáticos y excluyentes. Los dos funcionan como sectas que juran lealtad total a su líder que supuestamente “exuda honradez y clarividencia”. Lo real: ambas bandas son totalitarias y detestan la libertad de expresión, porque cualquier forma de anti-poder las desquicia.
Populismo financiero o populismo keynesiano, that’s not the question. Sería genial ir más allá de este dilema, pero a lo largo de nuestra historia ha prevalecido nuestro ethos populista. La falta de liderazgo de las élites económicas ha permitido el nacimiento de caudillos que han articulado alianzas entre clases sociales. Me dirán, Lasso no es un caudillo, Correa sí. Sin embargo, la construcción del imaginario político de Lasso es sostenerse sobre la base de la imagen de un líder acrisolado y respetuoso de las libertades individuales, un paladín de la justicia y la democracia. Demasiada ficción.
Sí, el lassismo es populismo financiero que intenta reivindicar como un valor supremo lo privado, ubicando a lo público como un antivalor. El populismo de Lasso depende del capital financiero del FMI, que ha condicionado préstamos a cambio de la eliminación de subsidios lo que ha generado un descenso en el ingreso promedio. Es un tipo de gobierno rentista, off shore, que evade impuestos y prefiere tener 10000 millones de dólares en reserva monetaria mientras su gestión gubernamental es pésima. Aumento de la desnutrición infantil (segundo país con índice más alto de niños desnutridos en Latinoamérica), 5000 asesinatos al año, servicios públicos impresentables, impuestos a la clase media por doquier, aumento exponencial de ganancias de la banca, en fin...la lista es extenuante. Resumiendo: no hay gobierno, no existe estado, corrupción boyante, somos una sucursal del FMI, un meme. Ah y las remesas que recibimos de nuestros migrantes sostienen al país, la inversión extranjera no llega ni al 10% de lo que envían nuestros compatriotas.
Voto NO, no porque sea narco, sino porque rechazo la pésima gestión del gobierno actual. Además, las preguntas son anodinas, por ejemplo: la extradición no depende solamente de la voluntad de un país sino de dos países. Asimismo, en la pregunta 5 votar por el sí sería darle más poder a una fiscal
Correísmo, populismo de Estado con matices keynesianos. Utiliza al socialismo como una marca, una franquicia de un supuesto modelo de estado benefactor. Psicología de masas basada en carisma de un líder mesiánico, bipolar, conservador e intolerante. En correísmo se dio un aumento de inversión pública: más carreteras, escuelas, hospitales, hidroeléctricas, mejor gestión pública. Correlato: aumento de corrupción, clientelismo, autoritarismo e izquierda Disney. Democracia clientelar, crecimiento de clase media y mayor movilidad social.
“Los buenos votamos sí”, dice uno de los tantos afiches colocados por el gobierno durante esta campaña electoral. Lasso ha creado la ilusión, desde un reduccionismo burdo, de que la consulta es para decidir entre buenos ciudadanos y narcotraficantes. Desde mi punto de vista, se impondrá un voto de rechazo a la inoperancia de Lasso en temas claves como alimentación, seguridad, salud, trabajo, calidad de oportunidades. Uno de los últimos bastiones del actual mandatario era la lucha contra la corrupción, pero tanto Pandora Papers, como el Gran Padrino han terminado mostrando la total falta de transparencia del régimen. Estamos frente a un gobierno muy debilitado que ha desilusionado a la mayoría de los ecuatorianos y cuyo único logro ha sido fortalecer al capital especulativo.
Voto NO, no porque sea narco, sino porque rechazo la pésima gestión del gobierno actual. Además, las preguntas son anodinas, por ejemplo: la extradición no depende solamente de la voluntad de un país sino de dos países. Asimismo, en la pregunta 5 votar por el sí sería darle más poder a una fiscal que no hizo absolutamente nada respecto a Pandora Papers y que cometió múltiples violaciones a los derechos humanos como en el caso Ola Bini.
El domingo, a votar sin miedo, no caer en el reduccionismo ni en la inercia. Aunque el bacanal de ofertas nos vuelve a saturar e incluso deprimir es importante canalizar nuestra desilusión con un voto objetivo que le deje claro al poder nuestra conciencia política que pervive en medio del caos.
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