Ingeniero Ambiental por la Universidad de Cuenca. Maestro en Ciencias de la Sostenibilidad por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Movimiento 26 de Julio, en recuerdo del asalto al cuartel Moncada; Movimiento 19 de Abril o “M19”, guerrilla urbana colombiana; Movimiento 26 de Marzo, partido marxista-leninista uruguayo; y hasta Sociedad Patriótica 21 de Enero, el partido que llevó al poder a Lucio Gutiérrez. La izquierda tradicionalmente ha buscado referentes históricos y mitos fundacionales, además de los referentes personalistas. Octubre 2019 es el nuevo referente para la izquierda y la lucha antineoliberal ecuatoriana, a juzgar por el carácter mítico que le otorgan varias de las figuras visibles de los partidos de izquierda y del movimiento indígena, pero también de sectores estudiantiles, ecologistas y feministas. A propósito de la segunda vuelta electoral y del triunfo de Guillermo Lasso, varias personas de esos sectores han recuperado el tema como motivo o muletilla.
Personalmente, encuentro cuatro problemas con Octubre 2019 como referente y mito fundacional de la resistencia social en el Ecuador.
La caja negra de Octubre sigue cerrada
Bloqueo de calles y carreteras; el movimiento indígena, organizaciones de izquierda, estudiantes, ecologistas, feministas y ciudadanas y ciudadanos de a pie formando un gran bloque social en defensa de los intereses populares; ocupación de gobernaciones y de la Asamblea Nacional; rotura de tuberías de agua y bloqueo de pozos petroleros; secuestro de policías, militares y periodistas; cuadrillas de personas enmascaradas vandalizando y aterrorizando a la población de Quito; ataques a ambulancias; incendio de la Contraloría; llamados expresos a un golpe de Estado; represión y uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía Nacional; personas muertas durante las protestas. Todo eso fue Octubre aunque el gobierno y los grupos manifestantes sigan contando la parte de la historia que mejor justifica sus acciones y más conviene a sus ideas.
¿Por qué no aceptar que fue una protesta, pero no solo fue una protesta? Sería el primer paso para abrir la caja negra de octubre y responder a preguntas subsiguientes como: ¿quiénes organizaron y ordenaron los actos de violencia y vandalismo contra las ciudades y la ciudadanía? ¿Fueron actos paralelos y no vinculados a la protesta social o eran parte de ella? ¿De dónde salió el dinero para sostener la protesta por 11 días? ¿Quiénes y por qué querían dar un golpe de Estado?... Un referente para la lucha social no debería tener tantas sombras a su alrededor.
La tercera versión sobre Octubre: el rechazo ciudadano
La versión del Gobierno, plasmada en el libro “Octubre: la Democracia bajo Ataque”, reduce la protesta a un intento de golpe de Estado con una gran dosis de violencia y delincuencia. La versión antípoda, de las organizaciones sociales, es que se trató de una protesta heroica y épica, y que fue reprimida inmisericordemente; esto está recogido en el libro “Estallido: la Rebelión de Octubre en Ecuador” y blindado por el informe presentado recientemente por la Defensoría del Pueblo. ¿Dónde queda la versión de la ciudadanía, más allá de aquella que se identificó con las movilizaciones?
Protagonistas de Octubre y analistas de la política adjudicaron la histórica votación de Pachakutik al recuerdo mítico de la manifestación. Sin embargo, los datos de la segunda vuelta podrían indicar algo diferente: en Quito, epicentro de la protesta y la violencia, Guillermo Lasso duplicó los votos de Andrés Arauz, candidato del correísmo y apoyado por Jaime Vargas, cara fuerte de Octubre; en Ambato, donde ocurrieron las roturas de tuberías de agua potable, Lasso triplicó a Arauz; en general, Lasso ganó por amplio margen en las capitales de la Sierra y la Amazonía, donde las protestas fueron más fuertes. ¿Es posible que el recuerdo de la violencia de Octubre haya influido en el voto, y que esto indique cierto nivel de rechazo por parte de la ciudadanía común y corriente, y no solo de las élites, como se ha querido imponer desde la narrativa de la lucha social?
¿Es posible que el recuerdo de la violencia de Octubre haya influido en el voto, y que esto indique cierto nivel de rechazo por parte de la ciudadanía común y corriente, y no solo de las élites, como se ha querido imponer desde la narrativa de la lucha social?
Octubre como referente de reacción y no de acción
Varias de las organizaciones sociales que recurren a Octubre como referente no han podido implementar o consolidar procesos autónomos y de incidencia en sus espacios: federaciones estudiantiles que no inciden en sus universidades y que no han podido desmarcarse de las FEUEs nacionales partidistas; sindicatos y gremios que solo se activan para rechazar medidas y con dirigentes que pactan a sus espaldas; ecologistas y feministas que, en lugar de potenciar sus hitos, insisten en Octubre, más propio de una izquierda que, dicho sea de paso, también ha sido históricamente productivista, machista y falocéntrica.
¿Por qué estas organizaciones muestran tanto entusiasmo hacia un referente de reacción, además violenta, ante una medida gubernamental, y no hacia referentes propios de propuesta, acción y construcción concreta y pacífica de una sociedad diferente? ¿Qué referentes provocan más empatía, el primero o los segundos?
El rol del correísmo en Octubre y en la lucha social
Cuando Vargas se alió oficialmente a Arauz, profundizó la duda latente sobre qué tanta implicación tuvo el correísmo en la dirección de la protesta. El documental “Laberinto”, de Carlos Andrés Vera, abre una puerta para que, atando cabos, podamos dimensionar su interés e implicación en las movilizaciones y, sobre todo, en los hechos de violencia. Más allá del rol del correísmo en Octubre, que debería quedar claro al abrir la caja negra, está su papel en la lucha social, si es que debería tener uno.
En ese octubre, quienes eran y todavía son afines al correísmo recordaron la existencia de varios derechos y que la resistencia social es legítima. Grupos y personas que, durante 12 años, deslegitimaron las demandas del movimiento indígena y justificaron los retrocesos en educación (LOES), en derechos laborales (Decreto 813), en derechos colectivos (Yasuní ITT), en derechos sexuales y reproductivos (Plan Familia), entre otros, y también la represión a la protesta social y la persecución a dirigentes sociales; todo en nombre del “Proyecto Político”. ¿Cómo pueden ser parte de la lucha social quienes solo creen en la lucha y en la organización social cuando es útil a su “proyecto”?
Estos temas deberían ser analizados antes de insistir en consolidar a Octubre como referente. Personalmente, creo que la lucha social y sus referentes, en este país, no deberían tener rastro ni sombra del correísmo, cuando este ha sido su mayor enemigo. Tampoco deberían tener la carga de violencia que tuvo Octubre 2019 y que, lejos de generar empatía, provoca rechazo y hasta miedo; la relación entre la protesta y los hechos de violencia debería estar clara para todos sus actores y para la sociedad, eso también es justicia. Por último, si la aspiración de las organizaciones sociales es construir una sociedad diferente, se podría pensar en referentes no solo de reacción, sino también de acción y construcción de modelos alternativos. El año tiene 12 meses y las transformaciones ocurren en lo cotidiano, ¿por qué esperar a octubre?
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