Periodista de Investigación, escritora de poesía y narrativa corta, especialista en perfilación criminal.
La frase original fue Oído al parche, era un consejo que se daba en las guerras para que los soldados afinen el oído y escuchen con anticipación los tambores (parches). Con el tiempo la frase quedó en Ojo al parche, para demandar atención en una situación específica.
Las autoridades encargadas de la seguridad externa e interna del Ecuador deben poner cuidado a esta frase, ya que antes que se dé un hecho hay señales claras para prevenirlo. Lamentablemente en el país no hay una cultura de prevenir sino la de lamentar.
Un valor de la perfilación criminal es la de prevenir crímenes, ya que se establece un perfil de un asesino y muchas de sus acciones son compatibles con otro criminal que estaría asechando una zona. Si se conoce su proceder, se puede deducir como actuará el victimario y se lo puede atrapar antes de que cometa algo terrible para la sociedad.
El Ecuador recientemente pasó días difíciles con las acciones ejecutadas por un supuesto alías Guacho. Digo supuesto pues así lo ha manejado la policía nacional y aún queda la duda de que si él es el único autor intelectual de los crímenes que son de conocimiento público o hay más actores involucrados. Pero si nos referimos a este sujeto estaríamos, según teorías del comportamiento criminal, frente a un asesino de masas misionario, ya que según los supuestos boletines que se atribuyen al grupo disidente de las FARC, Oliver Sinisterra, su misión es acabar con el imperialismo estadounidense, para lo cual, con sus hechos, exige que se tome en cuenta la existencia de la guerrilla como un grupo político que puede intervenir en las decisiones colombianas y en la región.
Si se raspa un poco esta misión no está libre de dinero, ya que por el narcotráfico, alías Guacho maneja en la frontera millones de dólares, por lo cual, la motivación de sus crímenes también es por poder y control. Además es un criminal impulsivo, según algunas comunicaciones que habría mantenido con agentes de la policía nacional vía mensajes de texto. A una acción de la policía, él responde inmediatamente. Y sus amenazas las cumple.
La pregunta que todos se hacen ¿por qué si ya existían mensajes amenazadores, solicitaba que se respete el acuerdo (se desconoce hasta ahora a qué acuerdo se refiere) y pedía hablar con altos mandos del Ecuador, no se hizo nada al respecto? Es decir, había señales claras en las que este alías Guacho ya mostraba su peligrosidad y su palabra no era un juego.
Eliminado este alías Guacho, ¿termina el conflicto en la frontera?, creo que la respuesta es negativa, ya que son años de tensión en esa zona olvidada por los gobiernos de turno. Hubo otros sujetos de alto peligro y seguirán existiendo si el motivo es el dinero. El que esta zona tenga necesidades básicas la hace vulnerable para caer en hechos delictivos y a su vez, víctima. Esta situación real también es una señal para luego prevenir con su propia población, pues los habitantes de la frontera son los primeros afectados por los conflictos armados. Pero nuevamente, no se previene y se lamenta.
El pasado 5 de julio se dio una marcha en Quito denominada Indígnate Ecuador en la que simpatizantes del expresidente Rafael Correa se reunieron para caminar por las calles de la capital rumbo a Carondelet, para respaldar a Correa y oponerse a la orden de prisión en su contra por el caso Balda. La asambleísta de Alianza País, Marcela Aguiñaga, invitó a los asistentes a “cabrearse” para que se respeten los derechos de Correa. Y así lo hicieron, bajo esta expresión hubo agresiones a periodistas y a otros civiles.
Entre los detenidos por esta violencia constan personas que tienen antecedentes de homicidio. ¿Hace falta otra señal para que el gobierno ponga atención a estas marchas de respaldo al expresidente? Lo que pasó aquel día fue una muestra de la agresividad que se viene contra la sociedad si topan a su líder. Y cabe señalar que antes de esta manifestación que para nada fue pacífica, en las redes sociales se advirtió que iban a darse ataques. Claro que no por esto se debe parar los procesos en los que está vinculado el exmandatario, pero sí se necesitan medidas de prevención. De lo contrario, una “simple” marcha se puede convertirse en una zona peligrosa, en la que los primeros que pueden salir afectados, son quienes cubren la noticia: los periodistas. ¡Ojo al parche! Que las señales son claras para todos los sectores involucrados.
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