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21 de Mayo del 2020
Ideas
Lectura: 7 minutos
21 de Mayo del 2020
Alexis Oviedo

PhD en Educación por la Universidad Católica de Lovaina, Maestro en Estudios Culturales y Desarrollo, Graduado en Economía. Ex gerente del Proyecto de Pensamiento Político de la SNGP. Docente universitario.

Otra ley de marras
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Una abogada laboral tenía un cliente que recibió 0,22 centavos de dólar de liquidación en un florícola, desde la figura de terminación del contrato individual “por causas de fuerzas mayor” ¿Hay en este país una legislación laboral? ¿Tienen derechos los trabajadores ¿Hay un sistema de justicia confiable?

En la edición del 19 de mayo, El Universo presenta una noticia que quiere mostrar el espíritu emprendedor en tiempos de crisis. Me recordó aquellas de los diarios argentinos y españoles escritas para que la gente mire “el lado bueno” de las medidas antipopulares tomadas por gobiernos de triste recordación como Macri o Rajoy.

La noticia del diario guayaquileño cuenta, en tono positivo, como Chelo con los 400 dólares que recibió como liquidación por más de 22 años de trabajo en un conocido restaurante de la capital, comenzó su propio emprendimiento. Creí que mis ojos no vieron el tercer cero y regresé al texto. No, había mirado bien. Eran 400 dólares ¿Por más de 22 años de trabajo, alguien recibe una liquidación de 400 dólares? ¿Cómo es esto posible en un país que tiene la Constitución más garantista de derechos?

Llamé a una amiga jurista y este me hizo caer en cuenta que el empleador bien pudo haber dicho a Chelo: si quieres sígueme juicio y te pagaré lo que dictaminen, años después, cuando salga la sentencia. O recibes ahora estos 400.

El internet me dio otros casos: Una abogada laboral tenía un cliente que recibió 0,22 centavos de dólar de liquidación en un florícola, desde la figura de terminación del contrato individual “por causas de fuerzas mayor” ¿Hay en este país una legislación laboral? ¿Tienen derechos los trabajadores ¿Hay un sistema de justicia confiable?

La pandemia del coronavirus y el aislamiento, sin duda golpearon a las empresas y muchas de estas, aparentemente, no tuvieron más que despedir a sus trabajadores. Los primeros en hacerlo fueron Confiteca y Edesa  a inicios de abril y desde entonces, hasta el 6 de mayo se contabilizan 66 400 desvinculaciones laborales. Pero en la economía todo está relacionado y si hay gente que deja de percibir remuneraciones, deja de consumir y por lo tanto las ventas de las empresas caen. Es por ello que  en este tiempo de COVID, economistas de diversas tendencias coinciden en que es necesario mantener empleo y garantizar liquidez. Esto último desde la inyección de recursos que permitan que una masa monetaria circule y se dinamice una economía estancada desde antes de la pandemia.

lo aprobado el viernes 15, fue la propuesta que hicieron las cámaras en la comisión: lograr la flexibilización laboral, sin que las empresas realicen las contribuciones “necesarias para el momento de crisis que vive el país”. Con esto el gobierno del licenciado Moreno, suma un nuevo punto para que le calce a la perfección el mote que le diera su excompañero de fórmula

Desde esta perspectiva, gobiernos de diversas tendencias ideológicas han actuado, desde una intervención estatal más o menos cercana al Keynesianismo. El mismo ultra derechas Donald Trump entregó bonos de 1200 dólares a sus ciudadanos, para garantizar el consumo dinamizador de la economía. El presidente Alberto Fernández, de Argentina, para mantener empleo, eximió del pago de contribuciones patronales a los sectores más afectados por la crisis y reforzando su programa  de recuperación productiva se comprometió a pagar una parte del salario de los trabajadores.

Pero si en otras latitudes se mira hacia el Keynesianismo, eso no ocurre en este país con vista al mar: al final la crisis la pagan los trabajadores y los empleados públicos. El 16 de abril, Moreno envió a la Asamblea, la “Ley orgánica de apoyo humanitario para combatir la crisis sanitarias derivada del COVD 19” una propuesta de ley desde la cual se pedían “contribuciones únicas y temporales, se decretaban medidas solidarias para el bienestar social, medidas para la asistencia humanitaria e impulso a la economía, apoyar la sostenibilidad del empleo”…etc.

Las contribuciones  enojaron a las cámaras y ordenaron a sus asambleístas oponerse a ese proyecto. Sin votos suficientes y casi en el archivo, el Presidente anunció que se eliminaba el articulado de las contribuciones. ¡Fiat lux! Las cámaras ordenaron a sus tribunos votar a favor. Y se fueron sumando votos desde trueques extraños, como el del asambleísta de Galápagos que votó a favor una vez que se incluyó en la ley su pedido, sin estudio técnico, de que uno de los aeropuertos del archipiélago sea internacional. Y tuvieron los votos de un asambleísta del PSC y otro de Pachakutik que sorpresivamente votaron en contra de la decisión de su bancada.

Casualmente, en esos días, se develó un escándalo de corrupción que implicaba al asesor del asambleísta Daniel Mendoza y se mostró que “son casi 30 legisladores los que habrían recibido favores para manejar los hospitales a cambio del apoyo a la gestión del gobierno de Moreno”. Piensa mal y acertarás: Si a uno de PAIS le cae el guante, ya sabes lo que te puede pasar…O votas a favor, o… votas a favor.

Con ello el viernes 15, por las buenas o por las malas 74 asambleístas aprobaron los retazos de la ley de nombre rimbombante, la cual quedó, en esencia reducida, para normar los acuerdos que modifican las condiciones de la relación laboral, normar las condiciones económicas de esta relación, eliminándose en la práctica la relación de dependencia. Una Ley de marras que modifica la jornada laboral y por lo tanto la remuneración, la que se dará de acuerdo a las horas laboradas, sin que los trabajadores tengan derecho al pago de horas extras, desde un esquema en el que son los empresarios quiénes dominan estos acuerdos.

Como dice la letra de Jornalero, cantada por Alci Acosta en la rockola: Si te gusta bien,  o si no te vas…

En resumen lo aprobado el viernes 15, fue la propuesta que hicieron las cámaras en la comisión: lograr la flexibilización laboral, sin que las empresas realicen las contribuciones “necesarias para el momento de crisis que vive el país”. Con esto el gobierno del licenciado Moreno, suma un nuevo punto para que le calce a la perfección el mote que le diera su excompañero de fórmula. Hace méritos para ser, como le motejan los correistas, el peor gobierno de la historia.

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