
La política de Estado falló y nos guste o no, las armas están en las calles, la delincuencia está dotada de ellas y la sociedad está en inminente peligro.
¿Qué hacen nuestros políticos? Jugar con el miedo, catapultarse con él, venderse como salvadores omnipotentes dispuestos a pronunciar lo que “todos” quieren escuchar, pero nadie se atreve a decir. Ahí en el pánico social, con micrófono en mano exigen que los inocentes se defiendan y sugieren armas para ellos, ¡como si el fuego se apagara con fuego!
No disminuirá la delincuencia porque los civiles porten armas, la fórmula es simple, la violencia trae consigo más violencia, no trae paz, mucho menos seguridad. Con ello no verán a dos choferes peleando con machetes en plena vía pública, los verán armados retándose a duelo como si estuviéramos en el Viejo Oeste.
Seamos más explícitos: hasta julio del presente año se registraron 1229 muertes violentas, de las cuales, 68 corresponden a femicidios y 253 a suicidios, es decir, casi el 30% corresponden a un fenómeno aislado de la delincuencia común.
No verán a dos choferes peleando con machetes en plena vía pública, los verán armados retándose a duelo como si estuviéramos en el Viejo Oeste. No disminuirá la delincuencia porque los civiles porten armas, la fórmula es simple, la violencia trae consigo más violencia, no trae paz, mucho menos seguridad.
Con esa información, ahora imaginemos a un maltratador doméstico con un arma de fuego, a su amigo que con dos copas encima, amenaza gritando ¡no saben con quien se meten!, mientras ondea su pistola como muestra de poder. Ya se imaginan lo que puede pasar…
Con ese dato ya existente en su cabeza, quiero hacerles saber que hasta junio del presente año, Estados Unidos registra 293 tiroteos masivos. ¿Entendemos todos lo que quiere decir esto? Pues si, con el porte libre de armas, ya no tendrán que preocuparse “sólo” por la delincuencia común, también tendrán que hacerlo por los neuróticos que disparan en centros comerciales y las víctimas de bullying que despiertan un día con la idea de eliminar a todos.
No quiero decir que no pasa nada, al contrario, al igual que todos me siento inseguro, no puedo caminar tranquilo por la calle sin inquietarme cuando veo una moto que se acerca con dos pasajeros, vivo en zozobra en una sociedad de riesgo. Pero también conozco que el porte de armas no es la solución, sólo es “populismo penal”, una mercenaria forma de hacer política.
El crimen organizado vive porque siempre tiene a quien reclutar; por eso, el Estado debe evitar reclutamientos, tiene que centrarse en erradicar la desnutrición infantil, invertir en educación, educar en las cárceles para brindar serias oportunidades de rehabilitación, facilitar el emprendimiento para generar fuentes de trabajo. Sólo ahí el crimen organizado podrá ser erradicado.
Si el problema de inseguridad es estructural, la lucha debe tornarse en el mismo sentido.
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