
Abogado y periodista guayaquileño. Ha colaborado en medios impresos y radiales de su ciudad. Actualmente cursa una maestría en Derecho de Empresa.
Luego de una necesaria pausa de dos meses, retomo mi conversación semanal con ustedes. En este país son cada vez más necesarias las voces diversas. No podemos permitir que el miedo, los intereses o simplemente nuestra apatía silencien la pluralidad de ideas. Espero ser bien recibido a mi regreso, aunque quizá a muchos no les guste el tema que he decidido traer a nuestra conversación para esta semana…
Acabo de cumplir 27 años, aclaro esto de entrada para que no vayan a pensar que quien escribe estas líneas es un viejito amargado o algo parecido. Ustedes bien saben que he sido crítico de este gobierno desde el primer día, de tal forma que esta opinión no es la de un militante de Alianza País o de un simpatizante radical del Presidente. Soy católico –orgulloso de serlo- pero quienes me conocen saben muy bien que no soy “curuchupa” ni tampoco soy de esos conservadores radicales que se alejan de la realidad que vivimos. No soy homofóbico, más bien conozco a mucha gente con diversas inclinaciones sexuales a quienes considero buenas personas y mi criterio sobre ellos jamás estaría condicionado a lo que hacen o dejan de hacer dentro de su habitación. Aclaro todos estos puntos antes de compartir con ustedes mi opinión sobre Plan Familia Ecuador que por estos días ha generado amplia discusión en las redes sociales.
En primer lugar es importante pedirle que si usted va a apoyar o criticar el Plan Familia Ecuador, le ruego que lo lea con detalle, se informe de manera objetiva y deje a un lado todos los prejuicios que por estos días han intentado ser impuestos como verdades.
Luego de leer el supuesto Plan Familia Ecuador que sus opositores están difundiendo, no encuentro algo que atente contra el Estado laico. Que nada, ni nadie, nos haga perder la objetividad. Lamentablemente muchas veces repetimos como loritos lo que otros dicen sin habernos informado de manera correcta y suficiente. Algunos se oponen al Plan solo por odio al gobierno, otros solo porque no se promueve el aborto y el sexo sin consecuencias, varios grupos se oponen a esta estrategia gubernamental porque rechazan que se hable de familia y que se hable de valores, algunos se oponen porque les han metido en la cabeza que es obra del Opus Dei. A todos ellos les pregunto: ¿ya leyeron el plan?
Quienes se oponen al Plan Familia Ecuador difunden ideas erradas, algunos con mala fe, otros simplemente porque ignoran el tema. El plan que se ha difundido por las redes sociales lo puede usted encontrar dando click aquí. De la sola lectura del texto, debo indicar que no hay una sola mención de las palabras “Dios”, “iglesia”, “prohibición”, “Opus Dei” o “católica”. De tal forma que no es cierto que con este plan se van a establecer prohibiciones o limitaciones al ejercicio de la sexualidad, no es cierto que se pretende difundir ideas religiosas o la imposición de dogmas católicos a los jóvenes, tampoco se busca imponer las creencias de una religión determinada, no se rompe con el carácter laico que tiene el Estado ecuatoriano, tampoco implica la prohibición del uso de métodos anticonceptivos, no es cierto que el Plan fue elaborado por un grupo religioso para imponer sus dogmas, tampoco se trata de una estrategia del gobierno para controlar la natalidad o limitar el número de hijos y menos se promueve el odio a minorías sexuales como gays y lesbianas.
Si usted se opone al Plan Familia Ecuador luego de leerlo despojado de todo tipo de tabúes, paradigmas y odios, entonces respeto su opinión aunque no la comparta. Es que la mayoría de lo que dicen sobre este Plan son afirmaciones e interpretaciones erróneas que nacen desde los prejuicios de ciertos grupos que justamente promueven la eliminación de todo tipo de prejuicios en nuestra sociedad.
Por aquí hay algunos que cuando leen "familia" y "valores", se ponen como la niña de "El Exorcista" bañada en agua bendita. Debo ser claro y afirmar que ciertamente al amparo de las normas jurídicas vigentes los jóvenes tenemos derecho a ejercer nuestra sexualidad con libertad, pero así mismo es indispensable que podamos recibir toda la información necesaria. Al respecto, debo indicar que nadie –ni siquiera el Estado- puede reemplazar el rol indispensable de los padres en la formación de sus hijos.
Por lo tanto, considero un acierto del gobierno mirar hacia la familia como eje de la sociedad para promover desde ahí una educación sexual responsable afectiva y efectiva, basada en valores y haciendo conocer a los jóvenes todas las opciones posibles. Lo que muchos creen es que educación sexual implica repartir condones y dar facilidades a las chicas para abortar. Se equivocan. La sexualidad va más allá del simple placer y la genitalidad, debemos mirar todo en su conjunto.
Ahora bien, en uso de la libertad que siempre he defendido y que Plan V también promueve, debo rechazar las ideas expuestas en la nota del 3 de marzo titulado Las cuatro cosas que debe saber sobre el "ministerio de la moral" que en su parte medular afirma: un guión de moral sexual católica (refiriéndose al Plan Familia Ecuador) que, a tono con las estrategias de penetración de ciertas congregaciones religiosas, le apuesta a un lenguaje secular que encubre su inspiración confesional. Su alcance es masivo y nacional, pretende asegurarse el control ideológico de la educación pública... Es evidente que desde Plan V hay una posición de rechazo a esta estrategia gubernamental, pero ruego que apelando al periodismo responsable que promovemos y que esta revista ejerce, se busque informar del tema con objetividad. No podemos poner nuestras simpatías por encima del derecho de los ciudadanos a recibir información diversa. Además estamos cayendo justamente en lo mismo que siempre hemos criticado al correismo: el ataque de las personas y no de las ideas, intentando descalificar a doña Mónica Hernández por su pecado de profesar una religión determinada. Por ello –como lector y articulista- apelo al periodismo plural, libre e independiente que venimos defendiendo en conjunto desde hace mucho tiempo.
De tal forma que, los invito a leer el plan, formarse un criterio sobre el tema y seguir debatiendo al respecto. Eso sí, despojados de todo tipo de prejuicios que nos hacen perder la objetividad. ¡Hasta la próxima semana!
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