Abogado y periodista guayaquileño. Ha colaborado en medios impresos y radiales de su ciudad. Actualmente cursa una maestría en Derecho de Empresa.
Plan V está cumpliendo dos años de ejercer un periodismo diferente, libre, plural e independiente. Es que no hay mejor forma de defender la libertad de prensa que ejerciéndola.
En esta oportunidad, quiero compartir con ustedes algunas reflexiones sobre la tarea de informar, opinar y comunicar, actividades que hoy son vistas con malos ojos por quienes están transitoriamente ejerciendo el poder.
Don Gabriel García Márquez decía que esta es la mejor profesión del mundo. Yo me atrevo a añadir que contar historias es la acción humana espontánea más bonita que existe.
Definitivamente, el periodismo debe ser ejercido con honestidad profesional, es por ello importante empezar a despojarse de prejuicios personales o ideológicos e ideas preconcebidas.
El buen periodismo exige responsabilidad e integridad. Responsabilidad como profesional en todos los ámbitos posibles, desde la búsqueda del hecho noticioso hasta la elaboración final de la noticia.
Indispensable para el periodismo es la integridad como hombre o mujer, yo lo resumo en simplemente ser buena persona. Es que esta premisa se aplica para cualquier ámbito profesional. Ser buena persona es fundamental para ser un buen profesional. Haber sido formado con principios, creer en ellos, ejercerlos y defenderlos, es fundamental para ser mejores individuos.
La credibilidad es el capital más importante de un periodista, es lo único que les debe estar prohibido arriesgar o perder. Cuando un periodista permite que el odio y el miedo se apoderen de su labor, está dejando a un lado el verdadero sentido de esta vocación. El odio ensucia el buen trabajo, puede provocar que se pierda la objetividad y llevar la innecesaria violencia a nuestras publicaciones. El miedo puede llegar a inmovilizarnos, dejando a los ciudadanos en una situación muy parecida a la indefensión, cuando por temor evitamos emitir una información o denunciar un hecho. Esto es justamente lo que pretenden algunos gobiernos: generar miedo para callarnos.
Siempre lo digo y considero oportuno repetirlo: ser periodista es más que una profesión, es una vocación que exige pasión y, al mismo tiempo, responsabilidad. El periodista debe ser también un apasionado por la libertad. El buen periodista conoce y defiende los derechos de los ciudadanos. A pesar de los años, los ataques y los intentos de callarlos, los periodistas siguen siendo el mejor puente entre los mandantes y quienes ejercen el poder de manera transitoria.
Más que felicitar a Plan V por este aniversario, quiero agradecer a este pequeño grupo de mujeres y hombres valientes por no callar. Esto lo digo más allá de mi labor como articulista, de corazón lo agradezco como un ciudadano que quiere días mejores para su país y que nada, ni nadie, calle las voces libres.
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