París tiene una regla no escrita: la importancia que un país extranjero tiene para Francia se traduce en qué tan bien situada está su embajada dentro de la Ciudad Luz. La legación diplomática de Qatar está en plena esquina de Campos Elíseos con Friedland, desde sus balcones casi se puede tocar el Arco del Triunfo.

Así, Francia y Qatar tejen relaciones estrechas, al punto que el hoy defenestrado Michel Platini, exjugador y luego directivo, fue el puntal para que este país asiático obtenga la sede del Mundial 2022 de forma controvertida y sobornando a todo aquel que aparezca en escena. Este miércoles, cuando el equipo galo venció 2-0 a Marruecos y clasificó a la final, el presidente monsieur Emmanuel Macron estuvo celebrando en la tribuna de Al Bayt y exaltando la capacidad organizativa de sus anfitriones.

USD 26 mil millones es el total de la inversión extranjera que Qatar tiene en tierras galas. Empresas de medios, cadenas de supermercados y la petroquímica Total, productora de aceites y lubricantes, son algunos de los puntales de su portafolio en el país vigente campeón del mundo.

Mientras QNB, el Qatar National Bank, opera a sus anchas en Francia, la verdadera joya está en el Parque de los Príncipes. El Fondo de Inversión Público de Qatar, creado para administrar los excedentes petroleros y gasíferos del pequeño emirato, acudió al rescate del París Saint Germain, equipo conocido por su escasa destreza aún dentro de la liga local, no se diga en la Champions europea.

Con USD 1000 millones repartidos en la aventura desde 2011, el fondo qatarí no ha logrado títulos europeos, pero sí posicionamiento global y muchísimas relaciones públicas impulsadas por tres nombres: Lionel Messi, Kyllian Mbappe y Neymar. Y ellos, obvio, iban a estar en el mundial que organiza el país que tan bien les paga por apenas llegar a octavos de la Champions.

Neymar no pudo cargar con la gran responsabilidad de Brasil y se fue antes de lo esperado. Mientras, para Mbappe y Messi está reservada la final. Lideraron, respectivamente, a Francia y a Argentina, cuyos méritos futbolísticos no están en duda, todo lo contrario. Son, incluso, el marco ideal para este cierre idílico y de fábula que tendrá Qatar 2022.

La simbiótica relación Francia - Qatar ya ha quedado descrita. No menos importante es la que el organizador del Mundial curte con la Argentina, la que fue marcada con todos sus detalles en un reciente informe del programa Periodismo para Todos, de Jorge Lanata. La familia real Al Thani maneja intereses petroleros, turísticos, ganaderos en el país de Messi, su empleado estrella.

Así, 28 mil hectáreas en un privilegiado sector de la Patagonia, dedicadas a la explotación ganadera y turística, son parte del paquete de inversión qatarí en Argentina. Vía la Exxon Mobil, también tienen participación en el campo petrolero Vaca Muerta, un yacimiento de treinta mil kilómetros cuadrados, con reservas de petróleo comprobadas de 741 millones de barriles, aparte de gas natural.

Las mil y una noches de esplendor de Qatar acabarán este domingo con una fantasía hecha realidad: la familia real local, codo a codo con Messi o Mbappe, sus embajadores, levantando la Copa del Mundo, con millones de franceses o argentinos, sus socios, celebrando en Campos Elíseos o en la Nueve de Julio un nuevo título. Ah, y de remate, este Mundial permitió que por primera vez un país africano pueda llegar a semifinales. Marruecos, con Hakimi (¡también jugador del PSG!) como uno de sus líderes, se posiciona también dentro de esta fantasía real. A Qatar tampoco se le escapó invitar a este banquete a un país de su misma raíz, otra monarquía árabe musulmana.