Coordinador del programa de Investigación, Orden, Conflicto y Violencia de la Universidad Central del Ecuador.
Aunque las cifras oficiales sobre el referendum no son definitivas, se anticipa una victoria del NO en las ocho preguntas. Incluso si el CNE, Consejo Nacional Electoral, escamotea los resultados en las próximas horas, como ya lo hizo de forma desvergonzada en febrero de 2021 para impedir que Yaku Pérez pase a la segunda vuelta, la derrota de “los cruzados” es estrepitosa.
El resultado es tan inesperado para el gobierno y sus panegiristas que no han tenido capacidad de reacción. Esto se debe a que el gobierno nacional convirtió la contienda electoral por el referendo en una “guerra santa” contra el narcotráfico y el crimen organizado. Y en ese empeño no faltaron tropas de cruzados (periodistas, analistas y políticos) que se sumaron a la batalla.
La guerra contra las drogas siempre fue eso: una narrativa fundamentalista, conspiranoica y miope. Por eso ha fracasado históricamente en su propósito jurado: acabar con los narcotraficantes. Pero, en cambio, ha tenido éxito acuartelando a los ciudadanos, socavando las Repúblicas y montando “democracias” homicidas. Filipinas, Indonesia, México y El Salvador son muestras de ese proceso macabro.
En la “guerra santa” del Presidente Lasso sus “cruzados” quemaron todos los puentes de diálogo y azuzaron el miedo por doquier. Envalentonados por el auspicio de la Embajada de EEUU no dudaron en lanzar fuego sin medir las consecuencias en un escenario adverso. Polarizaron con base en acusaciones criminales creyéndose invencibles, cuando en realidad fueron invisibles ante la base social que votó masivamente en contra de sus pretensiones.
Nunca una elección se ganó con denuncias de juzgado. Nunca una elección se ganó sin sin sustrato político concreto. Nunca un gobierno sin credibilidad ganó una lid electoral. Pero con su dogmatismo decimonónico el gobierno del “los cruzados” creyó que con ellos la historia sería distinta.
Ahora, la pregunta que cabe examinar es ¿Qué sigue despúes de la “guerra santa” del 5-F? Esquematizando, tres escenarios parecen probables.
Primero, que el gobierno active la “muerte cruzada”, disuelva la Asamblea Nacional y gobierne por seis meses o más hasta que se realicen nuevas elecciones. Entonces, la “revolución ciudadana” podría volver a Carondelt porque hay un “imaginario social” que está latente y sigue potente (“antes estabamos mejor”). A menos que un outsider emerga en la palestra y se lleve la victoria.
Segundo, que el gobierno pacte con el correismo un reparto de negocios y autoridades de control. Un acuerdo de trastienda que le garantice gobernabilidad a cambio de impunidad para las mafias de ambos bandos.
Tercero, que el Presidente Lasso persista en su “guerra santa” aunque hunda la República en su empeño. Con una agravante, su alienación política podría traducirse en represión sin límites si es que la conflictividad desborda las instituciones y migra a las calles. Respaldado por los poderes fácticos (grupos económicos, militares y EEUU), el Presidente Lasso podría persistir en su fundamentalismo económico neoliberal y enviar la caballería policial a la vanguardia.
Solo la sensatez puede sacar al país del laberinto infernal en el que estamos. Pero eso requiere humildad y amplitud de miras, dos virtudes de las que carecen “los cruzados”.
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