
Periodista de Investigación, escritora de poesía y narrativa corta, especialista en perfilación criminal.
A veces en marchas sociales, pancartas de políticos, entre familiares, amigos, novios, conocidos… se multiplica la palabra amor, lo cual está bien, pero se torna sin sentido ese discurso cuando se niega la ayuda a alguien que está fuera de ese “círculo de confianza”. La palabra amor se vuelve vacía cuando se jerarquiza la vida y algunos seres vivos se vuelven desechables, como cuando se habla de la vida del ser humano versus a la de los animales e incluso, entre vidas humanas, los sistemas de poder marcan sus diferencias.
Hay personas que se llenan la boca con el yo amo a la humanidad, sin embargo cuando están en cargos de poder se preocupan por subir sus sueldos y colocar más impuestos al llamado pueblo. Pero no todo está perdido y la palabra amor, el verdadero amor por otros puede surgir después de la muerte. No, no se trata de una novela trillada romántica, sino de algo que todos podemos hacer después de vivir en esta tierra: extender o mejorar la vida de otro ser humano. Qué prueba más grande de amor la de entregar parte de uno, de un cuerpo que finalmente después de muerto, va a podrirse en la tumba, a otra persona que lo necesita para seguir adelante en esta vida.
“Para mí, fue un ángel quien me dio su riñón, porque sin saberlo dio su vida por la mía”, esta es la frase de agradecimiento que tiene Estefanía Onofa para quien fue su donante, cuya identidad es desconocida, pues tanto el nombre del donante como del receptor se mantienen en reserva para evitar cualquier controversia, así lo explica la directora técnica del Banco Nacional de Tejidos y Células, Mariana Calahorrano.
Estefanía formó parte durante dos años de la Lista de Espera Única Nacional manejada por el Instituto Nacional de Donación y Trasplantes de Órganos, Tejidos y Células, Indot, entidad adscrita al Ministerio de Salud. A los 26 años le diagnosticaron insuficiencia renal por preeclampsia severa. Dio a luz y su niña murió un mes después. Luego pasó dos años sujeta a máquinas que la ayudaban a vivir hasta que llegó su trasplante. A pesar de vivir estas situaciones complicadas, como el duelo de su hija y su propia enfermedad, ella – cuenta- que jamás se sintió enferma y que mientras esperaba en la lista del Indot, se daba ánimos aunque llorara por dentro. “La clave es no dejarse decaer”, lo dice decidida.
Mientras alguien mantiene la esperanza en la lista de espera, otra persona puede apagar su luz negándose a ser donante en el momento de sacar su cédula de identidad e ir por el mundo pregonando amor… Casos hay, los conozco, pero también hay quienes entienden que pueden ayudar incluso después de la muerte siendo donantes y que esta última voluntad debe ser respetada por su familia. Es por eso que el Indot promueve campañas para hablar de la donación de tejidos y órganos, y el soy donante y mi familia lo sabe, pues en el momento de la muerte -instante difícil- algunos familiares ponen resistencia a que se proceda con la extracción de órganos o tejidos.
En el 2019 según datos del Indot se realizaron 677 trasplantes a nivel nacional, los más recurrentes son los de córnea y riñón. Y el Ecuador en la región ocupa el quinto lugar entre los países con mayor accesibilidad a un trasplante.
En el 2019 según datos del Indot se realizaron 677 trasplantes a nivel nacional, los más recurrentes son los de córnea y riñón. Y el Ecuador en la región ocupa el quinto lugar entre los países con mayor accesibilidad a un trasplante. Para mejorar se necesita trabajo coordinado y comprometido. Alrededor de este tema se han creado algunos mitos, como que todos los fallecidos pueden ser donantes, lo cual es falso. A pacientes que se les ha diagnosticado muerte encefálica pueden extraer sus órganos y tejidos. Por parada cardiaca solo pueden extraer tejidos. En el primer caso, los órganos solo pueden ser mantenidos antes de un trasplante máximo por 12 horas y en el caso de tejidos, específicamente córneas, por 14 días. Por lo cual, se hace indispensable que la casa de salud coordine con el receptor del trasplante los exámenes necesarios para su inmediata intervención quirúrgica.
En el país, según Calahorrano, el trasplante de córnea se convierte en una necesidad nacional, porque la lista de espera en este tema crece. Pero también se pueden trasplantar huesos, nervios, piel, tendones, válvulas… Y las mujeres que dan a luz pueden donar su placenta, solo deben decirle a su médico tratante su decisión. La placenta es de gran ayuda para los pacientes que han sufrido graves quemaduras, sobre todo niños.
Mauricio Heredia, director del Indot, cuenta que España tiene el mejor modelo de acceso para trasplantes porque es un modelo universal que garantiza la oportunidad a todos los pacientes de obtener un trasplante y que Ecuador se comprometió en un proyecto para mejorar la donación y acceso de trasplante 2020-2030. Para lo cual se trabajará en la capacitación de especialistas que procuren la donación. Esta procuración -se ha identificado- se debe realizar en las salas de emergencia y en terapia intensiva de los hospitales públicos y privados. Así también se permitirá que más centros de salud se acrediten para realizar trasplantes si cumplen con las normas necesarias y por supuesto se promoverá que el tema de donación se hable en espacios cotidianos.
Heredia señala que aún hay trabajo qué hacer con respecto a la empatía que deben tener los cuerpos médicos con sus pacientes. “Se necesita una atención centrada en el paciente, mayor comunicación afectiva y efectiva, una humanización, que significa ponerse en el zapato de la otra persona” indica. Lo cual se hace indispensable más si se habla de trasplantes, pues es de humanos tener miedo a someterse a una cirugía de este nivel. Y por el otro lado, los médicos deben saber en qué momento le dicen a los familiares que su ser querido tiene una condición irreversible, pero que puede dar vida a alguien más, porque su última decisión fue la de donar sus órganos y tejidos.
El acceso a los trasplantes es para todos y gratuito en todas sus etapas: evaluación pretrasplante, cirugía y seguimiento postintervención. Esto se contempla en la normativa ecuatoriana, es decir, en la Constitución de la República y en la Ley Orgánica de Donación y Trasplantes de Órganos, Tejidos y Células, aprobada en el 2011. Sin embargo, en la postintervención faltan medicamentos en el sector público, porque no están en el cuadro básico de medicamentos. Por ejemplo (caso que lo conozco), para los trasplantes de córnea que se realizan en el Hospital Eugenio Espejo, este centro no cubre las medicinas de recuperación, como colirios. Si el trabajo debe ser coordinado, también desde el Ministerio de Salud se debe dar el apoyo y la casa de salud debe solicitarlo para que sea un rompecabezas bien armado para el bien de los pacientes.
Ya sabe, practique con el ejemplo, que ninguna religión cuyo Dios ame a su prójimo lo impedirá. Si quiere hablar de amor, sea donante, sea útil más allá de la muerte… Somos muchos los que estamos en la lista de espera, 800 personas, para ser más exactos…
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