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12 de Junio del 2020
Ideas
Lectura: 7 minutos
12 de Junio del 2020
Desirée Yépez

Periodista. Ha escrito para Revista Vanguardia, La Barra Espaciadora, Diario El Comercio y revista Plan V.

“¿Quieren ver cómo se mata a una puta?”
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29 de marzo. Katty. 24 años. Apareció colgada. Sospechoso: conviviente. Manta (Manabí).v30 de marzo. Paula. 4 años. Golpes. Sospechoso: padrastro. Quito (Pichincha). 7 de abril. Brigith. 22 años. Estrangulación. Sospechoso: marido. Quito (Pichincha). 14 de abril. María. 29 años. Ahogamiento. Sospechoso: marido. Cuenca (Azuay)... Lo que no se nombra, no existe. 7 de abril. Brigith. 22 años. Estrangulación. Sospechoso: marido. Quito (Pichincha).

Si está borracha y drogada, aprovecha. Así será más sencillo.

Manoséala. Toca su cuerpo como si fuera tuyo: no te detengas. Si te ruega que pares, sigue. Tú dile que su miedo te excita. Y cuando llore y grite, tapa su boca. Insúltala. Que tus gritos ahoguen sus súplicas.

Calma sus temblores a golpes. Hazlo hasta que pierda la conciencia.

Karina del Pozo tenía 20 años la noche en que la mataron. Los tres asesinos la conocían, pero eso no frenó sus impulsos, ni mermó la saña.

“¡¿Quieren ver cómo se mata a una puta?!”, dijo uno de ellos después de violarla. La estrangularon. Pero no acabaron sino hasta destrozarle el cráneo con una piedra. Y la tiraron así como se deja la basura: lo que no sirve. La abandonaron.

En Ecuador, la muerte de Karina marcó un precedente en las leyes sobre violencia de género. Esta historia avivó la conciencia para que los datos oficiales puedan reconocer que en este país una mujer es asesinada cada tres días por ser mujer. Esa premisa no es fácil de asimilar: pero a las mujeres nos matan por ser mujeres; y quienes lo hacen son, en su mayoría, hombres que están cerca: marido, novio, vacile, padrastro, hermano. Papá.

Dos años después del asesinato de Karina, en 2015, entrevisté a Marcela Lagarde (71). La mexicana es la ‘culpable’ de que exista la palabra feminicidio. El término define la muerte de las mujeres en un contexto violento, en donde existen tres responsables: victimario, sociedad y Estado. En ese encuentro en Quito le pregunté “¿cómo entender que la lucha por los derechos de las mujeres y, en ese contexto, el feminismo es algo que integra a todos los actores de la sociedad. Cómo conseguir que esas temáticas no se conviertan en una ‘guerra de los sexos’?”. Y ella respondió:

“¡Guerra es la que hay! No la inventamos nosotras. Hay una guerra profunda contra las mujeres. Esa es la violencia que estamos tratando de erradicar. Se trata de que haya una convivencia pacífica entre hombres y mujeres. Que los hombres dejen de ser violentos en todo. En su relación con otros hombres, en la problemática social”.

Lagarde desarrolló el concepto ‘feminicidio’ para nombrar la realidad violenta de Ciudad Juárez, en el norte de México, que desde hace 27 años obtuvo fama por el cometimiento de crímenes brutales en contra de cientos de mujeres. Esas historias se bautizaron como “las muertas de Juárez”. La académica lo hizo porque cuando algo no tiene nombre, no existe.

Aquí un paréntesis técnico: feminicidio y femicidio no son lo mismo o sus alcances no son iguales.

El feminicidio se entiende como un crimen de Estado. Esto implica el desarrollo de política pública que garantice a las mujeres una vida libre de violencia. ¿Por qué? Porque generalmente las víctimas que mueren atravesaron un ciclo de maltrato: psicológico, económico, físico, sexual.

El femicidio es un tipo penal que no asume al Estado como corresponsable, por lo tanto, lo deslinda de su responsabilidad. Esta es la figura que se incluyó en 2014 en la legislación ecuatoriana.

***

Dos meses después del crimen, en abril de 2013, la familia de Karina del Pozo presentó un proyecto de ley que llevaba su nombre. Su objetivo: prevenir y sancionar la violencia de género. Pero no fue sino hasta agosto de 2014, donde a través de la reforma al Código Orgánico Integral Penal (COIP) se tipificó el femicidio en el artículo 141. La pena de cárcel, que oscila entre los 22 y los 26 años, se agrava si entre el victimario y la víctima existió una relación familiar, sentimental o conyugal que implique confianza; si se cometió en frente de hijos o familiares; y si se expuso el cadáver en lugares públicos. Y sí: esas cosas -que se leen atroces- pasan… Todos los días. O bueno: según los datos oficiales, cada tres días, cada setenta y dos horas. No se detiene.

Ni siquiera la COVID-19 que frenó a raya a un planeta entero, que pausó la vida de 7594 millones de personas, detuvo la expresión más salvaje de la violencia contra las mujeres: la muerte.

Llegué hasta aquí porque a partir de los titulares fríos de la prensa arranqué —junto a mi amiga y compañera de trabajo, Gianna Benalcázar; y mi hermana Chenoa Yépez— una investigación que pretende nombrar a cada una de las niñas y mujeres asesinadas en Ecuador durante la emergencia sanitaria. Porque cuando algo no tiene nombre, no existe.

Los medios de comunicación hablan de 11, 12 y hasta 26 femicidios entre el 16 de marzo y el 1 de junio. Ese es el tiempo en que, por decreto, la ciudadanía estaba obligada a permanecer en casa. Seguramente, quienes murieron también debieron convivir junto a quien sería su femicida. No lo sé. Describiremos esos detalles cuando esto que apenas empieza concluya.

Lo que sí sé es que se asesinó mujeres en todas las regiones. Las estrangularon en la Sierra, las balearon en la Costa, las colgaron en la Amazonía y las apuñalaron en Galápagos. También sé que sus edades comprendían entre 1 y 50 años. Sí, a las guaguas también las violan, las golpean y las matan.

“¡¿Quieren ver cómo se mata a una puta?!”

29 de marzo. Katty. 24 años. Apareció colgada. Sospechoso: conviviente. Manta (Manabí).

30 de marzo. Paula. 4 años. Golpes. Sospechoso: padrastro. Quito (Pichincha).

7 de abril. Brigith. 22 años. Estrangulación. Sospechoso: marido. Quito (Pichincha).

14 de abril. María. 29 años. Ahogamiento. Sospechoso: marido. Cuenca (Azuay).

26 de abril. Andrea. 1 año. Violación y golpes. Sospechoso: padrastro. El Carmen (Manabí).

26 de abril. Katherine. 29 años. Puñaladas. Sospechoso: marido. Yaguachi (Guayas).

30 de abril. Juana. 50 años. Disparos. Sospechoso: marido. San Eduardo (Guayas).

05 de mayo. Sany. 22 años. Apareció colgada en una viga, con golpes y hemorragia en sus genitales. Tena (Napo).

07 de mayo. Camila. 20 años. Asfixia y quemaduras. Sospechoso: conviviente y amigos. Milagro (Guayas).

11 de mayo. Jennifer. 31 años. Puñaladas con un destornillador. Sospechoso: expareja. Santa Cruz (Galápagos).

13 de mayo. María. 35 años. Puñaladas. Sospechoso: expareja. Guayaquil (Guayas).

19 de mayo. Belén. 31 años. Disparos. Sospechoso: conviviente. Vía Guaranda- Gallo (Bolívar).

29 de mayo. Judith. 10 años. Apareció desmembrada dentro de un saco plástico, en el fango del río Guayas (Guayaquil). Sospechoso: padrastro.

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