
Los especialistas llaman Inmunidad de rebaño o comunitaria al punto de contagio en que en un colectivo hay suficientes personas inmunes como para detener la propagación del virus. La diferencia de significados, irrelevante para la ciencia, resulta interesante para el análisis del comportamiento de los Estados y los individuos.
El rebaño es una masa estupefacta, atemorizada y obediente, dispuesta a tomar sin cuestionarse el rumbo que su pastor le indique, la comunidad es un grupo de personas que comparten historia y objetivos. El rebaño es la suma de individuos obedientes, la comunidad es una estructura colaborativa y esa enorme diferencia es clave para aprender de esta pandemia y enfrentar las duras crisis que se avecinan.
Ecuador se caracteriza por una arraigada cultura comunitaria. Hacemos mingas, “vacas”, grupos en redes y “hornados solidarios”. En este país, están geo referenciados desde los Municipios hasta las ligas barriales de fútbol. Tenemos asociaciones hasta de poncheros, docenas de cámaras, federaciones, colegios profesionales, sindicatos y una iglesia en cada esquina; por mencionar algunas de las miles de organizaciones que pudieron ser apoyo fundamental en el manejo de la pandemia a la hora de comunicar, educar; detectar y aislar contagios o para apoyar desamparados. Desafortunadamente el Estado optó por acorralar el rebaño y luego, por soltarlo bajo el aguacero.
El rebaño es una masa estupefacta, atemorizada y obediente, dispuesta a tomar sin cuestionarse el rumbo que su pastor le indique, la comunidad es un grupo de personas que comparten historia y objetivos
Estamos ya viviendo otra pandemia más grave: la recesión y su pobreza. La inmunidad de rebaño nos llevará en estampida directo al despeñadero. Si nos confinamos mentalmente en la angustia, llegarán los lobos a devorarnos. La inmunidad comunitaria se construye desde ahora tomando la iniciativa, usando los recursos combinados y contando con las redes civiles más allá de las autoridades y sus lamentables derroteros.
Las soluciones no están en una papeleta que promete curas milagrosas, están en la voluntad de una comunidad activa y responsable, no en la manada asustada e impredecible. El Estado no son los funcionarios que pastorean, son los ciudadanos que se organizan y suman.
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