
El país está divido en tres. Después de la desafortunada presentación del Secretario de la Presidencial del Ecuador, Juan Sebastián Roldán en la cadenada CNN, la fractura política se manifiesta con toda claridad. El presentador de la entrevista, Fernando del Rincón, interpeló ásperamente a su interlocutor, apagó su intervención y despidió la entrevista sin permitir respuestas. El entrevistado, el alto funcionario del gobierno, preparó un monólogo evasivo que no pudo utilizar y respondió, mientras pudo, con un tono irritantemente afelpado. Objetivamente, lo importante en esto no es la entrevista, lo son las reacciones en la opinión pública.
Las redes sociales del internet explotaron en burlas, lamentos y agresiones. Así funciona la política como espectáculo. “La gente no deja de ver [la televisión] cuando hay un conflicto. Dejan de ver cuando no encuentran uno”, decía Roger Ailes, fundador de Fox News. Lo que interesa a los públicos es el espectáculo y las cadenas de televisión lo saben.
En este ambiente, hay dos sectores equilibrados y en disputa, dispuestos a agredirse sin medirse en impresiones, mentiras, exageraciones o calumnias, mientras hay otro sector, tal vez equivalente en tamaño a cualquiera de ambos, al que no le interesa participar en esta dinámica de polarización.
Si se ubican estas posiciones ideológicas en un eje horizontal izquierda-derecha, cada sector tendría un espacio que incluiría en el centro a un tercer sector. Pero esta interpretación plana tal vez responda a una tensión clásica hoy en desuso.
El secretario Roldán asistió a CNN para insinuar quién gobierna en Ecuador. Pero se encontró con una pared de gritos. Es la arrogancia del poder que choca con la cultura popular que disfruta de consumir alaridos. Así la sociedad se polariza tal y como sucedió en esa entrevista.
Resulta más apropiado interpretar esta relación trazando una línea perpendicular que relacione otro tipo de variables. La misma izquierda radical, que hoy asocia a los defensores del populismo autoritario, del estatismo, el centralismo y el nacionalismo, podría arrancar desde el extremo inferior izquierdo del plano, empezando por el nacionalismo marxista, y proyectándose en dirección a la socialdemocracia en el centro. En el otro lado, la misma derecha conservadora, que inscribe a los impulsores de la reducción del Estado hasta su eliminación y el separatismo podría arrancar en el extremo superior del plano y en dirección al centro de la democracia liberal o de la democracia cristiana.
Los planos inferiores y superiores no tienen nada que ver con una valoración ética, dogmática o normativa. Que la izquierda se ubique en el inferior de este plano cartesiano significa que está más cerca del estatismo y más lejos del socialismo. Lo mismo sucede con la derecha, ubicada en lo superior del mismo plano cartesiano, que está más cerca del mercantilismo que del capitalismo. Así, el primero podría imponer un capitalismo de Estado y una economía dirigista y el segundo podría instalar un mercantilismo federativo.
El campo de batalla por la lucha de los significados ocurrirá en el centro de este diagrama. En este lugar intermedio de la política, en contra de lo que se cree ordinariamente, se concentra una amplia escala de sectores, desde socialdemócratas y democristianos, hasta nacionalistas liberales. Aquí se encuentra el voto que populistas autoritarios y mercantilistas buscarán próximamente.
Toda situación de crisis económica genera desconfianza en las instituciones. Este clima de polarización es el lugar perfecto para la aparición en escena del mesías antipolítico que proponga derribarlo todo para construir una sociedad paradisiaca.
El riesgo en la amenaza antipolítica consiste en que quienes quieran conquistar el poder podrían disfrazarse de cualquier cosa para captar el voto centrista e imponer una agenda política antidemocrática.
El secretario Roldán asistió a CNN para insinuar quién gobierna en Ecuador. Pero se encontró con una pared de gritos. Es la arrogancia del poder que choca con la cultura popular que disfruta de consumir alaridos. Así la sociedad se polariza tal y como sucedió en esa entrevista.
@ghidalgoandrade
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