
Ecuador va de terremoto en terremoto. No tenemos ninguno de orden natural, como los de Turquía y Siria, los nuestros son de origen social y político, como los estallidos de octubre 2019, junio 2022 y el que se anticipa para las siguientes semanas, y que a diferencia de los primeros, se pueden prever perfectamente y hasta anticipar que se tratara de uno verdaderamente grande. Del tipo “The Big One”, parafraseando el terremoto, que los científicos esperan que ocurra en California, en la falla de San Andrés, con una energía superior a 8.
Los terremotos generan desastres y reacciones. En relación a lo segundo, a partir de las movilizaciones indígenas, se activó una mayor sensibilidad por las necesidades de esos sectores que ciertamente requiere la implementación de políticas públicas focalizadas en los mismos. Pero también hemos visto reacciones oportunistas y maniqueas, como traer en la mitad de los levantamientos, so pretexto de apagar el incendio y frenar la convulsión social, reacciones inmovilistas al desarrollo y un cúmulo de propuestas de política pública totalmente infundadas. Esta misma lógica podemos aplicar también a los terremotos electorales, como la pérdida de la consulta popular y las elecciones seccionales del 05 de febrero pasado, que activa el revanchismo y los intereses protervos de los sectores que fungen como ganadores.
Ad portas de iniciar un tercer estallido social, se puede anticipar que se nos viene un terremoto con energía superior a 8, en tanto el comportamiento oportunista por parte de aquellos que reflotan sus sueños de tener y/o regresar al poder, coincide con las demandas insatisfechas de la gente.
Ad portas de iniciar un tercer estallido social, se puede anticipar que se nos viene un terremoto con energía superior a 8, en tanto el comportamiento oportunista por parte de aquellos que reflotan sus sueños de tener y/o regresar al poder, coincide con las demandas insatisfechas de la gente, asociados a la política coyuntural, como si la ineficacia del estado, no viniera de larga data y tuviera causales estructurales, y no de la coyuntura.
Es de esperar que en esta oportunidad, prime el imperio de la ley sobre todas las cosas y un espíritu colaborativo para acordar los cambios necesarios a efecto de re-dinamizar nuestra economía a partir de la transformación de nuestras riquezas naturales en oportunidades de desarrollo económico y social, la recuperación de la capacidad del estado para combatir la aberrante acción delincuencial y el narcoterrorismo, mejorar los sistemas de salud, educación y seguridad social y velar por una administración pública técnica orientada a prestar con eficacia y eficiencia servicios de calidad a los ciudadanos.
Frente a los movimientos tectónicos de origen político y social que seguirán estremeciendo a Ecuador, esperemos que esta vez se dé la respuesta que los ecuatorianos merecen para tomar el tren del desarrollo y no encaminarnos al abismo.
[PANAL DE IDEAS]
[RELA CIONA DAS]



NUBE DE ETIQUETAS
[CO MEN TA RIOS]
[LEA TAM BIÉN]




[MÁS LEÍ DAS]


