
PhD en Educación por la Universidad Católica de Lovaina, Maestro en Estudios Culturales y Desarrollo, Graduado en Economía. Ex gerente del Proyecto de Pensamiento Político de la SNGP. Docente universitario.
El escritor latino Publio Siro en su célebre obra Sentencias nos recuerda que “no se puede saber de lo que uno es capaz, si no se lo pone a prueba” (quod quisque possit, nisi tentando nesciat). Sin duda esta célebre sentencia cabe para diversos personajes de la política reciente y su comportamiento en un proceso electoral al que algunos discretamente llaman “repleto de irregularidades” y otros directamente califican como un fraude inocultable.
A prueba se puso el poder de un caudillo y su influencia en su electorado fiel y este salió airoso. Desde el twitter y con su efigie de cartón acompañando a sus candidatos, los votos en esta ocasión se endosaron y Correa logró que un ilustre desconocido nominado por él mismo como candidato presidencial llegue a la segunda vuelta.
También su puso a prueba la capacidad del Pachakutik, el ala electoral del movimiento indígena para participar en la lid presidencial, por segunda vez con un candidato indígena y el brazo político de la Conaie trascendió ese porcentaje pequeño (2.19%) alcanzado en el año 2006, al conseguir su candidato Yaku Pérez, un importante 20% de la votación, cifra que podría crecer si es que se acoge su propuesta de revisar las casi 20 mil actas que presentan inconsistencias.
Las razones de que el candidato presidencial del Pachakutik haya logrado hacerse con casi dos millones de votos, se han interpretado de diferentes maneras. Se manifiesta que esos votos se deben a un discurso ecológico popular, que logró ser aceptado por diversos sectores sociales, entre ellos la ruralidad y la juventud. Otros dicen que la razón está en el haberse posicionado como una candidatura de tercera vía posible ante el neoliberalismo de Lasso y la corrupción del correismo. Se recalca que fue el carisma de Pérez y el manejo adecuado de la campaña en redes sociales los responsables de ese porcentaje importante de votos. Pero están también otras interpretaciones, como la de Leónidas Iza, para quien esos votos son el reflejo de las jornadas de octubre del 2019. Iza no ahorra duras críticas al manejo de la campaña y al candidato Pérez e incluso sugiere que con otro presidenciable, el paso de PK a la segunda vuelta estaba asegurado.
Desde el resentimiento o desde el cálculo, ciertos dirigentes de la Conaie son capaces de abandonar al candidato del brazo político de su organización y apostar al candidato de Correa
Estas declaraciones de Iza, y otras de Vargas, develan que nunca se logró cerrar la herida que se abrió al interior del movimiento indígena, en agosto del 2020, cuando se definió la candidatura presidencial del Pachakutik desde acuerdos previos y no desde un proceso amplio. La definición de la candidatura de Pérez desde ese dudoso consenso fue cuestionada por el dirigente de Cotopaxi y por el presidente de la Conaie (también por el autor de estas líneas) y se ve que abrió una herida que no se cerrará rápido. Significó que ni Iza, ni Vargas, manifiesten públicamente su respaldo a Yaku Pérez, durante toda la campaña. Un respaldo que hubiera mostrado madurez, cohesión y mirada estratégica. Por el contrario, se mostraron públicamente con el candidato Andrés Aráuz en noviembre del año pasado, dando entonces un apoyo tácito que recientemente se ha hecho más directo.
El que los dirigentes Iza y Vargas, no hayan apoyado a Yaku, no hayan superado su resentimiento —si pensamos desde la buena fe—o que su actuar fuera desde el cálculo político y pragmático —pensando mal— debilitó la candidatura de Pérez y minó su crecimiento en sectores no solo del indigenado, sino en cierta izquierda esencialista que desde la candidez (no tengo a Iza de candidato, Iza no apoya a Yaku) optó por el voto nulo.
La falta de apoyo al candidato del Pachakutik por parte del presidente Conaie y de Leonidas Iza, la figura más mediática de octubre del 2019, restó votos que hubieran colocado a Yaku sin lugar a dudas en la segunda vuelta, con una considerable diferencia frente al candidato Lasso. Esta pugna entre los tres líderes indígenas favoreció al candidato Arauz. El correismo, usando ese supuesto “robo” de la candidatura de Iza, puso a sus militantes indígenas, como Angel Tipantuña, en la tarea de dividir aún más y llevar importantes votos indígenas para el candidato de la lista 1.
Cuando el candidato Yaku Pérez inició el proceso de impugnación ante el CNE y lo hizo con una larga marcha desde Loja, Iza declaró que no apoyaba dicha movilización, por temas sanitarios. A otro perro con ese hueso, dirían en mi barrio. Mientras Pérez públicamente muestra las inconsistencias del proceso electoral en los medios de comunicación, Vargas, suelto de huesos, dice que todo está consumado y abiertamente pone a circular en las redes sociales fotos suyas y de su esposa con el candidato Aráuz.
Nuevamente la sentencia de Publio Sirio devela de lo que son capaces los seres humanos, en este caso, ciertos dirigentes indígenas, si se los pone a prueba. Desde el resentimiento o desde el cálculo, son capaces de abandonar al candidato del brazo político electoral de su organización y apostar al candidato de Correa, quien públicamente humilló, enconadamente persiguió y descardamente encarceló a sus hermanos, desde Dayuma en el 2008, hasta la sentencia a cuatro años de prisión contra la indígena saraguro Luisa Lozano —ahora miembro de la directiva de la Conaie que preside Vargas— en el 2016. Apoyan al candidato que nada ha dicho sobre las muertes de José Tendetza o Bosco Wisuma.
¿Será acaso que otra sentencia de Publio Sirio da vueltas por el ambiente?: Incunda macula est ex inimici sanguine (deja una mancha agradable la sangre del enemigo).
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