Hay dos explicaciones posibles para el referéndum. La primera y más evidente, es la “derrota de Correa” que necesariamente implica “legitimar a Moreno” ¿será? ¿Acaso el lunes cinco de febrero el Presidente amanecerá a darnos la alegría de hacer público el muy extenso portafolio de casos de corrupción? ¿Expondrá y desinfectará las llagas de lo público, donde según sus propias palabras, “tocas y sale pus”? ¿Liberará al Ecuador de los próximos años de conspiraciones, campañas horribles, de la sombra de Correa desgañitándose y de los rostros de hule de sus acólitos llenando de cinismo la política?
La segunda posibilidad, es el deber cívico de cambiar normativa crítica para la sociedad. ¿A partir del cinco de febrero los corruptos dejarán de robar por miedo a las sanciones? ¿El Ecuador será libre de minería metálica? ¿Los partidos políticos pondrán de candidatos al CPCCS a cuadros probos y valiosos, que a su vez elegirán funcionarios independientes y eficaces? ¿Dejaran de cometerse delitos sexuales contra menores?
Ganará el Sí, probablemente, llegará el lunes con Presidente legitimado y una fugaz sensación de calma. Cada cual a su ático ¿Y luego qué? Menos mal que falta poco para el Mundial.
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