
Periodista de Investigación, escritora de poesía y narrativa corta, especialista en perfilación criminal.
Me puedo quejar de todo menos de la poesía, por ejemplo me quejo de los y las que se dicen escritores/as y en realidad son oportunistas que se ponen en el lugar que mejor les conviene. Pero la poesía no me cansa, ha sido mi hogar y me ha permitido caminar. En ese camino, en estos últimos meses he recorrido parte de Sudamérica y me gusta involucrarme con la esencia de la gente que conozco, mirar su alrededor y me doy cuenta de que estamos en el mismo charco de lodo: la corrupción.
Chile con su vida cara, Argentina estruja los dientes para que no le quiten más dinero del que ingresa por impuestos a la caja del Estado, o sea que ya no le roben con el posible regreso de Cristina Fernández de Kirchner. Brasil con sus precios elevados, al punto que personas que tienen sus trabajos viven en los parques. Colombia como siempre soportando la violencia y a la expectativa de la reorganización de las FARC y las amenazas de un conflicto bélico en su frontera con Venezuela. Y Venezuela, un país destrozado por su gobierno, al punto de que sus habitantes huyen y otros, parece, que están estratégicamente ubicados en diferentes países para desatar un enfrentamiento mayor.
En Perú, el hablar de la política es común entre su gente y todos concluyen de que están hartos de la corrupción, que ninguno de los políticos se salva, que sus congresistas son unos descarados pero que el actual presidente también estaría involucrado en situaciones turbulentas. Salen a las calles a protestar, están cansados de su prensa farandulera y dudan de que el expresidente, Alan García, se haya suicidado, pues el público nunca vio su cuerpo, las honras fúnebres fueron privadas y el tema se ocultó de la noche a la mañana. Y sobre todo, el mal que a todos los sudamericanos nos ronda: el dinero robado nunca regresó.
De lo robado, aún los peruanos esperan noticias y allí, nosotros, empezados a parecernos, aún esperamos que lo que se llevaron ingrese a la administración pública, pero como esto no ocurre, la gente de a pie está fastidiada con el actual gobierno y ese malestar que hacía que lo miren de medio lado, ahora se ha convertido en un fuerte conflicto con el anuncio de las medidas económicas.
El 1 de octubre, en cadena nacional el presidente del Ecuador, Lenin Moreno, anunció las medidas económicas, lo más grave que agitó a la gente fue el retiro del subsidio a la gasolina, luego la reducción del salario en los contratos ocasionales y otras medidas que afectarían al sector público.
El país está en un caos porque el retiro del subsidio genera inevitablemente un incremento de precios y los valores ascienden aún más por la especulación de muchos vivarachos. Esta medida se da para cubrir el vacío económico que tiene el Estado, según lo dicho por el gobierno, es decir, a los ecuatorianos como al resto de sudamericanos, nos llegó la hora de pagar la farra de la corrupción.
“Apretarse el cinturón y todos a trabajar por el país” ha manifestado el actual régimen, sin embargo esto causa enojo, porque el dinero público fue mal gastado y como siempre, el pueblo es quien paga la factura final. Por esta razón se han dado manifestaciones a nivel nacional, las cuales son violentas porque no todos son manifestantes que buscan un bien común.
El 3 de octubre, Quito despertó con un paro de transportistas que al momento ya alzaron la medida porque el gobierno empezó a encarcelar a sus dirigentes que siempre han chantajeado a las autoridades de turno. Y también, porque llegaron al acuerdo de alzar los pasajes.
Pero ese día de protesta fue particular, ya que se dieron robos en algunos puntos del país. Gran violencia que ni siquiera la policía pudo controlar. Me referiré a una zona que la viví: el sector norte de la capital, que representa el ingreso a la ciudad. En este punto, derrumbaron árboles, postes de luz, lanzaron piedras, quemaron contenedores de basura, saquearon tiendas, impidieron que personas enfermas tomaran un taxi para dirigirse a un hospital; frenaron el arreglo de una tubería por lo que hubo desabastecimiento de agua en cuatro sectores muy poblados, amenazaron con entrar a las casas para robar y efectivamente derrumbaron algunas puertas. Las personas llamaron al 911, a la policía, pero no hubo un auxilio inmediato, llegaron cuatro horas después.
Se supone que son manifestaciones contra las medidas económicas, pero estos grupos violentos gritan: Vuelve Correa Vuelve. Y es aquí donde muchos sospechamos que el correísmo está detrás del vandalismo, más aún, cuando la audiencia preparatoria de juicio en el caso Sobornos 2012-2016 será esta semana, contra el expresidente Rafael Correa y otros funcionarios de su gobierno, como Vinicio Alvarado. Es lamentable y triste que la lucha de sectores sociales se pierda en las intenciones de los correistas: el regreso de su líder.
Se supone que son manifestaciones contra las medidas económicas, pero estos grupos violentos gritan: Vuelve Correa Vuelve. Y es aquí donde muchos sospechamos que el correísmo está detrás del vandalismo.
Políticos y periodistas ecuatorianos cuando escuchan hablar del regreso de Correa se tapan los ojos y los oídos, pero por más que no quieran creerlo, el plan de implementar un socialismo del Siglo XXI en la región está presente. Y es probable el regreso del exmandatario, porque él, si miramos su psicología, no es capaz de perder ni una guerra de almohadas y el Ecuador aún es su trofeo que solo lo dejó encargando a un presidente que él colocó en el poder. Además, misteriosamente, todas las acciones que realiza el presidente Moreno parecen colocar la alfombra roja para el “heroico” regreso de Correa.
Los instrumentos políticos del exmandatario nunca estuvieron de vacaciones, por ejemplo, sus trolls continúan vigentes y se activan cuando hay revueltas, ahora mismo, inundan las redes sociales con noticias falsas, construyen videos alterando la realidad, hay un bombardeo de información ficticia que incluso confunde a algunos periodistas despistados. Los usuarios de las redes sociales sin verificar la fuente comparten contenidos falsos.
Sudamérica está cerca de un barranco, algunos dicen que por la presencia del FMI en la zona, pero a esa mesa de negociación la llevaron los corruptos gobernantes. Realizar análisis políticos a futuro da espanto, la única certeza que por siglos han tenido los pueblos, es que ellos deben pagar los robos y desatinos de astutos gobernantes que saben manipular masas.
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