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22 de Diciembre del 2019
Ideas
Lectura: 9 minutos
22 de Diciembre del 2019
Juan Carlos Calderón

Director de Plan V, periodista de investigación, coautor del libro El Gran Hermano. 

Los "tontos del culo" y la inutilidad de la dialéctica
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Otro en su lugar hubiera primero leído el libro, subrayado ferozmente las tesis de Ortiz y Espinosa y puesto las objeciones al margen; les hubiera enfrentado con la antítesis, para de eso obtener la síntesis. ¿No que son marxistas? ¿Por qué no utilizan la dialéctica, o el famoso método dialéctico hegeliano, pilar de los estudios de Marx y Engels?

"Tonto del culo". Me encanta esta expresión coloquial española, cuando los hijos de la Madre Patria se refieren a una persona que es más que un tonto corriente, y logra el mérito de hacer o decir tonterías con tanta perfección que lo convierte en un arte. Un doble tonto, como diría el cantautor cubano Silvio Rodríguez. Porque uno puede ser tonto en ciertas cosas, y hacer y decir tonterías, que es lo más común del mundo. Pero hay personas que suben de ese nivel natural de la condición humana, y se ganan, gracias a sus méritos, ese calificativo que se refiere a que no solo son tontos de la cabeza, sino también tontos de salva sea la parte. Lo cual no es poco. Porque cualquiera puede ser tonto de la cabeza, pero tontos del culo sólo los profesionales.

Se me ha venido a la cabeza esa expresión, porque no tengo forma de expresar la impresión que me ha dado la reacción de algunos intelectuales, académicos y activistas políticos tras la publicación de una crónica, en Plan V, del lanzamiento de un libro. Los autores son el ecuatoriano Andrés Ortiz Lemos y el español Luis Espinosa Goded. Y el libro es Crónicas del Socialismo del Siglo XXI. Ambos autores, profesores universitarios, con títulos de posgrado, el uno en Economía y el otro en Sociología y Política.  Personas que plantean, en ese libro —y lo han hecho en expresiones públicas en muchísimas ocasiones— un análisis académico y una crítica a lo que fue la década de Rafael Correa en el poder. 

Bien, nada del otro mundo. Muchos lo han hecho con mayor o menor suceso, con distintas perspectivas, con mejor o peor argumentación. La perspectiva  de Ortiz y Espinosa pasa por la crítica al marxismo. Ambos son grandes polemistas y lo hacen desde sus supuestos teóricos. Lo interesante de esta crónica es que ha recibido una serie de críticas desde sectores que se autotitulan "intelectuales de izquierda" o del autodenominado progresismo. Estos "intelectuales", algunos de ellos académicos, algunos de ellos ex asesores de Rafael Correa, algunos de ellos críticos de Rafael Correa, han coincidido en cuestionar ¿al libro? ¿a las tesis que este plantea? ¿a los argumentos? No, han coincidido en descalificar a los autores. Han usado la llamada falacia (o argumento) ad hominem. ¿Qué es esto? Cito el primer párrafo de Wikipedia para ahorrarnos la búsqueda:

En lógica, se conoce como argumento ad hominem (del latín, ‘contra el hombre’) a un tipo de falacia (argumento que, por su forma o contenido, no está capacitado para sostener una tesis) que consiste en dar por sentada la falsedad de una afirmación tomando como argumento quién es el emisor de esta. Para utilizar esta falacia se intenta desacreditar a la persona que defiende una postura señalando una característica o creencia impopular de esa persona.

Una falacia ad hominem tiene la estructura siguiente:

A afirma B;
hay algo cuestionable (o que se
pretende cuestionar) acerca de A;
por tanto, B es cuestionable.

Bien, estos tontos del culo han dicho varias cosas sobre Ortiz y Espinosa usando la tan, para ellos, querida falacia. Les han dicho: neofascistas, personajes de dudosa reputación intelectual... Otro ha dicho que Plan V (se atreve) fomenta un libro desde la derecha... Otro se ha declarado asqueado de lo que pasa en el país, entre varias otras razones porque la ultra derecha es declarada simpáticamente como “políticamente incorrecta”, refiriéndose, sin nombrarlo, al artículo en mención.

En resumen: estos dos profesores universitarios no tienen ni siquiera derecho a una reseña periodística porque son (etiquetados desde los "intelectuales" de izquierda, que todos sabemos son los más inteligentes del mundo, siempre tienen la razón, son dueños de la verdad, son jueces nuestros, son superiores moralmente, son santos, tienen el derecho y la obligación de decirnos lo que debemos hacer, lo que debemos pensar y saben lo que nos conviene, y consideran que todos los que no piensan como ellos son unos idiotas) derechosos. 

Creo que estos tontos del culo no tienen otra forma de argumentar. Su escuela es el facilismo. Otro en su lugar hubiera primero leído el libro, subrayado ferozmente las tesis de Ortiz y Espinosa y puesto las objeciones al margen; los hubiera enfrentado con la antítesis, para de eso obtener la síntesis. ¿No que son marxistas? ¿Por qué no utilizan la dialéctica, el famoso método dialéctico hegeliano?

Ni modo. Creo que estos tontos del culo no tienen otra forma de argumentar. Su escuela es el facilismo. Otro en su lugar primero hubiera leído el libro, subrayado ferozmente las tesis de Ortiz y Espinosa y puesto las objeciones al margen; los hubiera enfrentado con la antítesis, para de eso obtener la síntesis. ¿No que son marxistas? ¿Por qué no utilizan la dialéctica, el famoso método dialéctico hegeliano? La dialéctica es un método para acercarse a la realidad y fue la base que sustentó los estudios de sus tan preciados Marx y Engels. La teoría filosófica idealista de Hegel afirma que de toda realidad humana surge una tesis, la cual siempre provoca una contradicción, llamada antítesis, y finalmente emerge una superación de dicha contradicción, llamada síntesis, la cual a su vez se convierte en una nueva tesis para seguir un proceso sin fin que permite el desarrollo del pensamiento humano y el avance de la Historia. Marxismo puro. 

Bueno, eso es lo que sin ser marxistas han hecho Ortiz y Espinosa: han planteado una tesis. Pero los progres mencionados, en vez de proponer una contradicción, una antítesis a sus argumentos; es decir, en lugar de ser marxistas consecuentes, lo que hacen es contestarles con (supuestos) insultos: ¡derechosos! ¡Fascistas! Y asunto terminado. Y así el proceso dialéctico, ese proceso interminable que hace avanzar la Historia, ha llegado a su fin.

Seguramente los dos profesores "derechosos" se habrán sentido muy decepcionados. Seguramente querían provocar un debate teórico, generar una contradicción en toda la regla. Pero no: se han topado con unos ociosos que ni siquiera son capaces de aplicar lo que dicen ser: materialistas dialécticos y marxistas de hacha y machete dispuestos a contradecir las tesis y hacer avanzar la Historia. Y seguramente estos críticos se habrán quedado satisfechos luego de hacer un enorme esfuerzo de conexión interneuronal y soltar su máxima expresión teórica e intelectual: un epíteto. 

Es sorprendente cómo ciertos académicos llamados de izquierda (o de derecha, los hay también) han llegado a esto. Ahora es lo más común. Es una lástima por la academia. Lo más horroroso es que estos reyes del epíteto, son... sosténganse: profesores universitarios. Son tan sectarios e intolerantes, tan fanáticamente religiosos, que para ellos el método dialéctico es un asunto anticuado o superado. Ahora no es la ciencia social la que permite el debate y el avance de las ideas. No, lo de moda es desechar el debate, negar la razón, el pensamiento, la evidencia, la teoría y el argumento y situarse en el cómodo escenario de hablar con epítetos, insultos, frases hechas y etiquetas. 

¿Para qué van a cuestionar una tesis, para qué van a hacer preguntas a la realidad si ya tienen todas las respuestas? ¿Para qué van a debatir si estamos, gracias a ellos, en el fin de la Historia? ¿Por qué harían una autocrítica (una chiquitita, no se les pide mucho) si son los dueños de la verdad? Estos personajes representan el fracaso de la dialéctica y de la razón. Y no son pocos. Se han multiplicado desde que convirtieron a Rafael en su santo patrono o se desviven por imitarlo. ¿Para qué necesitan pensar, si ya todo ha sido pensado por su amo? ¡Tontos del culo, uníos! ¡Colgad a Espinosa y Ortiz¡ ¡Quemad sus libros! ¡Asesinad la Historia!

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