
Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo.
Si alguien posee el don de la ubicuidad es Ivonne Baki: ha sido alta funcionaria de casi todos los gobiernos de turno desde hace 40 años. No solo eso. La señora Baki encarna el eje alrededor del cual se tejen los intereses económicos globales de las élites ecuatorianas. Por eso constituye un personaje para la observación. Su itinerario administrativo puede ayudarnos a entender cómo operan las lógicas comerciales y diplomáticas del país en función de los intereses empresariales.
A falta de brillo intelectual y de ideología, la señora Baki tiene un recurso inmejorable: contactos. Es decir, aquellas relaciones internacionales sin las cuales los gobiernos ecuatorianos tardarían demasiado tiempo en concretar sus agendas. Lo acaba de demostrar con creces: ni bien se posesionó en su nuevo cargo acordó una cita del presidente Moreno con Donald Trump. Nada sorprendente si nos atenemos a sus antecedentes: en 2004 organizó en el Ecuador el concurso Miss Universo en estrecha colaboración con al actual presidente de los Estados Unidos. Según sus propias declaraciones, eran buenos amigos.
En ese sentido, no se necesita de mayor suspicacia para colegir que la abrupta salida del embajador Francisco Carrión se venía cocinando desde hace mucho tiempo. Lo confirmó el Secretario de la Presidencia cuando dijo que buscaban reemplazarlo por un embajador con perfil más comercial. ¡Y, como por arte de magia, apareció Ivonne Baki! Demasiada coincidencia como para no pensar que el cabildeo interno y externo funcionó a la perfección.
A falta de brillo intelectual y de ideología, la señora Baki tiene un recurso inmejorable: contactos. Es decir, aquellas relaciones internacionales sin las cuales los gobiernos ecuatorianos tardarían demasiado tiempo en concretar sus agendas.
En efecto, la señora Baki es una pieza clave en el nuevo contexto político. Luego de la fallida aplicación de las medidas del Fondo Monetario Internacional en octubre pasado, el Gobierno necesitaba de alguien que viabilice una aspiración que quedó trunca en 2006, durante el gobierno de Alfredo Palacios: la firma de un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Lo acaba de ratificar el expresidente Gutiérrez, cuando declara que Moreno viaja a ese país para hacer lo mismo que él quiso hacer en 2003.
Los intereses comerciales de las grandes potencias tienen lógicas implacables, a tal extremo que terminan determinando la política mundial. En cuanto a negociaciones se refiere, siempre mantienen el mismo libreto. Es en esas circunstancias donde funcionarios versátiles cumplen roles estelares.
Desde cuando lanzaron el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), allá por el año 2000, los Estados Unidos no han cesado en su ofensiva para integrar a todos los países de la región a sus circuitos comerciales. Rafael Correa suscribió un TLC con la Unión Europea como condición previa para avanzar hacia otros acuerdos comerciales, especialmente con los Estados Unidos. La señora Baki fue su delegada personal para la iniciativa Yasuní. Habría que preguntarse si su cercanía con el expresidente Correa no contribuyó a definir la ruta actual del Ecuador respecto de su política externa.
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