
Profesora universitaria, investigadora y periodista, con un doctorado por la Universidad Nacional del Cuyo, de Argentina.
Un dinosaurio visitó la asamblea general de las Naciones Unidas para alertar a los humanos sobre el riesgo de su auto desaparición. Frankie The Dino @frankiethedino, como se llama el enorme reptil, recordó que sus ancestros se acabaron por la acción de un asteroide. No se auto aniquilaron como lo estamos haciendo los humanos en este preciso instante, con acciones insensatas y en pleno siglo XXI, ¿el del conocimiento?
La convocatoria de Frankie es precisa: “no elijas la extinción”.
Y es parte de una campaña, en vísperas de la conferencia mundial sobre el clima (COP26), en Glaswow, para divulgar una reciente investigación sobre el consumo de los combustibles fósiles, una verdadera autopista para ir al desastre climático.
Los datos son alarmantes: el mundo gasta 423 mil millones de dólares para destruirse. Prácticamente los quema al subsidiar el uso de las gasolinas, diésel, gas, carbón.
Es una cantidad que cuadruplica a la que los países pobres necesitarían para enfrentar la crisis climática. Una suma tan alta, si se la utilizara en otros rubros, permitiría erradicar la pobreza extrema a escala planetaria y vacunar a los 7 mil millones de habitantes de nuestro mundo. Ayudaría muchísimo para la recuperación de las economías globales y a construir un mundo mejor para nuestros descendientes.
Con la experiencia de la desaparición de su especie, Frankie afirma que exterminarse no es bueno. ¿Estarán de acuerdo con su testimonio quienes luchan por mantener y extender los subsidios a la gasolina y al diésel en Ecuador, por ejemplo?
La investigación del PNUD reconoce las dificultades políticas de eliminar, o al menos de disminuir los subsidios de los combustibles derivados del petróleo. Lo son porque implican sustituir hábitos muy arraigados, y abandonar la comodidad del mito y de los prejuicios. Y porque demandan de los responsables un diseño muy bien definido, para no perjudicar a los hogares y comunidades con un incremento excesivo del precio de esos productos. Por eso la propuesta de las Naciones Unidas es emprender los cambios gradualmente.
Con la experiencia de la desaparición de su especie, Frankie afirma que exterminarse no es bueno. ¿Estarán de acuerdo con su testimonio quienes luchan por mantener y extender los subsidios a la gasolina y al diésel en Ecuador, por ejemplo? Porque esta supuesta resistencia, como la etiquetan los dirigentes y voceros de la CONAIE, y algunos de sus amigos, los presuntos defensores del ambiente, es comparable a que los dinosaurios hubieran subsidiado a los meteoritos.
El reto es tan complejo que incluso poderosas empresas petroleras, cuyo negocio es la exploración y explotación de pozos petroleros, y obtener los mayores beneficios económicos, están invirtiendo en la producción de energías limpias.
“Dejen de poner excusas y comiencen a hacer cambios” es la invitación de Frankie. Si nos hablara a los ecuatorianos nos diría: sean valientes. Abandonen las ideas anquilosadas, ábranse a la realidad. Desistan de las consignas fundadas exclusivamente en ideologías decimonónicas. No se aferren a doctrinas repetidas tantos años, venzan sus obsesiones, atrévanse a modificar sus pensamientos. Dialoguen, planteen propuestas que contribuyan a una focalización justa y ambientalmente positiva de los carburantes. Colaboren para que los subsidios no sigan beneficiando a los ricos. Cooperen para promover el avance efectivo del país hacia el uso de energías renovables y menos dañinas para la vida humana. Innoven, elijan sobrevivir y perdurar.
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