
Economista y Magister en Estudios Latinoamericanos.
@giovannicarrion
Uno de los problemas de la economía ecuatoriana se advierte en el perfil de su deuda pública caracterizada por la contratación de empréstitos a corto plazo y altas tasas de interés, lo cual, como se entenderá, ejerce presión en el presupuesto general del Estado, en cuanto a disponer de mayores recursos para cumplir con las obligaciones crediticias, so pena de contrariar a nuestros acreedores, que es lo que tanto preocupa y resta horas de sueño al ministro Richard Martínez.
Sin duda, la crisis sanitaria ha impactado en términos dramáticos la evolución de nuestra economía doméstica ya afectada, hay que decirlo, con anterioridad a la pandemia del coronavirus. Se estima para el año 2020 una caída del PIB cercana al 10%, contracción que se traducirá en un aumento de la desigualdad, pobreza y pobreza extrema, propiciando el caldo de cultivo de una potencial explosión social de impredecibles consecuencias.
Al terminar el año 2019, la deuda pública total agregada ecuatoriana (sin considerar otras obligaciones) cerró en USD. 57.337 millones (esto es, el 53,37% en la relación deuda / PIB), alimentada de USD. 41.493 millones de deuda externa y USD. 15.844 millones de deuda interna.
Luego, hasta mayo de 2020, la deuda pública aumentó a USD. 58.418 millones de dólares, lo cual representa una variación de USD. 1.082 millones. Esto es importante tener presente, ya que al finalizar el año 2017 (inicio del periodo presidencial del Lic. Lenín Moreno), la deuda pública ascendió a USD. 46.535 millones, es decir, en ese tiempo representó el 44,6% del PIB.
El manejo de la deuda externa, sin duda, será uno de los temas complejos e importantes que deberá asumir el próximo gobierno.
Como se advierte, durante el morenismo, la deuda ha seguido creciendo y de manera sostenida tal cual lo hizo el correísmo y parece -y mucho más en las actuales condiciones- que en los próximos meses no será distinto. Con ello, el futuro mandatario (a) recibirá un país sobre endeudado, con un futuro poco promisorio al estar hipotecado a los intereses de los prestamistas (dueños de los bonos) y sobre todo del gobierno chino con quien se mantiene una gran dependencia a ese nivel.
En este entorno de crisis el riesgo país sigue siendo alto, al ubicarse en 2.760 puntos (al 07-07-2020), lo cual habla aún de la desconfianza que genera el país tanto en prestamistas como en potenciales inversores.
A estas alturas poco se espera de un gobierno que está de retirada y que ha sido incapaz -en sus más de tres años de gestión- de dar orientación, certezas y seguridad sobre todo en el campo de la economía. No obstante, hay que decirlo, un alivio parcial para el Ecuador constituye la reciente renegociación de bonos (que solamente es una parte del total de la deuda pública y que involucra USD 17.375 millones en bonos soberanos, de los cuales el 66,9% corresponde a obligaciones adquiridas por el actual gobierno) y que le permitiría al país reprogramar los pagos del capital de esos compromisos hasta el año 2040. En resumen, se le ha suministrado un poco de oxígeno a un paciente crítico que lucha por su vida en un destartalado hospital público.
El manejo de la deuda externa, sin duda, será uno de los temas complejos e importantes que deberá asumir el próximo gobierno. A propósito, y como para un registro en ‘Guinness World Records’, ya hay precandidatos a la Presidencia de la República, que hablan de enderezar a la nave del Estado en los primeros 100 minutos de su gestión. El neopopulismo más desembozado camina en las calles de Ecuador sin temer incluso a la covid-19…
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