
Master en Desarrollo Local. Director de la Fundación Donum, Cuenca. Exdirigente de Alfaro Vive Carajo.
A no ser que esté invitando a una sesión de cachos, la convocatoria al diálogo del licenciado Moreno luce insulsa. Inocua. Porque mientras el ex vicepresidentereparte sonrisas bonachonas a lo largo y ancho del país, el régimen persiste en sus políticas autoritarias y represivas en contra de la sociedad. Algunas, como la Ley de Control Social propuesta por una asambleísta verde-flex, parecen sacadas de los anales del fascismo italiano. Todo un andamiaje policial para perseguir y anular a las organizaciones sociales.
Las mujeres también llevan su parte. En la última reunión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW61), realizada en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, el gobierno ecuatoriano se alineó con las posturas más reaccionarias de la región en cuanto a temas fundamentales para garantizar los derechos de las mujeres. Como el aborto. Es la continuidad de la línea curuchupa impuesta por Correa en estos diez años, con criminalización de adolescentes incluida.
Los medios de comunicación tampoco se salvan. La arremetida en contra de siete medios que no quisieron replicar una nota de un diario argentino en contra del candidato Lasso complementa la estrategia de aniquilamiento de la libertad de expresión aplicada desde inicios del correísmo. Más allá de las leguleyadas y artimañas que rodean al caso, lo que está en juego es la conculcación de un derecho fundamental para la sociedad.Es la constatación del fracaso del gobierno en su intento por conseguir credibilidad para la prensa oficialista: si no puedes crecer, córtale las piernas al vecino.
La lucha contra la corrupción es otra de las iniciativas ciudadanas que afrontan la embestida oficial. Los miembros de la Comisión Anti-corrupción han sido llamados a juicio por una justicia sumisa que no logradisimular su tufo discrecional y subjetivo. En su lógica de matar al mensajero, el gobierno de Correa busca ahora eliminar al testigo. Como si con eso se pudiera ocultar la descomunal corrupción que hemos vivido en los últimos años. Para eso también han contratado, entre gallos y medianoche, un bufete de abogados brasileños encargados de tapar el escándalo de Odebrecht en Ecuador. ¿Qué fue de la lista?, hay que preguntarle a Lenín Moreno
La ofensiva se cierra con el encarcelamiento de dirigentes indígenas de la Amazonía opuestos a la penetración de las transnacionales mineras en sus territorios ancestrales. Todo un dechado de políticas colonialistas que harían sonrojar de envidia a los conquistadores europeos del siglo XVI.
Y estas linduras han ocurrido en el transcurso del último mes. Como si antes de su partida Correa quisiera restregarnos a todos los ecuatorianos en qué consiste su malhadado proyecto. Y, de paso, dejar trazada la cancha para su sucesor. Moreno, licenciado electo, no dice esta boca es mía.
En política el diálogo implica la posibilidad de sellar acuerdos que se cumplan, so pena de dejarlo como un saludo a la bandera. Mucho más si lo hace quien pretende convertirse en primer mandatario de la nación. ¿Cómo quiere dialogar Moreno con los sectores sociales si ni siquiera opina sobre las medidas señaladas? ¿Hasta dónde tiene el poder para tomar decisiones que contravengan el despotismo de su antecesor? Las dudas ciudadanas crecen a medida que pasan los días y las intervenciones del ex vicepresidente.
Por eso, aquellos sectores sociales y de izquierda que han resistido al correísmo, y que hoy escuchan los cantos de sirena del “nuevo estilo de gobierno”, mejor harían en organizar una vaca y alquilar una oficina en Bélgica. Allá, entre insultos y descalificaciones, al menos sabrán que dialogan en serio.
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