
Periodista de Investigación, escritora de poesía y narrativa corta, especialista en perfilación criminal.
Pensar en una vida sin políticos es una imagen seductora, más si el desempleo nos da tiempo para reflexionar en esta idea. A partir del terremoto de 7,8, que sufrió el Ecuador, sin información inmediata de lo acontecido y luego con un panorama en ruinas, la sociedad se organizó. Salió la solidaridad a flote, aunque algunos en sus comentarios en redes sociales digan que son y fueron miserias, que una crisis de esta magnitud no se puede afrontar con latas de atún, que se necesitan reformas económicas que “lamentablemente” se traducen en impuestos.
¡Cómo sea! Los ecuatorianos nos organizamos, claro que si existiera siempre esa solidaridad, tal vez, solo allí, se podría pensar en un modelo comunitario, pero, el ser humano es terrible, egoísta, envidioso, devastador, dicen que por naturaleza, y tal vez sea cierto, ya que según estudios de la mente humana, en mayor o poca cantidad tenemos grados de maldad.
Ahora que nos vimos organizados, algunos voluntarios que ayudaron a empacar las donaciones para las zonas afectadas, en el Parque Bicentenario, se preguntaron cómo sería un Ecuador sin gobierno. Como ellos deberíamos pensarlo y proponerlo por las vías correspondientes.
Viene un gobierno, lo odian, viene otro, también lo odian. Es decir que ninguno calza. Pero, tal vez no sea el sistema que nos implica tener un gobierno, el que falla, sino que sean las personas que son electas para administrar el país las que se equivocan, (ya saben, los errores de “buena fe”). ¿Pero… si antes de que se conviertan en candidatos los hacemos pasar por un examen de buenas costumbres y polígrafo, para ver si mienten? Sería gastar el dinero, pues el buen político nos puede dar clases de cómo se debe mentir y pasaría el polígrafo. Y las buenas costumbres, dependería de la sociedad.
Ejemplo, cuando se escucha al presidente Rafael Correa decir “nadie grita… nadie llora ni empieza a quejarse porque lo mando detenido” frente a la petición de agua por parte de los damnificados. Muchas personas en redes sociales defendieron estas expresiones, argumentaron que el presidente está tenso y que se sacó de contexto sus declaraciones. En otras ocasiones, otros mandatarios y candidatos a presidentes han dicho “yo no me ahuevo, carajo”, las personas los han aplaudido con euforia. Entonces para la sociedad, al menos esta sociedad, las buenas costumbres son relativas. Incluso se escucha que si este régimen hizo algo indebido fue por nuestro bien, al menos hizo algo, como las carreteras.
Si son las personas que administran el país las que fallan, hay que tener mayor cuidado con el voto. Pero, como dicen, si no hay el candidato que nos represente, entonces se vota “por el menos pior”, cuando eso pasa, por qué no tener a un simple administrador y que la sociedad civil se organice. Creo que tenemos muchos miedos colectivos para esto. Primero, ¡cómo vamos a sacar presidentes a cada rato, eso desestabiliza el país!, pensamos colectivamente, sin embargo, cuando no funciona el administrador de la empresa se va, no puedo esperar a que me lleve a la quiebra para tomar cartas en el asunto.
Segundo, nos hicieron creer que somos los pobres indefensos que necesitamos de algo o de alguien para sobrevivir, alguien mejor que nosotros para que guié nuestros caminos. ¿Los mandatarios que hemos tenido hasta ahora, son mejores que nosotros? Tercero: la dependencia. La dominación y manipulación se basa en la dependencia. “Tu sin mí no puedes vivir, me necesitas” Ese imaginario nos han instalado en el cerebro desde los poderes. Incluso, (obvio) desde la iglesia.
Cuarto, un Estado sin gobierno es anarquía. Pánico total. Como si el único sinónimo de anarquía fuera el caos. ¡NO! También significa: sociedad políticamente organizada.
Bélgica estuvo 541 días sin gobierno, entre el 2010 y el 2011. Hubo nerviosismo en los mercados internacionales e internos, pero salió de la crisis, bajó el desempleo, se detuvo el caos social, el producto interno bruto creció y hubo estabilidad, según decenas de reportes de diarios internacionales. La clave para que funcionara, un modelo descentralizado asegún analistas económicos.
Ahora, si empezamos a organizarnos mejor y tomamos las riendas de nuestro camino, obvio que va a ser mal visto. Es peligroso, ¡Los dejamos sin chamba a los políticos! Sí solo con las críticas expuestas al derroche del actual gobierno más de uno se ha enojado. El mismo presidente Correa dijo que su gobierno no derrocha sino que se trata de un modelo festivo. Y sus colaboradores, sean simpatizantes o trolls, en las redes sociales, a los que criticamos nos han dicho de burrosopositores para arriba (es curioso, todos insultan de la misma manera, parece que les dan talleres de cómo insultar al supuesto opositor).
La organización civil incluso llamó a tres días de duelo por las víctimas, a falta de un gobierno que se le olvidó. La organización civil propuso minuto de silencio, himno nacional y sensibilidad con los damnificados, no hubo un inspector de por medio para este acuerdo. ¡Oh, qué terrible! ¿Hemos manifestado un poco de anarquía sin saberlo?
Ahora en las redes sociales, se llama a la organización civil a plantones, a marchas, porque solitos podemos sin gobierno de por medio, al menos no éste, se lee.
Y si nadie cree en esta idea de organizarnos como sociedad sin intermediario que nos ultraje, al menos propongan mejores patrones…
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