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3 de Septiembre del 2018
Ideas
Lectura: 6 minutos
3 de Septiembre del 2018
Ana Minga

Periodista de Investigación, escritora de poesía y narrativa corta, especialista en perfilación criminal.

¿Y el trabajo pa cuándo?
Cada día, parece, que las universidades se distancian un paso más de la realidad del mercado laboral. Miles de ecuatorianos titulados pero el mercado laboral es limitado. Muchos de los profesionales que buscaron títulos para desempeñarse en la docencia se topan con universidades que están limitando su lista de profesores y por prestigio de las instituciones académicas prefieren contratar personal con doctorado. Y el país ¿qué hace entonces con tantos masterados?

“Modificando la frase de la canción: ¿Y el trabajo pa cuándo?” (se refiere a la canción de Jennifer López, El anillo). Pregunta un padre a su hijo, quien acabó su maestría hace siete meses. Él le responde: “Viejo es imposible, piden que seas un joven genio y además tengas 20 años de experiencia y un premio Nobel como detalle para entrar como docente auxiliar”.

El padre mira a su hijo, hecha un suspiro y mejor guarda silencio porque sabe que no miente en su totalidad. La situación del país está difícil y quienes tienen pretensiones de ser docentes en este país no se libran de la falta de oportunidades.

Cada día, parece, que las universidades se distancian un paso más de la realidad del mercado laboral. Miles de ecuatorianos titulados pero el mercado laboral es limitado. Muchos de los profesionales que buscaron títulos para desempeñarse en la docencia se topan con universidades que están limitando su lista de profesores y por prestigio de las instituciones académicas prefieren contratar personal con doctorado. Y el país ¿qué hace entonces con tantos masterados?

En el tiempo del gobierno de Correa llegó la moda de que todos debían tener títulos de cuarto nivel para ir acorde con los avances europeos, pero tanto al expresidente, Rafael Correa y al exsecretario de Educación Superior, René Ramírez (quien desempeñó su cargo desde el 2011 hasta el 2017, tiempo suficiente para armar un caos) se les olvidó un pequeño detalle: ¡No somos Europa! Nuestro pasado como conquistados y siendo la parte atropellada en esa conquista, nos da un pasado que nos marca una realidad complicada.

El estudiar por satisfacción personal también es una bella opción, ¿pero cuántos pueden darse ese gusto en estos tiempos? Sino pensamos en esta realidad donde las universidades lanzan profesionales a un mercado laboral del tamaño de una hormiga, solo seremos una masa con títulos, no sé si bien educada, pero si coleccionistas de títulos que no aseguran nada dentro de una realidad social donde el empleo es escaso.

Pero siempre ha sido así, suelen responder algunas personas cuando se plantea una conversación sobre el tema del empleo en el Ecuador. No es una respuesta inteligente, más bien conformista y cómplice de una estructura gubernamental que no da solución a un grave problema, para lo cual sus administradores son elegidos en las urnas.

Pero, sino lo piensan los gobiernos, que lo piensen los académicos, los intelectuales de las universidades, la luz debe surgir por algún lado, no podemos limitarnos a ver como los títulos también se han convertido en un negocio, ya que pululan las maestrías profesionales y de investigación.

Solo hasta el 2017, ya se registraron 271.353 títulos de cuarto nivel y 4.181 doctorados o Ph.D. ¿Dónde se mete a tanta gente? ¿Alguna vez se preguntaron esto nuestros gobernantes?

Y no todos los títulos son iguales, pero a la hora de contratar, solo se lee máster o doctor, no importa la universidad ni mucho menos la rigurosidad del programa académico, ya que hay universidades que tienen mallas realmente de nivel y otras que se deben solo a un negocio. Existen carreras de postgrados que necesitan más dedicación y tiempo y otras que pagando se consiguen resultados. Pero esto, el mercado laboral tampoco toma en cuenta, da lo mismo ser graduado de una universidad de prestigio que de una de por allí. 

El chico que responde a su padre al inicio de este artículo se llama Oscar y su respuesta no es del todo exagerada, pues hay empleos que no toman en cuenta los títulos, solo por saltarse los “beneficios” de ley. Y en los casos que si lo hacen como en las universidades que pagan más al personal que tiene doctorado, en su esquema tienen jerarquías donde un joven recién graduado jamás podría acceder, pues para ser profesor titular necesita doctorado (cuyos estudios se realizan en cuatro años) y experiencia mínima de 10 años, pues necesita haber dirigido varias tesis de pregrado y posgrado.

Un docente con maestría solo puede aspirar a ser auxiliar de cátedra, pero para este cargo también solicitan años de experiencia. Claro que esta regla puede modificarse con las conocidas “palancas” que parecen ángeles de la guarda que están presentes en todo lado, pero estas surgen solo para los “elegidos”. Los ángeles caídos deben seguir buscando trabajo…

Oscar exagera cuando dice que uno de los requisitos para ser docente es tener un Nobel, pues aún en este país no es requisito, pero si es un lindo detalle para hacer brillar una lista de docentes universitarios, claro que sí, pero tampoco asegura un empleo, pues este está sujeto a contactos y a que haya una vacante en un mercado laboral deplorable, donde algunos se aprovechan imponiendo las reglas, pues si alguien se queja, hay miles de carpetas en espera…

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