
Periodista de Investigación, escritora de poesía y narrativa corta, especialista en perfilación criminal.
Al conocer algunos nombres de candidatos a la Asamblea Nacional, el piso se nos abrió, la frase trágame tierra tuvo sentido, se hizo el drama frente a nuestros ojos y en las redes sociales. La realidad superó a cualquier imaginación negativa. De pronto, hay la posibilidad de que la farándula maneje los destinos de cada ecuatoriano.
Trabajar en televisión no está mal, es más, algunas personas que se disputarán un lugar en la Asamblea tienen títulos académicos, es decir, que por títulos no es el espanto. Además hemos tenido padres de la Patria que a pesar de sus títulos nos han dejado mal. Pero, ¿zapatero a tus zapatos? ¿Desde cuándo? Si en este último tiempo ya han manejado la política de este país, futbolistas y cantantes.
¿Quiénes deben estar en la Asamblea Nacional? La respuesta lógica debería ser, las personas más capacitadas para sacar adelante este país. ¿Quién decide eso? La respuesta es el pueblo con su voto. Y aquí es cuando el drama aumenta con el reciente ejemplo de Estados Unidos, a pesar de que Donald Trump representa la intolerancia en todos los aspectos y su propia vida es un show, ¡sorpresa! ¡Ganó!. Ganó porque los que están detrás del poder y son poder, así lo quisieron y porque la gente de a pie también lo quiso, se activó el chip del entretenimiento a costa del sufrimiento del otro, se activó el yo soy latino residente en Estados Unidos, ya no quiero más latinos que me quiten mi lugar, se activó el estamos hartos de ser diversos cuando nosotros somos blancos y blancos con roles, la mujer en su sitio que Dios le ha puesto y el hombre a gobernar.
Los famosos del Ecuador, algunos tienen títulos académicos, otros no, unos tienen voluntad para defender los derechos de los ecuatorianos, otros solo serán los peones de su partido político. ¿Por qué dar por hecho de que la farándula sí entrará en la Asamblea? Porque todo depende del pueblo y es allí donde – lamentablemente - las trompetas del apocalipsis suenan. La masa consume fama. A la masa le gusta ver show.
En redes sociales las críticas no se hicieron esperar porque la farándula gobernará este país. En la panadería no se hablaba de otra cosa. Pero aunque nos hayan dejado con la boca abierta, el que decidirá será el pueblo en su totalidad. Y ojalá, ojalá esta apreciación de que el pueblo elige su soga, sea errada.
Asambleístas haciendo el ridículo siempre hubo, el ridículo no va asociado a la farándula. Ignorantes de la realidad de un ser humano que vive con un sueldo básico, siempre hubo y los hay. Ahora el show se extiende con profesionales.
Con este panorama, las universidades que dictan carreras en formación política deberían pensar su papel en la sociedad, porque la formación política se trasladó a la farándula. Parece que el ser más capacitado para dirigir una nación es el popular de la “clase”, el más “chistorete”, ese que rompía los lentes del llamado nerdo en la escuela y que por ello se merecía aplausos.
Estos candidatos son también una consecuencia de este último tiempo. Ejemplo, las sabatinas. Payaso, cantantes, poetas, actores, bailarines… en la supuesta rendición de cuentas, con el pretexto de que este es un gobierno alegre. Es decir, si ahora la farándula está en la escena política, es porque así lo quieren los que están detrás del poder. La “gozadera” recién empieza. Y mientras haya entretenimiento ¿ya nos olvidamos de la corrupción?
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