
La rápida carrera por la Presidencia de la República agarró desprevenida a la clase política. Pese a que los mayores opositores al Gobierno de Guillermo Lasso, el correísmo, lo retaban a que lance la muerte cruzada a la final se pusieron en un problema muy grave.
La tienda política liderada por Rafael Correa no tiene cuadros presidenciales. Los elegidos tienen alto rechazo o tienen alto desconocimiento del electorado.
Otros partidos ni siquiera cuentan con precandidatos. Pachakutik todavía no define su candidato y el Partido Social Cristiano se fue con un externo. Por cierto, en ese partido hay malestar en sus filas por la arriesgada apuesta por un perfecto desconocido.
Pero Lasso, en cambio, ha levantado sus cifras. Es poco, pero es algo. La muerte cruzada fue letal para la bulla innecesaria compuesta por destempladas acusaciones delictivas que no pudieron ser probadas.
Ya se ha comprobado que el país vive con mayor tranquilidad desde que el Presidente Lasso disolvió la Asamblea. Ya no están Virgilio Saquicela, Esteban Torres, Luis Almeida, Viviana Veloz, Mireya Pazmiño… Hasta Leonidas Iza se ha silenciado y no van más sus amenazas de paro nacional.
Puede ser que se postulen, incluso que lleguen al Parlamento. Pero ya no serán los bulliciosos de antes. El rechazo a su gestión fue histórico y contundente.
Lasso se arriesgó. Prefirió dejar el poder, acortar sus planes y someterse a la voluntad del electorado. Pero esta puede que no le sea esquiva. En tres meses, hasta la primera vuelta, el Presidente puede remontar más en su calificación de gestión
En definitiva, Lasso se arriesgó. Prefirió dejar el poder, acortar sus planes y someterse a la voluntad del electorado. Pero esta puede que no le sea esquiva. En tres meses, hasta la primera vuelta, el Presidente puede remontar más en su calificación de gestión. Y jugar con la crisis política que tiene a novatos de la política intentando jugar a ser candidatos.
A otros, dos cuadros presidenciables de peso, los tiene buscando apoyos por doquier. Apurados y con falta de dinero para una campaña electoral nacional.
Los especialistas en campañas saben bien que para una elección nacional se requiere de alto conocimiento del personaje en el país, una buena billetera y carisma. Ninguno de los precandidatos tiene los tres elementos.
Por eso, una novatada en el corto período presidencial (hasta el 2025), incluso de bien intencionados aspirantes a políticos, puede regresarnos a lo peor de la época populista, de corrupción, de falta de gestión, de inestabilidad. La muerte cruzada no puede ser sinónimo de la debacle nacional.
Con la muerte cruzada, sin la Asamblea, con la aceptación mayoritaria del país de dejar sin trabajo a los asambleístas, se abre un espacio para Lasso. Con firmeza en el control del crimen y con oportunidades rápidas de empleo para los ecuatorianos, demostrará que el bloqueo era del último Parlamento, uno que venía cargado de puro odio.
En este tiempo los partidos pueden organizarse mejor de cara al 2025. Con mejores propuestas (ahora absolutamente ausentes) y mejores cuadros.
Hoy, vale la pena recordar las propias palabras del Mandatario. En el libro Otro Ecuador es posible (2012), Lasso escribió: “Muchas veces, cuando el poder carece de límites y no está debidamente repartido entre las instituciones del Estado es necesario dar batallas, batallas duras”.
La del Presidente Lasso todavía no ha terminado.
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