

El narcotráfico cambió. Los nuevos mercados están en América Latina, y es Brasil el país donde más ha crecido esta actividad ilícita, tanto en el tráfico como en el consumo. El problema para una sociedad es que el poderío económico del crimen organizado proviene de los mercados ilícitos que regulan y controlan, señala una investigación de Daniel Pontón, experto en seguridad e investigador de la Flacso, quien ha publicado dos investigaciones recientes que dan nuevas luces sobre el tema. La primera es Economía del narcotráfico en América Latina y su dinámica, y Microtráfico y criminalidad en Quito, este último junto a Freddy Rivera, también de la Flacso.
Los ingresos económicos de estas economías pueden venir del desarrollo de distintas actividades completamente ilegales o ilegales con apariencia legal. Pese a esta diversidad, el tráfico de drogas, señala el informe, es de largo la actividad ilegal que mayor poderío económico representa internacionalmente, lo cual hace de este mercado el motor financiero de las principales organizaciones criminales en el mundo.Para el investigador, el tema del narcotráfico es parte del contexto de una criminalidad compleja, pues “el narcotráfico constituye una verdadera fuente de financiamiento para las actividades criminales complejas, las cuales sin el poder económico del narcotráfico no podrían prosperar y trascender tan abruptamente. Es importante mirar el deterioro social y económico que el narcotráfico genera en la población, lo que puede ser concebido como un caldo de cultivo para el nacimiento de nuevas actividades ilegales. La consecuente infraestructura criminal del narcotráfico se pone al servicios de otras actividades ilegales, lo cual, en el competitivo y violento mundo de las economías criminales, les brinda ventajas comparativas de protección mafiosa y reproducción económica”.
En ese motor financiero, “donde se cimienta el enorme poderío económico y la influencia en las estructuras sociales, políticas y económicas de los países afectados por tales organizaciones”.
Los datos que aporta La economía del narcotráfico… muestra la dimensión del problema. El para el 2003, último dato actualizado, el informe Transnational crime in the developing world, señalaba que el crimen organizado manejaba generaba en el mundo negocios por al menos 640 mil millones de dólares. Y de este monto, solo el tráfico de cocaína representaba al menos la mitad: 320 mil millones.
140 000
millones de dólares movía en el 2003 el negocio de la marihuana a escala mundial, según datos de la oficina antidrogas de las Naciones Unidas
Esta cifra, dice Pontón, hace competir al narcotráfico con las industrias más rentables del planeta: de acuerdo con Word Integrated Trade Solution[1], el mercado de exportación de automotores representó 770 000 millones de dólares estadounidenses en el 2011; la fabricación de productos de refinación de petróleo 668 000 millones y la extracción de petróleo y gas natural 617 000 millones. Esto quiere decir que ya en el año 2003 la economía del narcotráfico representaba aproximadamente la mitad del valor actual de cada uno de estos sectores y competía con la fabricación de radios, televisores y celulares en importancia: 356 000 millones
Según el informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, del 2005, dentro del valor total de mercado del narcotráfico la mayor representatividad se la llevaba el tráfico de marihuana 140 000 millones, seguida del de cocaína, 70 000 millones, opiáceos 64 000 millones y las drogas sintéticas 44 000 millones. Pese a sus cifras, la provisión de marihuana es la que menor impacto genera en el poder económico de las grandes organizaciones criminales de narcotráfico. Esto se debe a que actualmente existe una gran dispersión de la producción de este producto a nivel mundial, sin importar geografías ni tipos de economías y sociedades. Dadas las características geográficas de producción y rentabilidad, como veremos más adelante, el mercado de la cocaína y la heroína son los que mayor impacto generan en la economía de la delincuencia organizada. El informe de Pontón dice, que sin embargo, en el caso de la cocaína, América Latina y en especial el área andina sigue siendo no solo el principal, sino el único productor de esta droga a escala mundial. Esto deviene en que el control del negocio siga siendo el combustible financiero de la criminalidad organizada en la región.
En la última década, sin embargo, la dinámica de la oferta de cocaína tiene importantes transformaciones que implican un nuevo escenario criminal por las siguientes razones, citadas por Economía del narcotráfico, de Pontón:
1) Los cultivos de coca se redujeron en la zona andina de manera importante desde principios de la década pasada, pues pasaron de aproximadamente 221 000 hectáreas cultivas en el 2000 a 149 100 en 2010, según el informe del 2011 de la oficina de las Naciones Unidas. Actualmente se estima que el potencial de producción de clorhidrato puro de cocaína en esta zona se ha reducido a aproximadamente 825 toneladas métricas en 2008, mientras que a principios de la década anterior era de más de 1200 toneladas. Esta situación, provocaría que el mercado mundial de cocaína, a diferencias de épocas pasadas, se encuentre en un proceso de reducción, lo cual estaría generando importantes efectos en la configuración criminal de los países andinos.
2) El agudizamiento de la política antidroga en la región, impulsada por Estados Unidos desde el 2002, ha traído consigo el denominado “efecto globo”. Esto es, en primer lugar, un aumento de los cultivos de hoja de coca en Perú y Bolivia, generando que actualmente estos países concentren más del 60% de la extensión total de sembríos de hoja de coca a nivel regional. En efecto, si a principios de la década anterior Colombia concentraba más del 72% de los cultivos, en el año 2010 esta participación descendió al 38%. Por su parte, Perú y Bolivia, que en el año 2000 contaban en conjunto con aproximadamente con 58 000 hectáreas (26% del total), en el año 2010 aumentaron su cultivos a 80 000 hectáreas. Este desplazamiento ha llevado a una profundización del problema del narcotráfico en estos dos países. Perú, por ejemplo, ha visto el involucramiento de poblaciones campesinas en la economía de esta actividad ilegal, el aparecimiento de mafias locales y extranjeras que se disputan el control de estas plantaciones y el aparecimiento de rebrotes subversivos como Sendero Luminoso en Perú.
Colombia ha sido durante los últimos cuarenta años el principal productor de cocaína debido a sus laboratorios especializados y su alta capacidad técnica y logística para este procesamiento. Pese a esto, de igual forma, desde la década pasada se evidencia también un desplazamiento del procesamiento cocaína a países como Bolivia, Perú. De acuerdo al informe de UNODC (2011), entre el 2005 y el 2008, Perú y Bolivia crecieron en su potencial de procesamiento de cocaína de la más alta pureza, de 340 a 415 toneladas métricas, aproximadamente, mientras que Colombia redujo su producción de 680 a 350 toneladas métrica del 2005 al 2010.
El efecto globo forjó otro desplazamiento: uno en la geografía de las rutas y/o puertos de partida de la cocaína en la región. Pese a que el país con mayor participación en esta actividad sigue siendo Colombia, llaman la atención en los últimos años los niveles crecientes de incautaciones de drogas en otros países sudamericanos. Por ejemplo, según el Observatorio Hemisférico de Seguridad (2012), en el Cono Sur (Argentina, Brasil, Chile y Uruguay) se incautaron 158 toneladas de cocaína refinada entre 2005 y 2009, mientras que entre 2000 y 2004 solo se incautaron 63. De igual forma, Panamá y Ecuador quintuplicaron en conjunto sus incautaciones en el mismo periodo, pasando de 60 toneladas entre 2000-2004 a 323 toneladas entre 2005-2009.
Las nuevas rutas
Esta situación, dice el informe de Daniel Pontón, es la evidencia del aparecimiento de nuevas rutas de la cocaína, sobre todo desde Colombia hacia los mercados de Estado Unidos. La ruta del Caribe fue la principal vía utilizada por los carteles colombianos durante la década de los ochenta y noventa. Este desplazamiento hacia nuevos puertos de salidas y otras rutas significa un crecimiento importante del poder del narcotráfico en otro países que se expresa en: a) el potenciamiento de redes narcotraficantes locales que con el tiempo se van volviendo más poderosas y b) en la capacidad de reproducción económica que este tipo de mercado tiene en la economía legal e ilegal en los diferentes países a través de los servicios logísticos, corrupción y lavado de dinero.
Para Pontón y Rivera, en el informe Microtráfico y criminalidad en Quito, la ciudad y el país no escapan a la nueva estrategia del mercado del narcotráfico para aumentar el consumo en las sociedades de América Latina. Los beneficios que reportan un kilo de cocaína distribuido al detal demuestra la capacidad que tiene esta actividad para generar un rendimiento tal que ningún otro negocio en el mundo se le compara. Así, puesto en el mercado, un kilogramo de cocaína llega a valer hasta 80 000 dólares. Y los revendedores pueden llegar a ganar al menos la mitad de esto.
El papel del Ecuador
¿Qué papel juega el Ecuador en todo esto?: “Frente a esta poca importancia en la producción de drogas ilícitas, el rol estratégico dentro de la economía política del tráfico de drogas ha sido la de país de tránsito. En esta dinámica, Ecuador cumple históricamente cuatro funciones fundamentales: es una vía de paso de la hoja de coca cultivada en Perú y Bolivia hacia Colombia donde es procesada; es el origen de varias rutas de tráfico hacia mercados internacionales en los países consumidores como Estados Unidos, Europa y actualmente el Cono Sur; es un mercado de contrabando de precursores químicos necesarios para el procesamiento de cocaína y heroína; es una economía funcional al lavado de dinero debido a las ventajas que brinda la dolarización”, dicen Rivera y Pontón.
Si a esta cuestión se suman algunas ventajas geográficas que tiene Ecuador frente al resto de países nos podemos dar cuenta de la importancia estratégica de este territorio en las rutas del narcotráfico a escala mundial. Por ejemplo, sus características naturales le permiten atender fácilmente a mercados cercanos como Perú, Chile, Bolivia o Argentina, o acceder en corto tiempo a los mercados centroamericanos y a Estados Unidos, señala el informe Microtráfico y criminalidad…
En un estudio sobre el papel que tendría Ecuador en el intercambio comercial de Latinoamérica con China, se señala que:
(…) la posición de Ecuador en la costa del Pacífico y su posición relativa a Brasil, hace que el país sea un punto de entrada importante a América del Sur para bienes chinos y una punta de salida lógica para productos primarios, tal como las cantidades sustanciales de productos de soya y hierro que Brasil exporta a China. La posición estratégica de Ecuador está reforzada por la altura comparativamente baja de los Andes (Evan, 2009: 103).
Si bien las actividades marcadas como ilegales por los Estados no pueden ser evaluadas y entendidas bajo la racionalidad de la economía legal, dado que dichas actividades ilegales no cuentan con marcos regulatorios previos, esto no significa que Ecuador no cuente con una posición geográfica estratégica en términos de economías ilegales.
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